Partida Rol por web

- ¿Entoncess aceptass, Arkyn?, te pregunta pronunciando con fuerza las eses Gelmir mientras le sirven una segunda jarra de cerveza. Tú apenas has acabado la mitad de la tuya. Gelmir es otro artista viajero, y a pesar de su cojera y avanzada edad, sigue en activo con su violín. Nunca llegó a ser realmente conocido, pero no por falta de talento ni de dedicación. Fue más por su aspecto poco agraciado, su falta de voz o su afición al juego y a la bebida. No se puede decir que haya amistad entre vosotros, más bien un respeto mutuo. El viaje desde el Último Puente había resultado largo, y al entrar en la pequeña posada sólo pensabas en descansar antes de seguir hacia el oeste para llegar a Bree. Entonces le viste tocando para los huéspedes a cambio de una cena y alojamiento. Después de su actuación te invitó a una mesa algo más privada. De eso hace ya unas horas. Recuerdas que a Gelmir le gustaba vivir de noche. Mientras te contaba algunas nuevas poco interesantes, habías repasado mentalmente tu viaje hacia el Ángulo. Habías ido con la esperanza de encontrarte con viajeros de Rhovanion, e incluso un bardo de renombre. Pero lo que encontraste fue un territorio en guerra.

- Queda ya poco para la fiessta de la cossecha, te repite otra vez Gelmir.  -No penssaba poder ir a Fornosst esste año, pero no puedo dessaprovechar la oportunidad que me han brindado." La cerveza, o la edad, empieza a hacer mella en él. Sus manos están algo temblorosas y te vuelve a contar cómo se había comprometido hace ya meses actuar en una fiesta de una pequeña aldea al sur de Metraith aunque pagaban muy poco. Había ido a la fiesta inaugural, y entre copa y copa se había comprometido con el Senescal de allí. Resulta que el día de la celebración casi coincide con la gran fiesta del verano, y le han invitado a actuar en el mercado de Fornost en el norte. - Necessito essass monedass. Para ssaldar deudass, ya sabess. Ssi tú no ibass a ir de todos modos a Fornosst, ¿por qué no aprovechar y visitar las tierrass un poco máss al ssur. No te rrepentiráss. A la fiessta anterior acudió mucha gente. Nobless. Mercaderess de Cardolan. Lass propinass eran jugossass, e incluso tocó Danroth..."

Ese nombre hace que tu mano se detenga mientras subía la jarra a tus labios. - ¿Danroth?, preguntas incrédulo. Aquel bardo nacido en Tharbad siempre te había intrigado. Lo viste hace ya muchos años, cuando viajaba con un elfo noldo altivo y otros compañeros. Aún entonces tocaba la flauta con sentimiento, improvisando. Pero luego dejó la flauta y empuñó más la espada, y luego dejó la espada. No volvió a tocar, o eso se pensaba. Siempre habías sospechado que Danroth era algo más de lo que aparentaba. Se movía en círculos de gente influyente, y primero la música y luego la taberna y otros negocios de Tharbad te daban la impresión de ser una tapadera para ocultar sus verdaderos propósitos. La presencia de Danroth en una fiesta de una pequeña aldea de campesinos recién inaugurada era un aliciente que hábilmente te había añadido Gelmir. Y que hubiera tocado su flauta después de tantos años era algo insólito.

Arkyn volvió a dejar la jarra encima de la mesa aunque continuó sujetándola con su mano derecha, como si dudara entre soltarla o volver a beber. Sus labios se movieron formando de nuevo aquel nombre - Danroth - aunque sin pronunciarlo en voz alta.

Cualquiera que no le conociese pensaría que estaba nervioso o impaciente debido al movimiento de los dedos de su mano izquierda sobre la mesa. Pero aquellos, muy pocos, que habían convivido un tiempo con él sabían que eso denotaba relajación. En realidad no era un golpeteo de impaciencia si no el movimiento de los dedos sobre el mástil del laúd, pero llevado a la mesa.

Danroth. Así que había vuelto a salir de su madriguera. ¿Qué habría ido a hacer en Metraith un personaje como él? Apostaba una moneda de plata a que habría hecho algo más que sacar la flauta y tocar unas tonadillas.

El bardo dejó los dedos tranquilos y se rascó pensativamente la barbilla. Metraith estaba bastante más al sur de lo que había pensado llegar en un principio. De hecho era casi la misma distancia que había entre el Último Puente y Bree. Los dedos volvieron a moverse rítmicamente sobre la mesa. ¿Valía la pena un viaje tan largo por hacerle un favor al viejo Gelmir? Negó con la cabeza. "Sabes que acabarás cediendo, pero no por ese violinista cojo si no por seguirle la pista a ese viejo zorro de Daroth." Acto seguido tomó un largo sorbo de cerveza y dejó la jarra, esta vez definitivamente. Entonces cayó en la cuenta de que había permanecido callado y Gelmir aún esperaba una respuesta.

- ¿Metraith? Mmmm, creo que podría seguir caminando unas leguas más al sur en lugar de parar en Bree. - Arkyn acaba su cerveza de un trago y se seca los labios con el dorso de la mano mientras esboza una sonrisa. - Además, por lo que me has contado creo que los lugareños querrán tener la oportunidad de escuchar buena música por una vez.

Finalmente señala con el dedo índice directamente a la cara del otro bardo y añade:

- Pero me deberás una grande, una muy grande. Recuérdalo.

- Bien. Y cierto, te debo una..., contesta Gelmir con un tono de alguien poco acostumbrado a pagar sus deudas.

- Va a sser muy bueno para ti, Arkyn. Ya verass. Llevass mucho tiempo sin bajar del Viejo
Camino del Esste.

El viejo bardo apura las gotas de cerveza que quedan en la jarra y pasa la lengua por sus labios echando ya en falta el sabor.

- Ah, una cossa máss, nada importante..., comienza mientras observa una camarera que sirve pintas a una mesa cercana. - Assgrim, el dueño de esta posada, cuida de una niña. Bueno, cassi es una mujer. Ess temporal, y hablando con él quedamoss en que me la llevaria al ssur. En aquella aldea igual pueden ensseñarle un oficio o algo, al parecer ssabe curar animaless. Assí te hará compañia en el viaje. Ya te esstoy devolviendo el favor...

La mirada de Gelmir vaga por las paredes y el techo de la posada, y es muy probable que ha tergiversado los hechos hasta cierto punto.

¿Una niña? ¿Ahora tenía que hacer de ama de cría? La cosa mejoraba por momentos.

El bardo miró fijamente a Gelmir intentando dilucidar si se trataba de una broma pero el rostro serio de aquel le hizo perder la esperanza.

- ¿Una niña? ¿en serio? - Arkyn suspiró brevemente de forma que sonó más como un bufido que otra cosa. - Así no me devuelves nada, lo único que haces es aumentar tu deuda conmigo.

Tomó asiento de nuevo ya que tendría que estar un rato más hablando con Gelmir hasta quedar totalmente satisfecho con la situación.

- A ver, háblame de ella. ¿Por qué Assgrim cuida de ella y ahora tengo que hacerlo yo para llevarla al sur?

- ¿La niña? Ella no ess más que una de tantass huérfanass que dejó la Plaga. El possadero le dio cobijo, y quiere  ayudarla. Pero no puede darle de comer a otra boca máss, y ahora que llegan las fiesstass de la cossecha necessita todo el esspacio. Ni ssé el nombre de la criatura,  tampoco me interessó preguntarlo. La vi de passada, y me da que debajo de toda essa mugre hay una moza que pronto sserá una mujer. Le debí...

Gelmir se quedó en silencio mirando el fondo de la jarra.

le debí... un favor... al possadero y para ssalir del apuro le dije que le ayudaría con essa carga. Él me habló de que la niña tenía un don especial, y yo de la Academia que esstaban consstruyendo en aquella aldea. Quién ssabe, igual no mentí y ess verdad que la pueden ensseñar, dice mientras sonrió enseñando los dientes amarillentos que le quedaban.

Bajando la voz, añadió: - A mí me ess indiferente lo que hagass con ella, como ssi quieress dejarla en lass Quebradass una noche y sseguir tu camino.

Desde que las tumbas de los antepasados de los dúnedain en Tyrn Gorthad fueron invadidas por espectros malignos durante la Gran Plaga, quedarse de noche en las Quebradas de los Túmulos era prácticamente una sentencia de muerte.

¿Pero por quién le había tomado? ¿Se pensaba que abandonaría a alguien, y mucho menos una niña, en las quebradas? ¿y por la noche?

- ¿Crees que evadiría mi responsabilidad? - le respondió mordazmente - Como haces tú, vamos. No dudo que pueda ser una carga pero aunque lo fuese me responsabilizaría de ella. Siempre y cuando acepte hacerte el favor, claro.

Arkyn mantiene el rostro pensativo unos instantes. Hay algo que quiere preguntar pero le da miedo que no le guste la respuesta.

- ¿Qué clase de don especial tiene esa chiquilla?

- Eress un hombre de palabra Arkyn, asintió el violinista. - Por esso he confiado en ti para esste encargo.

- ¿El don que tiene?, repitió Gelmir y miró alrededor para asegurarse de que nadie les oía. Se agachó para acercarse un poco más a Arkyn. - El possadero me dijo que ella hablaba con los animaless... Pero hay máss. La vio abrir un vendaje para ver una herida en un cerdo. La ssangre ssalia a borbotoness, y ella detuvo la hemorragia ssin tocar al animal. No ssé ssi ess verdad o fue un truco, o ssi la imaginación del possadero le jugó una mala passada. Pero sse le ve preocupado. Con todo lo que ha passado, los esspectross de lass tumbass. La gente tiene miedo. Una niña ssin familia. Ssi la acussan de...  brujería... ya sabess...

- Ya veo. - contesta el bardo. Vaya, que suerte tengo... encima bruja. - ¿Y podría conocerla ahora? Partiré mañana y si pretendes que venga conmigo tendré que cruzar al menos un par de frases con ella, ¿no? No quiero que se asuste de mí.

Arkyn espera la respuesta de Gelmir mientras llena la cazoleta de su pipa con tabaco de La Comarca.

- Claro que puedess conocerla... Creo que el possadero dijo que duerme en un altillo de loss esstabloss cuando no hay cuartos libress, como essta noche.

Gelmir se levanta con dificultad para acercarse a la barra. Teniendo en cuenta que ya está muy avanzada la noche, Arkyn apura la pipa y sale fuera para conocer a la niña.