Partida Rol por web

Los ojos brillantes de esa mujer hablaban por si solos. Por un momento Norión solo vio verdad en ellos, la fuerza de la vida que vuelve a un cuerpo muerto, como un niño al nacer, como la misma concepción, algo solemne y casi sagrado que duró un destello en el tiempo pero que atestiguó sin lugar a dudas que esa mujer escondía dentro mucho más que su apariencia manipuladora y oscura, escondía verdad, transparente y pura verdad.

Sonrió, lo que acababa de escuchar era un modo muy personal de decirle que aceptaba su propuesta, y eso satisfizo al clérigo, tanto por el bien de Sil Auresse, como por el suyo propio. Su rostro se iba iluminando, no podía evitarlo, ni quería ya hacerlo, era un modo de devolverle el gesto que tuvo Finduilas de revelarle la verdad de su alma a través de sus ojos, su rostro entonces no podía ser menos.

Namo y Vairë, esa pareja de Valar se hacía ver en los dos mortales que estaban dialogando, el guardián de los muertos y la tejedora de destinos estaban de algún modo presentes en ellos dos, y eso hacía que Norión sintiera un entusiasmo dentro de su pecho, incluso dentro de sus propios instintos, que había olvidado ya que podía sentir.

Asintió en la cabeza y volteó su capucha hacia atrás, algo que hacía solo en contadas ocasiones - Gracias, mi señora, me agrada saber que piense de ese modo. El senescal me prometió un lugar para usted y para mi en el consejo que está formando, creo que la situación en la que estamos amerita que cuanto antes aportemos a esta aldea lo que esté a nuestro alcance para que las semillas que la dama Ayla sembró no perezcan en la oscuridad que se avecina, ellos tendrán que encontrar su camino, pero están a ciegas y tal vez seamos los únicos dos que podemos ver en esta densa noche - luego giró hacia un lado, como si hubiese recordado de repente que no estaban solos - No he presentado a los que me acompañan, a Cerveth, el director de la Academia, seguro lo conoce; este es Walec, el jefe de guardia de Sil Auresse; y este es Otho, testigo del rapto de la señorita Sir y el único de los presentes que habló con Raku, su raptor... o tal vez no sea el único- y al decir estas palabras miró fijamente a Edrec.

- Hemos venido aquí porque en la academia hay evidencia de que alguien ha escrito versos en alabanzas a la oscuridad, y ha sido una persona aquí presente y en la que todos nosotros habíamos confiado. Eso no sería grave, sus creencias me tienen sin cuidado Edrec, si no fuese que para estas fechas alguien de dentro de la academia entregó a la protegida de Ayla a su raptor, un hombre con rasgos similares a los suyos, que también proviene del sur como muchos seguidores del señor de la guerra. El lugarteniente está al tanto de esto, pero Cerveth insistió en hablar con usted antes. Sabio o no, aquí estamos y me alegro de haber venido, ahora es tiempo de que nos explique esta situación-         

Los únicos que podemos ver en esta densa noche…

-En la noche más oscura es cuando se puede ver la verdad de este mundo, y de las personas. Sus anhelos, sus esperanzas, sus miedos y sus temores, contestó Finduilas pasando por alto las presentaciones de los demás acompañantes del anamarta. De nuevo sentía el fluir del tiempo, aquel fuego en el que ardía su alma. Pero esta vez abrazaba la sensación intensa de vitalidad y fuerza que le proporcionaba la propia fugacidad de esta vida tan efímera.

-Os voy a resumir lo que sé, ya que el tiempo apremia. Cuando noté ciertos cambios en las energías invisibles, me puse a investigar. Esta vez se dirigía a todos. -Los versos que aporta Norión fueron escritos por Edrec, pero ella no los conocía hasta que se los enseñé. Forman parte de una antigua profecía. Ella ha intentado ayudarme, ya que necesitaba poder consultar ciertos documentos en la Academia. Pero contaré las cosas por orden.

Sopesó sus propias palabras, tratando de marcar las líneas que delimitaban la responsabilidad de Edrec, a quien  dirigió una sonrisa cálida y amable. –Que la preocupación no nuble tu corazón, ni tu alma. Nada de esto ha sido culpa tuya, le dijo para tranquilizarla.

-A Edrec le une a Raku un lazo de sangre, nada más. Fue el haradrim quien acudió a ella, tras largos años de no estar en contacto. En su inocencia y bondad, Edrec le contó cosas de su nueva vida aquí, y proporcionó sin querer información sobre la Academia y los alumnos. Cuando desapareció Sir, descubrí esta conexión. Y fue entonces cuando la conocí. No sabía que Raku fue quien raptó a Sir, no hasta ahora, aunque yo lo sospechaba. Y de forma desinteresada, y poniendo en peligro su propia vida aquí, decidió ayudarme desde la clandestinidad.

Edrec asintió con la cabeza ante todas y cada una de las palabras de Finduilas. -Raku es mi hermanastro, añadió. -No nos habíamos visto desde que éramos niños y me subí al barco que me llevó de Bozisha-Dar a Tharbad.
 

Los músculos de Norión se tensaron, la mano en la que sostenía el cayado se cerró con mas firmeza, casi hasta el dolor. Sus ojos se clavaron sobre Edrec, inexpresivos e inescrutables, como si a través de ellos el mismo Namo la estuviese viendo. La dulzura con la que Finduilas trataba a la maestra de la academia le dejaba entrever que la propia culpa era la condena de la sureña, y como toda culpa, la acompañaría hasta el último aliento. Sus deducciones habían sido correctas, la guía de los Valar lo había puesto en la pista de la verdad oculta frente a sus ojos. Aún así , las consecuencias de estas cosas han sido terribles, y eso era el hecho de fondo.

- Como bien dijimos antes, que importan las motivaciones? Edrec, que hayas actuado sin intensión es algo que puedes guardar en tu interior, los hechos son contundentes y hablan por si solos,  eres la hermanastra del raptor de Sir y seguidor de Gothdust, Raku, y has colaborado con él aportando información que permitió poner en riesgo la vida de una niña y más aún, puede dar lugar a un scrificio para invocar al dios trol Dogul, algo que Ayla estaba evitando - negó con la cabeza, aún sin expresión en su rostro podía percibirse su descontento. Estaba siendo rudo con ella, no le importaba su culpa o su inocencia, sino los actos negligentes que realizó. Como un relampago, el recuerdo de un joven sacerdote invocando una fuerza oscura en las catacumbas del túmulo se le vino a la mente, como ese hombre actuaba sin saber, sin mala intensión y como la consecuencia de ese acto llevó al exterminio de su hogar. Los espectros del norte no eran tan distintos a los huargos del sur, Norión entendía la culpa y el peso eterno de una mala decisión. Volvió a hablarle a la mujer - Nada cambiará los hechos ni tu participación en ellos, Edrec, pero no seré yo quien te juzgue. Lo que sí puede cambiar es el peso del yugo que llevarás hasta el fin de tus días por estos actos, la ayuda que le has brindado a Finduilas en su investigación es invaluable, pero tendrás que ir mas lejos aún para acallar los llantos de Sir de tu mente. Sin embargo puede que pagues con la misma moneda a Riku y seas tu quien nos acerque a la niña nuevamente, tal vez en eso encuentres una paz que yo aún no he alcanzado - Paz... sería por eso que había llegado a Sil Auresse? sería por eso que las esperanzadoras palabras de Ayla lo cautivaban tanto? No lo sabía, no era momento de averiguarlo tampoco.

- Finduilas, comprendo sus palabras y agradezco que se haya movido con tanta celeridad. Entiendo entonces que los pergaminos que encontramos son traducciones de las profecías que estuvieron investigando. Creo que ustedes llegaron al mismo punto que nosotros, a Ronniach, en la costa del río Baranduln, no es así? - indicó al mediano que le extienda el saco con las inscripciones a la dama - Mis sospechas son que en este lugar se llevará a cabo el sacrificio de Sil y la invocación de Dogul, usted lo ve del mismo modo? Puede ayudarnos a poner mas claridad sobre esta bruma de confusión? El camino que vienen recorriendo puede que les haya mostrado rincones que por nuestro camino pasamos por alto -

Cierta ironía estaba presente en la situación que estaba viviendo el sacerdote, sus fuentes de verdad eran la hermana y cómplice del raptor, y la hechicera mas temida de Cardolan, dos mujeres marcadas por la traición y que intentaban redimirse.  Eso era algo que el anamarta no podía objetar, mas bien sentía pena por un reino en extinción y una luz tan debilitada que tenía que apoyarse en criaturas tan cuestionables e imperfectas para sobrevivir. La cara inocente de Otho a su lado completaba la escena de un modo inmejorable, un chico ingenuo  y un sacerdote de la muerte, exiliado de su orden y con el cuerpo parcialmente destruido, eran los que mantenían el brillo de esa luz en ese momento... ciertamente los Valar debían estar desesperados para haberlos elegido.

-En Ronniach, sí, contestó Finduilas de repente absorta en sus pensamientos, mirando por la ventana tratando de vislumbar el cielo oriental. Ronniach estaba en el oeste…O más bien había estado, antaño. –Era un lugar de enorme grandeza. Una vez. Pero nada queda, ni siquiera el recuerdo. Los Dogul se encargaron de ello. Es cierto, Norión. Ya fueron invocados una vez, y arrasaron con todo. Si regresan…

No añadió más. Sería el fin, y para ella el juego no había hecho más que comenzar. –Hemos de encontrar una forma de evitarlo, y para eso hay que averiguar cómo piensan llevar a cabo esa invocación. No sabía que quedaba poder en Arda para hacerlo.

Las palabras de Finduilas eran tremendamente contundentes. Directas. De repente, alguien llamó a Walec desde abajo. El guardia acudió a ver qué era, y al rato regresó.

–Señores, y dama, carraspeó, -han convocado la asamblea del Consejo, el Senescal Curudae  acaba de llegar desde el castillo. Estáis convocados los tres, dijo a Norión, Finduilas y Cerveth. –Si os parece, puedo acompañar a Edrec y a Otho a unos aposentos donde estarán seguros de momento, hasta que se decida qué hacer.

Walec pensó que era mejor no perder de vista a Edrec ni al mediano. Él se encargaría de que estuvieran vigilados en cada momento.