Norión, Ferrim y Otho no oyeron los pasos del montaraz hasta que estuvo prácticamente junto a ellos, alertados por un movimiento de cabeza de Viento, el caballo de Girion. Nadie dijo palabra. Sólo cuando percibió el búho sobre sus cabezas, murmuró:
-Girion y Russef han quedado atrás.
Señaló la colina donde se levantaba la cabaña, pero entonces algo distrajo su atención: tambores, tambores en la oscuridad. Iban hacia Sil Auressë. Nada que no esperasen en la aldea, pero no pudo evitar sentir un escalofrío recordando a Khôradur y su gente.
Emitió un suave chirrido e hizo una seña al búho para que se guareciese del peligro, y luego hizo un gesto a sus compañeros de camino para que se ocultasen entre los matorrales y piedras cercanos como mejor pudiesen. Con palabras amables y caricias procuró que Viento se acostase de la forma más silenciosa posible. Tenían una misión, y nada tenía que ver con enfrentar una horda de orcos y quién sabe qué otras criaturas malignas. Y esperaron.
Infiero, sobre todo de esta frase ("el grueso de los enemigos ya había avanzado más de la posición del grupo") que los malos y los buenos no van a encontrarse de frente, sino que los malos desfilan, digamos, ante los buenos. Imagino que no demasiado cerca, pero... ¿Se interponen entre los buenos y la cabaña? Un croquis no estaría de más.
Si vienen de frente, lo más adecuado sería apartarse discretamente de su camino.
Si fuera aconsejable que el montaraz oculte al grupo por medios mágicos (Niebla), hágase la tirada (tómese este tiempo como unos asaltos de concentración) y lo narro en el próximo post.
Conocía ese olor, era inconfundible. Siempre lo había sentido minutos antes de que la muerte se haga presente, como un anticipo de lo inevitable. No podía distinguir si lo sentía por los jóvenes que se habían alejado del grupo, si era por toda la aldea que una vez conoció o si era por los tres que lo acompañaban, pero era indudable que la muerte sería la única ganadora en las horas por venir. Sabía sin embargo que no venía por él, ya había visto su muerte y no sería de ese modo.
Una orda de orcos y bestias oscuras estaba cerca de ellos, podía notar las siluetas de las fuerzas del mal que avanzaban de modo implacable. Desolación, ese era el sentimiento que le inspiraba esa imagen. Pudo salir del hechizo que provocaban los tambores y seguir las indicaciones de Denelloth, ocultándose como sugería.
Se concentró en sus plegarias, inmerso en un diálogo interior con Namo, guardián de las puertas del abismo. Si iban de entrar allí era mejor estar preparados, al menos los seis que habían partido rumbo al monolito estarían limpios y aptos para hacerlo si Eru los llamaba.
Puedo entender que los rollos los dejó allí? O se los llevó? (si es eso último, la misión esta al borde del fracaso!!)
Girion se los llevó... (más bien no llegó a soltarlos)
los malos desfilan, digamos, ante los buenos. Imagino que no demasiado cerca, pero... ¿Se interponen entre los buenos y la cabaña? Un croquis no estaría de más.
Si vienen de frente, lo más adecuado sería apartarse discretamente de su camino.
A sus órdenes :)
Vosotros sois la flecha roja (más o menos), el rombo rojo es la cabaña. El nº2 es vuestro destino el claro en el bosque. El cuadro azul es la zona aproximada donde Khôradur se plantará con el ejércico para hacer frente a los malotes que son las flechas lilas. Ahora, no tenéis ni idea por dónde pasan exactamente los de la hueste. Pero están evitando la zona del río (porque es terreno más difícil y porque prefieren avanzar por la zona más frondosa para que no les vean desde lo alto del castillo o por lo que sea). Además, los ruidos se escuchan a cierta distancia, desfilando delante de vosotros más bien, y cada vez más entre la cabaña y la zona donde estarán las tropas de Sil Auressë.
Eso no quita a que pueda haber tropas de exploradores o vanguardia o huargos etc. No parecen ir en una formación muy cerrada tampoco, más en plan ... hueste orca.
Ahí estaba el enemigo, por fin, sin velos ni escondites. Un ejército negro marchando libre ante los ojos del enano. No una banda de orcos merodeadores. Era mucho más que eso, era un ejército en toda regla, guiado y organizado, o todo lo organizados que pueden ser los orcos. Pero ejército al fin y al cabo.
...demasiado fuerte para una simple aldea... , pensó.
Ferrim había visto antes pueblo asolados por la guerra, destruidos por orcos o por las tribus de salvajes de más allá de Rhûn. Pero pocas veces había una desproporción. Las tribus orcas campan a sus anchas, asolando todo hasta que se desgastan por la propia guerra. Encuentran su límite natural, son bestias. Pero lo que estaba desfilando ante el grupo era otra cosa. Para saquear Sil Auressë con ataques fortuitos y desordenados, de esos que queman algunas granjas y roban algunas cabezas de ganado para luego correr a las colinas, no era necesario todo ese despliegue. Una sencilla banda de orcos no tiene la paciencia suficiente para organizar y aguantarse las ganas de sangre hasta ese punto.
Fuera lo que fuera lo que hubiera detrás de aquello tenía otros planes más allá del saqueo y el robo. Era la destrucción total del pueblo y quién sabe si algo más después. ¿Quién tenía el poder suficiente para reunir a semejante ejército, manejarlo, controlarlo y alimentarlo? Ferrim respiró fuerte, preocupado.
Los suyos sabrían defenderse, estaba seguro. O eso esperaba. Sabía que sus manos no sobrarían en la batalla y a él le hubiera gustado estar allí como uno más entre los khazad. Pero viendo esa marea negra sintió que quizá esa extraña y msiteriosa misión quizá fuera realmente importante. Quizá los dos fuertes brazos de Ferrim fueran mucho más poderosos y efectivos ante al monolito que ante un batallón de orcos.
El espectáculo le desagradó y se giró para evitarlo. Y encima el grupo se había disgregado. No era lo que a él le gustaba. Demasiadas paradas y retrasos para un camino que no era más que un paseo. Quiso pensar que los hombres retrasados eran exploradores que estaban reconociendo el terreno o cubriendo la retaguardia. Con los volubles humanos nunca se sabía.
¿Debo tirar Observación o ya da igual?
DJ: tira, y así estrenas ficha :)
Motivo: Observación
Tirada: 1d100
Resultado: 52(+42)=94
Agazapados en sus posiciones, el pequeño grupo observaba con los pelos de punta el grotesco desfile de la horda. Orcos, sin duda, aunque la oscuridad permitía intuir cosas peores; huargos, trolls, tal vez, y quién sabe qué mas. Denelloth volvió a mirar hacia atrás, buscando las siluetas de dos hombres, y volvió a maldecir entre dientes por no haber detenido las ansias aventureras de Girion y Russef. Se dirigió a los demás en voz muy baja:
-Esperemos unos momentos aquí, y ojalá no nos vean. Abrid bien los ojos y agachad las cabezas; si alguno advierte a cualquier enemigo acercándose o cree que nos han descubierto, intentaré ocultarnos con una niebla; y deberemos, en especial tú, Norión, llegar al monolito. Cueste lo que cueste.
Y el montaraz calló, y entrecerró los ojos, respirando acompasadamente.
Tirada oculta
Motivo: Observación
Tirada: 1d100
Resultado: 70(+49)=119
Si os parece, que los PJs aguanten a que pase el grueso del contingente, que parece que está pasando, y en cuanto parezca que lo peor ha pasado, a paso ligero hacia la cabaña; pero sin arrimarse, eh? Debería estar Eben, pero puede haber malos. Como ya no tenemos a nuestros escoltas ligeros, le va a tocar a Otho o a Denelloth... Uy, qué tentación, enviar al mediano... Pero veremos si no se nos cae el pelo antes.
Dire, a efectos de juego, Denelloth comienza a concentrarse (porque eso ayuda, no?) para, en caso de necesidad, dentro de algunos asaltos, poder lanzar el hechizo Tinieblas con ciertas garantías; pero lo hará sólo si son (o creen ser) detectados.
Dejo también tirado Observación por si hace falta, aunque en un sentido estricto no sé si se podría hacer una maniobra y concentrarse al mismo tiempo... O sería Alerta? En tu mano queda.
Gracias por el croquis, por cierto! ;)
Continuaba agachado, siguiendo las indicaciones del montaraz. Doblar su rodilla era algo por demás doloroso, pero menos seguramente que ser atravesado por el filo del enemigo. Con el cayado a un lado y sus manos sobre el piso, se desplazó lentamente hasta quedar en medio del grupo. El ejército de bestias seguía avanzando, y esperar en las sombras le pareció una decisión tan sabia como irónica, pues era la oscuridad quien los estaba protegiendo de una oscuridad mayor. Sin embargo ante las palabras finales de su compañero negó con la cabeza y susurró - No Denelloth, todos somos importantes. Tu sabes que debes estar ahí para unirte al guardián, y Ferrim debe grabar las runas...- hizo una pausa, su rostro estaba en sombras pero por la tensión de la voz podía notarse el enojo en sus palabras - ... lamento admitir que mi alumno predilecto no ha estado a la altura de las circunstancias, nos ha fallado a mi y a Finduilas, a todos. La Princesa le dio a Girion las runas a grabar sobre el monolito para que no se activen en mi presencia y pasar desapercibidos frente a este ejército, y me temo que la imprudente juventud del hijo de Gildur hizo que las lleve consigo. Olvidó su promesa y su responsabilidad, si al menos se los hubiese dado a ustedes... pero no fue así. Si no regresan, hemos perdido, de nada sirve seguir adelante - dijo frustrado y furioso, pues todo el esfuerzo de los últimos días, todas las vidas de esa aldea, se perderían por el heroísmo inmaduro de un adolescente.
Mientras escuchaba a Norión, Denelloth giró la cabeza hacia él con los ojos muy abiertos, y volvió a mirar lentamente al frente, cerrándolos normalmente, con la mandíbula tensa. Tardó unos instantes en hablar, y lo hizo con sequedad.
-Maese Norión, deberíamos haberlo sabido antes. Ya no sirve de nada culpar a Girion; como dices, es joven, y como aprendiz tuyo y sujeto a mi mando en esta empresa, es nuestra responsabilidad si esas runas se pierden. Tuya y mía.
Se detuvo un momento antes de continuar, siempre en voz baja, pero en un tono duro.
-Hay una segunda posibilidad, que es destruir el monolito. Sé que no figura en vuestros planes, pero creo que estorbará los del enemigo. Y, si Girion y esas runas no aparecen a tiempo, nos encargaremos de que el maldito monolito quede reducido a guijarros. Las vidas de muchos hombres podrían depender de ello. Intentaremos reunirnos con Girion, pero no tenemos mucho tiempo; ya ves la horda que se cierne sobre Sil Auressë. Es cuestión de horas.
Respiró hondo, y añadió, con formas más serenas.
-Sé que había algo que querías decirme respecto al monolito. Si todavía tiene sentido, puedes decírmelo ahora o esperar, como gustes.
Norión escuchó al montaraz, pero estaba en desacuerdo. Girion era el hijo de uno de los nobles mas importantes de Sil Auresse, Finduilas personalmente le había encomendado una misión, y él mismo le había encomendado otra, la cuidar de Sir en caso que Denelloth y él perecieran durante la misión. No era un niño, era un hombre, joven tal vez, pero un hombre al fin y un Dúnedain de Cardolan. El sacerdote no podía ocultar su decepción.
- Tienes razón, he hecho lo que he podido, pero mis espaldas no pueden sostener todo el peso sin ayuda. Con esas runas se fue mi esperanza de salvar ese monolito... Destruyamoslo, tal vez esa sea la voluntad de los Valar - decirlo le dolía, había sido él quien había hecho convocar a Ferrim para grabar las runas y quien había pedido a Finduilas que usara lo que le quedaba de poder para imprimirlas, todo para evitar que se perdiera para siempre un poder tan sagrado para Arda. Pero ahora que no podía bloquearse, la opción de no destruirlo implicaba la victoria de la oscuridad y eso era inaceptable, así que no tuvo mas que aceptar la dura realidad, dañarían el corazón mismo de esa tierra para evitar que un mal mayor dominara sobre los mortales.
Una voz llena de amargura salió de sus labios, segundos después - Si, quería hablarte sobre el Guardián. Con Finduilas coincidimos en que es bueno que lo contactes esta noche, antes de llegar al monolito. Medita con la piedra en la mano, y en la tierra de Irmo encontrarás a Benaldamat. Explícale la situación, en que momento atacaremos y que intentamos hacer, de modo que esté preparado. Por otro lado también te será mas fácil convocarlo en el momento final si tienes práctica, pues estoy seguro que no tendremos mucho tiempo para cumplir nuestro objetivo. Sabes bien que en cuanto Gothdust se de cuenta de lo que hacemos vendrá por nosotros y ni tu ni yo tenemos el poder para detenerlo. Nuestros días están contados, amigo, solo nos toca hacer lo que debemos hacer y partir con la paz de haber cumplido nuestro destino- por primera vez Norión reflejaba seguridad sobre su muerte, como si la sintiera acercarse, como si supiese que esta vez vendría por él.
El mediano prestaba atención al intercambio de palabras entre el sacerdote y el montaraz, y mientras tanto aprovechó el parón para sacar el pastel de carne que no había podido terminar antes. Los ruidos que llegaban desde el bosque parecían alejarse lentamente. Al menos una noticia buena.
Tirada oculta
Motivo: Observacion
Tirada: 1d100
Resultado: 7
Denelloth y Ferrim escucharon algo desde lo alto de la colina donde se hallaba la cabaña. No estaba claro qué era exactamente, pero en un momento de silencio general escucharon voces. Dos, tal vez tres voces diferentes.
Después, el eco los ruidos de la hueste enemiga volvían a tapar cualquier sonido, y la frondosidad del bosque y la posición elevada de la cabaña hizo el resto. Para averiguar más, tendrían que subiir la cuesta.
Tirada oculta
Motivo: Norion-alerta
Tirada: 1d100
Resultado: 38
Ahí estaba, una vez más, la típica y acostumbrada ineficacia humana. Lo habían hecho, otra vez. Ni planificación ni firmeza. Actitud bisoña y tomárselo todo como un juego. Perfecto para una partida en tiempos de guerra. Parecía que ni siquiera habían discutido todos los detalles entre ellos antes de partir.
Ferrim escuchó la conversación entre el monje y el montaraz y le quedó claro que aquella aventura no pisaba sobre ningún terreno firme. No había rocas bajo aquellos pies. Era pura improvisación. ¿Así pretendían llevar a cabo una supuesta maniobra maestra desesperada? ¿Así querían hacer una demostración de poder ante las entidades oscuras?
Se enteraba Ferrim, al final, de que se le había dejado a un niño la llave de la victoria, unas runas que alegremente estarían dando saltos dentro de un bolsillo mientras su portador jugaba a la guerra. Y se plantea como alternativa la destrucción del monolito, una opción que él mismo había sugerido a aquel insolente e insensato monje y que le había valido todo el desprecio y el insulto. Los detalles más misteriosos se le escapaban: ni siquiera había sido informado sobre ellos, pero tampoco lo esperaba. Pero lo que no se le escapaba era el disparate que se estaba montando. Arriesgaban la vida.
Se sintió engañado. Pero no dijo palabra. No era momento para discusiones, era momento de decidir. El joven Girion todavía estaba a tiempo de volver sano y salvo, por supuesto. Y ojalá lo hiciera. Pero su vuelta no arreglaría la verdad: aquello estaba torcido antes de empezar cuando ni entre ellos se conocían.
Si Girion no volvía, habría que hacer por recuperar las runas. Y si eso no era posible, entonces destruirían el monolito. Ferrim estaba ahí para eso, para dar el golpe de martillo, y lo haría aunque fuera su último aliento. Eso por descontado.
Entonces escuchó aquellas voces que llegaban desde lo alto, y aferró su arma, dispuesto a todo. Dio un paso para interponerse entre lo que fuera aquello y el frágil Norión.
Con suerte serían los exploradores volviendo de su paseo con las runas en el bolsillo. Deseó profundamente que fueran ellos portando buenas noticias.
Con la mirada fija en las sombras enemigas que se alejaban cada vez más, Denelloth escuchaba al sacerdote, y sus últimas palabras (Nuestros días están contados, amigo...) se quedaron prendidas en su pensamiento, reverberando como el agua estancada que recibe una piedra, y le provocó un escalofrío.
Antes de responder, giró la cabeza hacia Ferrim. El enano gruñía y se removía inquieto, mesándose la barba, pero no decía nada. Sin embargo, Denelloth sabía lo que estaba pensando. No había simpatía entre Norión y él, y la desventura de la desaparición de Girion (y con él de las imprescindibles runas) le hacía hervir el espíritu. El montaraz no dijo nada, ya que entendió que Ferrim seguiría adelante fuese cual fuese el plan, e intuía que en el fondo prefería también la destrucción del monolito.
Un sonido de masticación le hizo volver los ojos hacia Otho, el mediano. Por alguna extraña razón, le encantó que tuviese apetito en aquel momento, y eso le aligeró el peso que sentía sobre los hombros. Entendió mejor por qué Norión había insistido en traerlo.
-No creo que pueda comunicarme con el Guardián, Norión -respondió por fin al sacerdote. -En fin, no de forma activa. No me veo capaz de... de viajar por esas dimensiones. Y, efectivamente, no tenemos el tiempo de practicar. Tendremos que esperar a que él decida comunicarse con nosotros. Para tu tranquilidad te diré que está al corriente de nuestras tribulaciones y problemas, y que me buscará cuando esté junto al monolito, con la piedra.
En ese momento, el montaraz se giró de pronto, mirando hacia lo alto, hacia la colina y la cabaña que estaba en lo alto. Ferrim también lo había oído, y ya había reaccionado. Voces. No sabría decir de qué o de quién. Permaneció agachado, junto al caballo y a Norión, y comenzó a cargar la ballesta con cuidado.
-Guardaos -susurró. -Y no tiréis ni acometáis antes de tiempo, bien podrían ser los nuestros que retornan. Y si hemos de atacar -miró en ese momento a Ferrim con firmeza- que no quede uno que pueda delatarnos. Otho -dijo al mediano, sin mirarlo-, acércate sigilosamente hacia lo alto de la colina, dando un pequeño rodeo de unos cuantos pasos. Mira a ver si descubres quiénes son esos que parlotean, y vuelve para contárnoslo. Ten cuidado, mi pequeño amigo -y dirigió una sonrisa y un pequeño guiño, que resultó extraño en su rostro, para animar al mediano. Y deseó intensamente que fuesen Girion, Russef y tal vez Eben.
El mediano asintió sin añadir más, y con las mismas buscó con la mirada la mejora forma de subir sin ser detectado. Tenía una habilidad casi sobrenatural para moverse sin hacer ruido, y eso añadido a su pequeña estatura le confería una gran ventaja.
No obstante, nada más comenzar a moverse, su zurrón se quedó enganchado en la rama de un árbol. Maldiciendo en silencio, Otho trató de sacarlo sin hacer excesivo ruido...
Tirada oculta
Motivo: acechar
Tirada: 1d100
Resultado: 66
Mientras Otho trataba de avanzar, el familiar búho emergió por encima de los árboles, y tras dar una vuelta alrededor del montículo donde se hallaba la cabaña, aterrizó en lo alto de la misma.
La cabaña contaba con una plataforma elevada en una de las esquinas del tejado. Se había arreglado hace poco, y desde allí se podía ver por encima de la mayoría de los árboles. Y fue allí donde se puso el búho, y desde allí observaba al pequeño hobbit que por fin había conseguido soltar el zurrón y ahora subía la cuesta.
Denelloth relajó un poco los músculos al ver al búho posarse sobre la cabaña; le dio buen agüero. Sin embargo, continuó con la ballesta preparada mientras el hobbit trepaba hacia las voces y la cabaña. Nunca se sabe...
Denelloth y los demás ya habían perdido de vista al mediano que según sus cálculos debería estar ya en la entrada de la cabaña. No se escuchaba nada.
El montaraz miró de reojo al búho que seguía en lo alto de la atalaya. Creía haber visto una sombra moverse junto al animal, pero el ave seguía allí sin inmutarse. Entonces escuchó unos pasos de entre los árboles detrás de ellos.
Ferrim también lo oyó. Alguien se acercaba pisando ramas y hojas.
Tirada oculta
Motivo: denelloth.alerta
Tirada: 1d100
Resultado: 56
Tirada oculta
Motivo: ferrim.alerta
Tirada: 1d100
Resultado: 30
Tirada oculta
Motivo: norion.alerta
Tirada: 1d100
Resultado: 13
Atentos a lo que ocurría en lo alto de la colina, los sonidos que procedían de su espalda parecieron más fuertes de lo normal. Pero contuvieron bien el nerviosismo. No hizo falta advertir a Ferrim para que este girase su posición. Denelloth apuntó al punto del que provenía el ruido y contuvo el aliento. No apretaría el gatillo sin ver quién se acercaba, pero le atravesaría la garganta antes de que pudiera hacer ruido alguno, si era un enemigo.
No sé si tocaría tirar Alerta, ni recuerdo exactamente cómo funcionaba Emboscar en RM; tirada estática, y el éxito se añade al crítico en forma de puntos?
Como no me acuerdo, dire, me gustaría que tirases por mí, Emboscar si es posible, si no y si sierve de algo, Alerta. Gracias anticipadas.
Denelloth sacó su bastella con un movimiento ágil, y apuntó en dirección al ruido que había escuchado. A su lado estaba Ferrim armado con su fiel martillo. Escucharon, pero ahora todo estaba en silencio.
De repente, desde lo alto de la colina se escuchó una voz:
- ¡¡Otho!! ¡loados sean los Dioses!
Era la voz de Girion, de eso no había duda. Venía desde la zona de la entrada de la cabaña. El búho seguía observando desde lo alto de la atalaya, y entonces vieron bajar a alguien conocido para Denelloth y Norión para invitarles a subir. Era Eben.
Por último, llegó Russef que se había aproximado de forma más bien ruidosa por la parte de los árboles. Subieron todos a la cabaña de los montaraces…
Motivo: Observacion-Denelloth
Tirada: 1d100
Resultado: 7(+49)=56
Denelloth: la habilidad es Observación cuando el personaje trata de percibir algo. Alerta es "pasiva", la tiro yo si procede. Emboscar es una habilidad de ataque, si sale bien la maniobra puedes modificar el crítico según los rangos que tengas. Emboscar con armas a distancia es muy muy difícil.
Cierro escena, y la historia continúa aquí !!!
Salen de la escena: Denelloth, Ferrim, Girion, Norion, Russef
Siguiente escena (la siguiente en lectura cronológica): 15.4.3. La Cabaña de los Montaraces (Denelloth, Ferrim, Girion, Norion, Russef, Eben)