Partida Rol por web

Llega un hombre cargando con un barril. Por su vestimenta parece un hombre de Saralainn, y una gran hacha cuelga de su cinto. Belegund le invita al recién llegado a sentarse mientras saca varias copas para probar el contenido del barril que trae.

- Ah, usquebaigh... Creo que si hay algo puede evitar una guerra entre los clanes y el resto de Cardolan, debe ser esta bebida destilada. ¿Cuál es tu nombre?, dice dirigiéndose al hombre que acaba de sentarse, - Yo soy Belegund, líder de los Grises. Y este valiente soldado se llama Eärnil. Está buscando una compañía a la que unirse. Le estaba hablando de Sil Auressë.

Me siento ante la invitacion de Belegund ya que si bien ya habia cenado, esa carne tenía muy buena pinta y tampoco saboreé mucho el guiso que me puso el posadero de la Oveja Cebada.

- Probaré un poco de esa carne, digo mirando el asado fijamente. Mi nombre es Russef Wrings, del clan Wrings de los saralainn. Y si no es molestia, me gustaría acompañar a Earnil hasta Sil Auresse. Tengo algunas pertenencias artesanas que quiza pueda vender en ese poblado que me dicen está prosperando.

- Russef Wrings del clan Wrings, repite Belegund saboreando el nombre. - Tu forma de decirlo indica que estás
acostumbrado a que signifique algo, o que al menos le suene a la otra persona. Eso, y las hachas de calidad
que llevas encima me dicen que eres algo más que un mercader de licores o vendedor de abalorios.

Belegund va cortando trozos de carne bañados en miel encima de un plato de madera, y se lo ofrece a Russef. También le sirve más a Eärnil.

- Eärnil aún no ha decidido qué ruta tomar, creo. Ha acudido a mí para preguntar sobre las distintas compañías
de mercenarios y opciones, entre las que se encuentra Sil Auressë.

Eso que dices es muy cierto Belegund, aún no lo he decidido, permitame que me presente mi nombre es Eärnil de la casa de...-un leve gesto de amargura pasa por mi rostro-, bueno ya no importa, busco trabajo, y trabajo a ser posible con algún sentido más alla de inútiles escaramuzas locales. ¿Qué tiene que ofrecer Sil Auressë a un hombre con estas aspiraciones?

Sil Auressë surgió de la nada hace muy poco. El año pasado, sólo había allí un par de granjas, una posada abandonada y las ruinas de una antigua torre. Después llegó una mujer con una gran fortuna, o eso dicen, y con dos hombres de confianza. Uno es Khôradur y el otro se llama Curudae, un comerciante de cierto renombre de Tharbad. Los tres fundaron la aldea de Sil Auressë y pusieron en marcha el proyecto. Yo estuve en Metraith cuando llegaron con la primera caravana. Cientos de personas. Arquitectos, carpinteros, albañiles, herreros... Los tres fundadores dieron un discurso aquí, en la Plaza del Pueblo para convocar a todo aquel que quisiera ir con ellos. Ella habló de su sueño. Y lo que ofrecía Sil Auressë. Quería devolver a esta tierra rota la esperanza y el honor.

Belegund se toma un trago de usquebaigh y cierra los ojos para saborear el fuerte licor. O quizá para recordar mejor lo que vio aquel día.

Yo luché junto a esa mujer en la Batalla de Metraith hace tan sólo un año... y enfrente, en el otro bando, estaba el umbareano Khôradur. Él habló después. Dijo que no buscaban ni guerras ni conquistas, que tenían más que suficiente con las tierras que tenían. Todos los habitantes de Sil Auressë iban a recibir adiestramiento militar, pero no tenían que servir en el ejército para luchar en guerras de sus señores. Dijo que únicamente se convocaría la milicia en caso de amenaza. Sil Auressë no depende de ningún otro señor de Cardolan, y tampoco está enfrentado con ninguno. Eso es lo que prometieron, y no les ha ido mal al parecer. Cada semana llega sin falta una caravana de mercancías desde aquella aldea. Y cada semana más personas se asentan allí. No han tenido problemas hasta ahora, porque han pasado bastante desapercibidos. Pero están muy indefensos, y cualquier facción o banda de cierto tamaño podría arrasar con ese sueño me temo.

Escuché con atención la historia sobre Sil Auresse que contaba Belegund, y conforme más escuchaba, mas ganas tenía de dirigirme a esta nueva aldea. No tenía donde ir y parece que este nuevo asentamiento aceptaría a un saralainn sin ningun problema.

- No suena mal. Podría servir en la defensa de la aldea a cambio de comida y alojamiento, y si además dan algun sueldo mejor. ¿Cuando tienes previsto ir hacia allí? pregunto directamente a Earnil, te acompañaré si no es molestia, aunque no tengo montura.

Después del relato de Belegund, me quede un tiempo reflexionando. ¡Vaya! ese nuevo asentamiento parece todo un reto, ¿sera cierto la ilusión y la buena voluntad de esa gente?, no me lo creo del todo, aunque en todo caso resultaria interesante comprobarlo. La pregunta del pintoresco hombre me saca de mis pensamientos. Aún no he decidio ir saralainn, pareces realmente ansioso por llegar allí,una media sorisa asoma en mi rostro, me dirijo a Belegund: ¿crees que podrian necesitar a un hombre de mis especiales talentos?.

Desconozco tus talentos y capacidades Eärnil, contesta Belegund sonriente, pero has estado en la frontera y lo que es más importante, dices poseer un buen caballo. Todo un tesoro en estos tiempos que corren. ¿Que si te podrían necesitar en Sil Auressë? No me cabe duda, se avecinan tiempos complicados para esa aldea me temo.

Belegund deja a un lado el plato vacío, y se levanta dando entender que la reunión está llegando a su fin.

Si no tenéis más preguntas, os dejo para que toméis vuestra decisión. Si finalmente optáis por ir a Sil Auressë, os ruego que llevéis un mensaje al Lugarteniente Khôradur de mi parte. Decidle que he hablado con los representantes de las compañías de mercenarios, y todo aquel que ataque una caravana de esa ruta no podrá ingresar a ninguna compañía aquí. Esa ruta es importante para Metraith también, y lamentamos la muerte de aquel soldado.

Me quedo meditando unos instantes, ciertamente no parece que haya nada mejor que hacer por aquí, tal vez ese nuevo pueblo sea interesante de conocer. Me levanto lentamente y me dirijo al saralainn, Maese Wrings, he determinado que encaminare mis pasos a Sil Auressë, puedes acompañarme si lo deseas, vayamos a por provisiones y partamos con la primera luz de la mañana.

La opción de marchar a Sil Auresse no estaba en mis planes al llegar a esta aldea, pero la verdad es que no tenía ningun plan. Ya había acompañado a Vol y entregado los barriles de usquebaigh, así que no tenía nada más que hacer, y no pensaba volver con mi hermano. No por ahora.

- De acuerdo. Pasaré la noche en la posada de la Oveja Cebada y nos vemos a primera hora de mañana aquí mismo, y dicho esto me dirijo hasta la posada tras despedirme de Belegund y los demás soldados.

Suponía que Vol, al que acompañé con las mulas, partiría al dia siguiente, aunque él ya sabía mis intenciones de no acompañarlo de vuelta.