-Hablaré con Curudae, tal vez él sepa de alguien que pueda ayudarme, tiene trato con todo el mundo. También Walec, es joven pero prometedor, además, cuento con él de cara al futuro y será una buena forma de que coja experiencia-pienso- además, daré órdenes a los soldados para que me informen de todo aquel que llegue a la aldea con pinta de soldado o porte armas, si viene con buenas intenciones podrían sernos útiles, sino....habrá que estar preparados.
Tras unos segundos pensando caigo en la cuenta de que en dos días será la fiesta de Ioënde -tal vez será un buen momento para anunciar que se amplía la milicia, y de que todo aquel que tenga experiencia en el manejo de las armas o en el ejército será bienvenido.-Acto seguido, pongo cara de desagrado- Una fiesta, con lo que tengo que hacer, en fin, es lo que tiene ser el lugarteniente de Sil Auressë -pienso con cierta resignación.
Antes de poder cruzar el puente de piedra y bajar el camino hasta la aldea, Khôradur se percata de que tiene que echar una mano en la instrucción de la milicia. Una cosa es enseñar el uso de la lanza, del arco, de la espada... Y otra es lograr que los campesinos, granjeros, obreros, carpinteros, panaderos y otros artesanos puedan funcionar como una unidad en caso de necesidad. La milicia es la clave de la supervivencia de todos. Son la auténtica fuerza de Sil Auressë, y pronto estarán bien equipados.
El campo de entrenamiento recién estrenado está cerca de la cantera de donde extraen la piedra. La idea de tener el grueso de los obreros cerca de la milicia cumple un doble objetivo: proporciona seguridad para los obreros, y también permite fáciles rotaciones entre obreros y milicianos. La idea es que todos los hombres de Sil Auressë entrenen en algún momento con la milicia.
La jornada de entrenamiento es dura, y los ocho soldados profesionales de la Segunda Unidad que se dedican a instruirles están haciendo una gran labor bajo el mando del sargento Evind, un norteño curtido que llegó de Rhovanion hace ya mucho tiempo. Khôradur le da indicaciones para que esté atento por si ve entre los milicianos a personas con experiencia.
Se ha hecho tarde para ir hasta la Casa de Comercio a ver a Curudae, así que mejor hacerlo a primera hora del día siguiente.
-No son horas para ir a hablar con Curudae, así que mejor lo haré mañana-pienso mientras me dirijo a mis aposentos -también mantendré una reunión con Walec, Denelloth y los sargentos de las compañías para que me informen del estado de sus compañías y de cualquier cosa que crean oportuno. A partir de ahora mantendré reuniones semanales con ellos para organizar mejor la defensa de Sil Auressë y saber de primera mano de sus necesidades en materia de hombres y equipamiento.
Creo que es un buen punto para cerrar la escena "Prólogo". Ahora abro una nueva.