Partida Rol por web

Sil Auressë

[4.1] En barco hacia el Sur

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01/11/2017, 15:18
Director

Le habían preparado un camarote pequeño para Ayla. En la embarcación había un total de cuatro. Ella aprovechaba el tiempo meditando y repasando cosas. La segunda noche, tuvo un sueño que no era la primera vez que la tenía, pero que en aquella ocasión recordaba con más detalle:

Había una ciudad en ruinas en medio de una tormenta, formas de edificios difuminados, destrucción causada por una guerra. Toda la ciudad estaba rodeada de energía mágica. Edificios y puentes destruidos. Y aparece Ayla, radiante, blanca… Y enfrente una figura oscura, de sobra conocida para ella. Khathog.  Llevaba un bastón. Su mano sujetaba un orbe, y estaba consumida por el poder de la magia, se veían los tendones de una mano esquelética. El resto de la visión era dolorosa y tormentosa, y Ayla no consiguió distinguir más. Pero no lo dudaba. Se trataba de una premonición, una visión de un encuentro que no debía tardar mucho en producirse.

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01/11/2017, 15:22
Ayla

Como iba a estar unos dias en el barco, Ayla creía que era un buen momento para comprender a Hilde Sikelion, conocerlo y descubrir más sobre su potencial... Estrechar lazos. Quería servir a la luz. Sentía que la historia se repetía. Algo no salió como debió ser y se le brindaba la oportunidad de enmendarlo. Hilde Sikelion había esperado años este momento, esta segunda oportunidad, y aunque llevabamos un tiempo juntos, Ayla aún no sabía el potencial que tenía el anillo.

Había visto destellos de su fuerza, pero creía que había llegado el momento de descubrir una gran parte de su fuerza. Así que estos días se dedicó a meditar sobre él, manifestarle sus sentimientos, y a la vez percibir los suyos. Ella había elegido ser Guardiana de la Luz. Había elegido ser ella quien se enfrentaba a esta segunda oportunidad, pero debía saber las fuerzas que le apoyaban, con qué contaba, porque ella sola no sabía si iba a poder hacerlo...

Ayla quería ser protectora de la luz de Earendil, y de la que era portadora. Quería concentrar sus fuerzas en combatir la oscuridad. Se enfrentaba a una decisión que creía que hacía tiempo ya había tomado pero tuvo que darse cuenta de ello. Todos sus pasos le habían conducido aquí y aceptaba la responsabilidad que se le había otorgado, pero antes debía saber, debía conocer. Necesitaba volver a Amond Lind.

Presintió que sabían su decisión. La sabían hacía tiempo, tal vez, iban a poder ayudarle a crecer en la senda de la luz. Ellos poseían una sabiduría ancestral. Hasta ahora ella había caminado sola, pero tal vez haybía llegado el momento en el que los libros no le podían ayudar...

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01/11/2017, 15:30
Director

Ayla se fijó en la luz en el interior de Hilde Sikelion. Con más claridad que nunca lo consideraba un ser pensante, una parte del alma de su dueña, de su portadora, ¿de su creadora? Algo de esto ya le avisaron en Amon Lind. Estaba convencida de que le podían contar más cosas, pero de momento lo único que importaba era ella y el anillo, y el destino común de ambos. Un destino que le aguardaba, pero que debía elegir libremente. Había tomado una decisión, pero intuía que había algo más.

Zelene fue la portadora de aquel anillo, la Guardiana de la luz. Ayla intuía que Zelene fue también el gran amor de Landor, al que ella conocía como Kaldor, su hermano… o la reencarnación de un elfo del pasado. El destino de Zelene le marcó. Como le dijo su hermano:

El destino de un grupo de personas fue sellado hace miles de años, y estamos condenados a permanecer en los círculos del mundo hasta que cumplamos nuestro cometido. Y mi destino está inevitablemente unido al de Zelene. Pero ella nunca nació, y apareciste tú. Tan diferente, tan llena de vida, de amor… Y el círculo se quedó sin cerrar, la obra sin terminar… Yo nací para conocerla en esta vida, para estar allí el día de su reencarnación.

Cada vez lo tenía más claro, las piezas encajaban, pero faltaba algo… faltaba averiguar cómo encajaba el anillo en todo esto. Un anillo…

Seguimos dentro de los círculos del mundo, sólo que ya no estamos en el mundo físico. Nuestro espíritu es inmortal, pero, nuestro cuerpo puede ser mutilado hasta el punto de no poder albergarlo más. En ese caso, el fëa del elfo es guiado hasta las Salas de Mandos. No te puedo decir si se les debe considerar parte de este mundo de las sombras o no, pero en el sentido amplio de la palabra me imagino que sí.

En ocasiones los poderes oscuros, u otras fuerzas, impiden que un espíritu haga su viaje normal. En otras ocasiones, un dolor insoportable, una injusticia, o la cólera puede hacer que el alma grite con tanta fuerza que el Universo le haga caso…

Las palabras de Moranar de Amon Lind encajaban. Ayla entendió que el alma de Zelene se quedó atrapado en las Salas de Mandos, esperando su regreso para encontrarse de nuevo con Landor, quien le iba a esperar con el anillo… Su hermano le había dicho:

Para su anterior dueña el anillo simbolizaba muchas cosas: poder, luz, fuerza, sacrificio, renuncia, amor perdido, muerte… Formó parte de su alma, y a la vez le condenó. Pero tú no eres ella.

Ayla miró fijamente en el interior del anillo. Había una luz bailando, parecía que escuchaba sus pensamientos. Por primera vez sentía emoción dentro de la fría joya. Estaba viva, y lo primero que notó era una tristeza enorme. Una renuncia, un sacrificio. Zelene sacrificó su vida para servir a la Luz… sacrificó su amor, su vida junto a Landor. La luz del anillo formaba ondas acuosas, como lágrimas atrapadas. Lágrimas de dolor. Por fin el anillo quería comunicarse con Ayla. Parte del alma de Zelene le quería dar su fuerza.

El resplandor del anillo iluminaba el pequeño cuarto, y Ayla vio con claridad el momento en el que Landor le entregó el anillo a Zelene. Pero sin embargo ella era diferente a como la había visto en otras visiones. Más joven, menos poderosa… ¡Aún no era Guardiana! Y el anillo era un simple anillo … de compromiso. La imagen era absorbida por una brillante luz blanca, la luz más brillante que Ayla había visto jamás. Y tenía forma de una persona. Alguien de un poder inimaginable. E inconfundible. La había visto en una ocasión, hacía tiempo.

Ayla se arrodilló y se ofreció a servir a aquella Luz, la más pura. La luz blanca se adueñaba del anillo, tapando la luz más azulada, más tenue. El brillo volvió ser el de siempre, intenso, fuerte, poderoso. Aunque debajo seguía habiendo un substrato acuoso, lo que quedaba del alma de Zelene. Para poder usar el poder de la Luz contenida en el anillo, era necesario comunicarse con Hilde Sikelion. El anillo era el resultado de Zelene atrapando el poder y la fuerza de su Maestra, la Dama de la Luz. No tuvo elección. Fue elegida y no pudo rechazar su cometido.

Y ahora Ayla, arrodillada, se ofrecía a servir a aquella Luz.

I lúme utúlie

Las palabras salían de su boca. Eran arcaicas, como las que había escuchado en el Mundo de las Sombras. Pero esta vez las entendió. Estaba en trance.

“I lúme utúlie”… “Ha llegado la hora”.

Cada paso de su viaje, de su vida, le había llevado a este momento. No sabía si estaba preparada, pero tuvo la sensación de que el Destino le estaba alcanzando estuviera preparada o no. Y necesitaba ayuda. El Cazador Negro, el de su sueño inicial, ahora con forma de Khathog, contaba con el poder del Orbe. Y Ayla necesitaba el poder de Hilde Sikelion. La luz del anillo parecía asentir. Estaba preparado. Pero debía haber una forma de salvar a Zelene, de cerrar el círculo. Llegado el momento…

Ayla se creía capaz de canalizar cualquier hechizo conocido por ella a través de Hilde Sikelion, aumentando su poder. Pero necesitaba algo más… Hilde Sikelion era un anillo de la luz, de la vida, iluminaba el camino, daba fuerza y poder. Pero el negro orbe absorbía todo el poder, devoraba la luz y la vida. ¿Cómo evitar que el Orbe absorbiera todo el poder canalizado por Hilde Sikelion? Necesitaba el anillo para vencer, pero intuía que había algo más. Huinen le comentó algo de dos profecías, la de la Luz y la de la Oscuridad. Sólo una podía prevalecer. Si Ayla necesitaba a Hilde Sikelion para vencer, era que el Destino era que lo llevara encima en el enfrentamiento final. Pero la otra profecía iba a decir que el Orbe necesitaba a Hilde Sikelion para vencer, para completar su Profecía.

En un momento de clarividencia, meditando sobre diversos destinos, Ayla se puso en el otro lado. Los seguidores de la Profecía Oscura. Khathog… Pero también el Señor de los Dragones. Khathog era la antítesis de Ayla. Su rival. Y el Goth Kuldokar era la de Zelene. Los dos se necesitaban de alguna forma, los dos eran complementarios hasta cierto punto, hasta el Enfrentamiento. También entendía la preocupación de Huinen… El Cazador, el portador del Orbe debía ser Khathog. Su poder era limitado, era sólo un vehículo… Pero si el Orbe hubiera llegado a Angmar… Menos mal que aquel peligro estaba descartado. Porque Khathog le perseguía a ella, porque el Orbe perseguía a Hilde Sikelion, sin saber sus portadores el porqué. Y ahora los dos se habían convocado en un lugar. Un lugar que ya había visto en tus sueños. Pero aún no sabía dónde ni cuándo.

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01/11/2017, 15:43
Director

Los días pasaban entre meditaciones intensas y descanso merecido. Cuando en el horizonte ya se veían las colinas de Tharbad, la ciudad que se hundía en los pantanos que lo rodeaban, Ayla se dio de que debía aparcar durante unos días su otra misión, su destino. Debía ayudar al pueblo del Ángulo. Y quizá forjar parte de su propio destino, encontrar su propio lugar, dejar su huella en el mundo “terrenal”. Porque durante los últimos tiempos había estado persiguiendo la Esencia, el alma  y el destino… la voz de Zelene. Pero quizá por el camino había hallado la suya, la de Ayla.

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01/11/2017, 15:44
Ayla

Mi cabeza bullía llena de imágenes e ideas. ¿Qué era lo que le pudo salir mal a Zelene? ¿Qué es lo que falló?.

Pero una idea se formaba en mi mente:  Zelene sacrificó su vida para servir a la Luz… sacrificó su amor, su vida junto a Landor" Esa sea tal vez la diferencia, Ella sacrificó su amor por ese momento, por esa vida... Yo he llegado aquí por amor, por amor a esta Tierra, por amor a la gente, a los bosques, al aire que respiro, por amor a toda la esencia de este mundo y que no sea extinguida... Tal vez por eso salió mal. El amor hizo que Beren y Luthien revivieran como mortales, el amor que Earendil tenía por la Tierra Media hizo que no fuera destruido nada más pisar Amman... Y tal vez sea esa la fuerza a la que renunció Zelene... He de acabar lo que ella empezó y permitir que "vuelva" para que vuelva a encontrar aquello a lo que hace tanto tiempo renunció...

Cuando llegaron a Tharbad, se echó la capa y fue a la tienda de Dirhavel a buscar a Danroth...

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27/05/2018, 16:59
Director

Notas de juego

Siguiente escena, en Tharbad: 4.2. La Reina del Norte