-Supongo que dadas las circunstancias podríamos intentar cruzarlo y en caso de que sea demasiado complicado pues deberemos acudir en busca de un barquero...
Se acercaron a la orilla unos cientos de metros al norte de Carenthel, lejos de miradas indiscretas en mitad de la noche. La otra orilla estaba a unos 200-300 metros, pero no había una gran corriente para un río de este tamaño. Desde la orilla al agua había casi dos metros y había mucha maleza y hierba. Iban a tener que buscar un buen sitio para dejarse caer o saltar. Muryelle comenzó a guardar sus pertenencias y ropa en una mochila para sujetarla por encima de su cabeza durante la travesía.
[describe tus acciones previas a meterte al agua y envíame 3 tiradas de natación]
Ayla hizo exactamente lo mismo que Muryelle y se preparó para nadar. Se ató además la mochila, dejando un pequeño margen de cuerda a la cintura por si se le cayera para que no se la llevara el rio.
Te hago las tiradas.
Bajaron por el barranco y se adentraron en el agua. Cruzaron lentamente el tramo a nado hasta la otra orilla sin mayores dificultades, aunque empapados en la fría noche.
Muryelle comenzó a preparar una pequeña hoguera junto a unas rocas cerca del río. -Es mejor dejar que se sequen las cosas, descansar un poco y que se nos quite el frío antes de seguir, le dijo.
Mientras descansaban y comieron algo, Muryelle se quedó mirando las estrellas. -Brillan con fuerza en estas tierras, desconozco el motivo. La primera vez que crucé el Baranduin hacia el oeste fue cuando le acompañé a mi Dama… Y desde entonces no he vuelto… Hasta ahora. Son tierras de la familia Kirinkiya… De una gran tradición númenoreana, leales a una de las grandes Casas de Arthedain. Reciben su nombre de un pájaro cantarín de color rojo, pero en guerra sus caballeros son muy temidos. Son enemigos históricos de Girithlin, así que mejor evitar los caminos y los encuentros con sus patrullas para no tener que dar demasiadas explicaciones en estos tiempos. Aunque mucha agua ha corrido por el Baranduin desde las guerras entre los Kirinkiya y los Girithlin, y en los últimos tiempos Hir Girithlin se ha centrado más en luchar contra los clanes de Saralainn y las huestes del Señor de la Guerra, por desgracia aún perduran las semillas de desconfianza entre estas familias dúnadan.
-Si brillan con fuerza las estrellas en la noche, no creo que sea por algo malo... No estaba al tanto de los conflictos entre ambas casas, ¿qué les llevó a tales disputas?
-Tampoco me preocupa a mí el brillo intenso de las estrellas, simplemente es algo que me llamó la atención, le contestó. -En cuanto al origen de las disputas entre Girithlin y Kirinkiya, pues no conozco los detalles, pero está claro que el origen está en el deseo de poder y en la rivalidad entre familias y fortunas. Los Kirinkiya son leales a la Casa Tarmëa de Arthedain, quizá la Casa más importante de aquel reino, sobre todo en lo militar. Poco a poco han perdido algunos territorios claves, y por ejemplo los Kirinkiya se han quedado aislados de Arthedain aquí en el sur, lo que puede hacerles parecer más débiles de cara a posibles enemigos. Ya no estamos en Cardolan, pero tampoco es Arthedain. Al cruzar el Baranduin hacia el oeste estamos en tierras intermedias entre Eriador y las antiguas tierras de Lindon y alrededores. Concretamente, a unas millas en el norte está la zona Siragalë, le dijo Muryelle y al pronunciar aquel nombre su voz se convertía en un susurro, -como quizá hayas supuesto ya, mis tareas con la Dama me llevaron a reunir bastante información de las tierras y de las gentes de la región. Sin embargo, casi todo lo que tiene que ver a esta región me es desconocido.
-Y prefiero que sea así. No por peligroso, sino porque simplemente no forma parte de mi mundo. No sé si me entiendes, aunque creo que sí…
-Me hago una idea. Las relaciones existentes entre los habitantes de estas tierras han sido tensas. Hasta hace poco vivían bajo el yugo de Daghorir y aunque le tenían miedo, las distintas casas tenían un enemigo común. Pero ahora que no están amenazadas diréctamente empiezan a reaparecer las antiguas disputas, y eso puede ser igual de peligroso que el caido Medio-Troll. Pero también está naciendo una nueva esperanza y se está intentando rescatar los nobles valores de antaño, será un difícil pulso y se necesitará toda la ayuda posible... Sigamos pues en busca de la Dama Finduilas."
-Lo que reina entra las pocas familias dúnedain que quedan es el desánimo y la apatía, salvo quizá en Arthedain donde parece que aún perduran los valores y la nobleza de antaño de los Señores de Oesternesse.
-Descansemos pues, y mañana seguiremos hacia el norte. Nos quedan pocos días de viaje juntos, Ayla…
Descansaron junto al río antes de emprender el viaje el día siguiente por la mañana. El avance era relativamente rápido, y el buen tiempo primaveral les acompañaba, aunque Muryelle mirana con preocupación unas oscuras nubes que había en el horizonte..
A mediodía vieron un gran rebaño de ovejas pastoreados por dos perros, pero sin señales del pastor. Siguieron el camino, y ya avanzada la tarde Muryelle se paró a observar unas huellas de una manada de lobos.
-No soy un experto, pero me parecen antiguas, y se dirigen hacia el este-noreste. Nuestro camino nos llevará ahora hacia el oeste-noroeste, así que no creo que nos molesten. Si te parece, seguimos avanzando toda la noche mientras podamos. Las nubes de tormenta no han desaparecido y puede que tengamos que parar en cualquier momento.
Viajaron sin descanso durante la noche y hasta el día siguiente, haciendo breves paradas. En una de ellas, justo al alba, Muryelle le habló de nuevo a Ayla mirando hacia el este.
-Este día que amanece será el último que pasemos juntos. Pronto habremos llegado al punto más allá del cuál no te seguiré. Espero haberte ayudado, y que tú a tu vez puedas ayudar a otros. Cuando lleguemos a ese punto, te avisaré y me iré. Te indicaré dónde está el lugar que buscas, pero no entraré en aquel sitio. Lo poco que me dijo la Dama Finduilas del sitio es que no están bien vistas las armas. Así que me ofrezco a quedarme tu espada hasta tu regreso, y a esperarte el tiempo que haga falta en Carenthel. La decisión es tuya.
Sin decir nada más, y con el rostro serio, se levantó y siguió avanzando. En su porte y en sus pasos se notaba la carga de la responsabilidad, o quizá de culpa. Cada paso que dio le costaba, pero él sabía que era algo que debía hacer.
-Los valores y la nobleza de antaño de los Señores de Oesternesse, no está vedada excluisvamente a los mismos. Tales valores se encuentran en los corazones de cada hombre, de cada ser. Solo hay que encontrarlos y hacer que afloren nuevamente... Pero en tí no hace falta que afloren dado que ya brillan por sí solos. Solo te hace una gran oportunidad Muryelle, y tu momento tal vez esté más cerca de lo que creemos. Ten guarda esta espada, antigua que ha servido noblemente a tantas personas y custódiala hasta mi vuelta.
Se la entregó como notando el peso de los tiempos en dicha espada, de cada portador... Y cuando él se lo indicara, se iba a adentrar en busca de Finduilas...
Muryelle aceptó solemnemente la espada enfundada, la miró con aprecio y la envolvió en una fina tela para guardarla.
Siguieron avanzando cada vez más lejos del río, dejando atrás los pocos asentamientos que habían visto hasta ahora. Tras pocas horas de viaje pudieron ver como les iban envolviendo unas enormes nubes negras, y algún rayo ilumina el cielo oscurecido.
-La tormenta se nos echará encima en poco tiempo, le dijo Muryelle gritando para que su voz se pudiera escuchar a través del estruendo. Pero no era el único estruendo que pudieron oír. Miraron a su derecha y pudieron py ver una patrulla de más de una docena de jinetes con lanzas de caballería, armaduras pesadas y grandes caballos de guerra. Portaban el estandarte de la familia Kirinkya.
-Deprisa, ven aquí, le dijo Muryelle mientras le llevaba de la mano por un pendiente fuera de la visión de los jinetes. -Nos siguen pero creo que aún no nos han visto. Les habrá avisado algún granjero.
-Estamos muy cerca. Sigue subiendo por las colinas de la Marca, en esa dirección… Pronto verás un valle protegido, en el interior hay un bosque y unos edificios. Solamente son visible desde lo alto de aquella colina. Es allí.
-Me encargo de la patrulla, voy a ir en la dirección opuesta hasta que me encuentren. No son hostiles, solamente que querrán muchas explicaciones y te retrasarán. Hasta nuestro próximo encuentro. Namarië, Ayla.
Ayla sonrió al escuchar las palabras élficas, hasta pronto... -Seguiré tu valioso consejo Muryelle, Namarië...
Con las mismas, emprendió su camino al encuentro con Finduilas con cuidado de no dejarse ver por las patrullas de los Kirinkya y que no demoren en su encuentro. El tiempo apremiaba...