.Jamás te olvidaré, Ayla. Ni dejaré de quererte
Una especie de nube oscura empezaba a coger forma detrás del hermano de Ayla. Lentamente, concentrando el poder del Vacío. Él también lo notaba, y le gritó: -Ahora, ¡vete!, mientras se giró bruscamente para dirigirse hacia el punto de luz que apenas se distinguía entre la oscuridad mágica que les rodeaba.
Ayla regresó del sueño… Pero no dejaba de recordarlo. Mientras se alejaba del campamento de los soldados orientales de Ermeghil Brazodepiedra, rodeados de la oscuridad, recordaba cómo huyó del mundo de las tinieblas. Las últimas de su hermano aún resonaban en su interior…
Ayla vio el punto de luz, tan lejano, en medio de una oscuridad densa, pesada… y fría. Supo que le estaban persiguiendo, notó cómo la presencia iba en aumento, absorbiendo la energía que le rodeaba, dificultando el paso de Ayla. Con cada paso lo sentía más cerca de ella, pero era incapaz de darse la vuelta. Solamente podía seguir avanzando.
¿Cómo será su poder en este mundo, si lo notaba tan fuerte a pesar de estar aún lejos?
El miedo le invadía, le agotaba… No era un miedo racional, sino un instinto, algo completamente involuntario. Como cuando una persona estaba bajo el agua demasiado tiempo, cuando sus pulmones estaban a punto de reventar… Y luego salía a la superficie. Era imposible evitar inspirar aire a los pulmones. Era un acto reflejo. De la misma manera estaba ahora presa del miedo. Se echó a correr, con todas tus fuerzas…
Trataba de concentrarse en el punto de luz, que ahora se había hecho más grande, tenía forma, colores… Pero la presencia le alcanzaba, era imposible que llegara hasta allí… Pero siguió corriendo, cada vez más rápido. Pensó que los músculos de las piernas le iban a reventar, las lágrimas le inundaban los ojos…
Cerró los ojos, y sacó fuerzas de ese miedo irracional que sentía para huir aún más rápido, hasta que de repente … todo se había acabado. Estaba fuera, en el mundo físico…
Físicamente cansada, pero mentalmente estaba aún peor… Consiguió descansar un poco, pero cada vez que su mente trataba de adentrarse de nuevo al mundo de los espíritus, se enfrentaba ahora a una presencia oscura, eterna, fría… No era tangible, no llegaba a coger forma. Pero Ayla era incapaz de enfrentarse a él, a tratar de buscar otra manera de entrar…
Ayla tuvo que tratar las heridas de su amigo Alam. El único sitio seguro parecía ser el castillo de Harnalda, y para que siguiera siendo seguro tenían una misión que cumplir. Mientras trataba de ayudar a su compañero, pensó brevemente en Hazvadôk…
Y luego, comprendió que posiblemente no fuera el destino de la región del Ángulo el único que se iba a decidir en esta contienda.
Con ese pensamiento, Ayla abandonó primero Harnalda, y luego toda la región partiendo en barco desde Fennas Drúnin.