Tharbad, la Reina del Norte… La ciudad más grande de Eriador. El centro de comercio para los reinos sucesores de Arnor, y el puente entre el Arnor y Gondor. Una ciudad donde los intereses de Arthedain, Cardolan, Umbar y Gondor convergían bajo la atenta mirada de los todopoderosos gremios que controlaban con puño de hierro cada actividad artesanal, cada moneda de oro que entraba y salía, cada mercancía.
La ciudad era conocida también por sus callejones oscuros, por sus lugares de pecado, por los barrios de ladrones y malhechores. Y por tabernas donde cada noche podía terminar en pelea, donde los guardias no se atrevían a entrar, donde los secretos y las lealtades se vendían al mejor postor. Cerca del puerto y de los muelles de los grandes navíos de alta mar, en uno de los barrios de la Isla, dos de estas tabernas se habían forjado una reputación más que notoria. El Remo Roto, y la Cabeza del Orco.
Esta noche, Ulbanathân había elegido una mesa privada en la Cabeza del Orco. Tenía algo importante que contar. Algo en lo que había estado pensando muchas noches. La música y el ruido estaban en todo lo alto, pero él bajaba la voz para hablar a Milzarâk.
–Milzarâk, llevamos ya medio año aquí, al servicio de los Gremios, comenzó mientras le ofrecía algo de usquebaigh, la fuerte bebida destilada que estaba de moda en las tierras altas de Cardolan. No era el ron de Bozisha-Dar, pero por algún motivo le recordaba el aire puro y el agua salada, y las orillas de palmeras, y detrás los desiertos de arena... –Desde que llegamos en el Incursor, hemos estado apatrullando las calles de esta ciudad, defendiendo los edificios importantes, manteniendo la paz. Pero hay algo más. Los señores a los que servimos, la persona que ahora ostenta el mando entre los Gremios… Meneó la cabeza, y miró a su alrededor una vez más. Ambos iban vestidos de civiles, sin la armadura y los distintivos de Umbar. –Nuestro tiempo aquí se acaba, hijo. Nos están utilizando. Y no puedo consentirlo.
Al principio Tharbad le había pareció una gran ciudad. La laboriosidad de sus gentes y el orden que imponían los gremios le habían sorprendido. Parecía la maquinaria engrasada de un reloj.
Pero con el paso de los meses se había ido percatando de lo que había debajo. Cada vez más, Tharbad le recordaba a las calles de Umbar en sus tiempos de juventud. A las peleas entre bandas, a las extorsiones a los tenderos, a los asaltos a las viviendas desprotegidas. Era lo mismo pero aún nivel mayor tanto de sutileza como de ferocidad.
- Tenéis razón padre, últimamente me siento otra vez como un vulgar matón pero con armadura bonita - dijo Milzarâk mirando a su padre con interés - Aún así, no podemos incumplir nuestras órdenes. ¿Que proponéis?
De forma instintiva, Ulbanathân miró alrededor al escuchar la palabra "padre". Le tenía un aprecio especial a su hijo bastardo, pero no quería que más personas de las necesarias se enterasen del fruto de su relación secreta con la madre del joven. Luego se encogió de hombros, aquí en Tharbad, lejos de Umbar... ¿acaso importaba?
Aunque para lo que tenían en mente, era mejor que no se conociera el vínculo entre los dos. -No debemos desobedecer, cierto. Nuestra unidad fue puesta al servicio de los Gremios. Pero los Gremios han cambiado. Ahora los controla la Casa Aludor, de Minas Ithil. Sus tentáculos son poderosos, como los de un enorme Kraken. Y llegan a la Corte de Umbar, de Gondor y de más sitios. Y están cambiando las cosas aquí. Creo que es nuestro deber informar de esto. No podemos desobedecer, ni rebelarnos. Pero una deserción... Un joven que desaparece. Eso pasa, ¿no? Mientras tanto, la unidad seguirá aquí, bajo mi mando. Buscándote, tratando de encontrarte en los burdeles y lugares de mala muerte. Pero tú ya estarás de camino al lugar donde se encuentra nuestro Capitán...
Bajó la voz aún más al mencionar al Capitán que había dirigido el navío hasta Tharbad. No era otro que Khôradur, el gran estratega y capitán corsario que había tenido una participación fundamental en el famoso Saqueo de Pelargir, donde la flota de barcos corsarios había arrasado y saqueado la ciudad más importante de Gondor, matando incluso al Rey en el mismo ataque. Dirigir el incursor por el Río Gwathló hasta la ciudad de Tharbad fue su último servicio a la Marina de Umbar antes de licenciarse. Ahora se rumorea que sirve en una aldea pequeña al oeste de Cardolan, lejos del mar que tanto amaba.
-Él podrá guiarnos en este tema. Tengo preparado cartas y pergaminos para él. ¿Qué opinas?
Siempre he sentido admiración por Kôradur, como bien dices si alguien puede sacarnos de este nido de víboras es él - dijo Milzarâk pensativo - Estad tranquilo, lo encontraré y le informaré de nuestra situación, y espero que acceda a ayudarnos.
-Bien, dijo el oficial. -Hay un hombre que goza de la confianza de Khôradur, tengo entendido. De hecho, forma parte del Consejo de esa aldea que te he comentado. También tiene negocios aquí en Tharbad. Se está preparando para dejar atrás esta ciudad, y desplazarse hasta Sil Auressë, que es como se llama la aldea. No le vendría mal una ayuda, y él lo sabe. Me reuní con él, y me contó que hay un barco de camino desde Gondor. Tiene un cargamento muy valioso, y además en ese barco viaja un viejo amigo suyo, que también irá a la aldea.
Miró a su alrededor una vez más, y añadió: -El hombre se llama Berephar, y el barcó hará una parada a pocas millas al sur de Tharbad, antes de llegar al puerto. Le esperarás en el muelle, y te identificarás con un mensaje en clave.
Sacó un trozo de papel, donde se leía:
Sí - i noa ré vahaiya ná1
-Berephar tendrá la otra parte del mensaje en clave, y una vez identificados le llevarás a un lugar seguro.
Ulbanathân explicó los detalles adicionales del plan, como la ubicación de la casa que consideraba segura.
1Ahora - mañana no se halla lejos
Puedes tirar Conocimiento-Tharbad u otra habilidad que consideres para saber más sobre el lugar seguro
- Muy bien padre, no os defraudare. Me acercaré al barco a recoger parte del equipo y me dirigiré al sitio acordado - levantándose le estrecha a su padre el brazo con fuerza. Soltando el brazo de su padre, se despide con un movimiento de cabeza y se dirige hacia la puerta de la taberna.
Milzarâk esta realmente agradecido de que su padre haya contado con él para esta misión, pero sabe que no le gustan los gestos efusivos y tampoco desea que los vean juntos más tiempo del necesario, sobre todo si va a simular una deserción.
Una vez en el barco coge su espada y se viste con ropa que lo pueda hacer pasar por un ciudadano normal a pesar de su altura. Mira con tristeza su armadura y su escudo que debe dejar en el camarote. El poder llevarlos ha sido para el un motivo de orgullo todos estos años, pero si se los lleva le identificarán fácilmente como un corsario.
De camino hacia donde debe esperar el barco aprovecha para preguntar, una vez alejado de los muelles, por el sitio donde debe esperar el barco y la zona donde se ubica la casa segura haciéndose pasar por un artesano que tiene que llevar una mercancía.
Motivo: Conocimiento Tharbad
Tirada: 1d100
Resultado: 8
Motivo: Otros
Tirada: 1d100
Resultado: 65
Como no conozco muy bien el sistema hago un par de tiradas d100, la primera conocimiento de Tharbad.
P.D. Buaaa!!! He hecho las tiradas y en la primera me habia salido un 8, pero no se han guardado.
Milzarâk terminó de recoger las cosas de su camarote, y echó un último vistazo a su armadura de corsario de Umbar. Entonces vio el karma, su yelmo númenoreano de escamas con forma de serpiente marina. Distinguía a los soldados de Umbar, a los heredederos de la tradición de Númenor. Ahora los enemigos de Umbar lo asociaban con los saqueos corsarios, con la piratería… Pero aún así, los auténticos umbareanos lo llevaban con orgullo en cualquier lugar.
Tomó el casco entre sus manos, y lo metió en la mochila con el resto de las cosas. Una nueva etapa se abría ante el joven. Tal vez, algún día, volvería al ejército, o ver su hogar Umbar. Tal vez.
Ya en el muelle al sur de las grandes murallas de la ciudad, el corsario repasaba las instrucciones. El barco mercante hará una parada en este lugar, fuera de la vista de los guardias. Bajo el manto de la noche y de la bruma que ya comenzaba a formarse en los pantanos que rodeaban la ciudad. Aquí descargarán los cofres y demás bienes que serán llevados a una casa abandonada a unas de Tharbad, en el oeste. Del barco bajará también el erudito Berephar que se identificará con el mensaje en clave. La misión de Milzarâk es acompañarle en secreto hasta la casa de Lord Danroth. El nombre le sonaba, y ya había averiguado la ubicación de la lujosa vivienda antes de llegar. Pero no sabía más. Allí se producirá el encuentro con el hombre que mencionó Ulbanathân, y Lord Danroth proporcionará los medios para salir de la ciudad sin llamar la atención y llegar hasta la casa donde les esperan sus cosas y los caballos. De allí seguirán a Sil Auressë.
Algo intranquilo Milzarâk se sentó a esperar la llegada del barco en un sitio un poco apartado de las miradas de los trabajadores del muelle. Tras varios meses en el que la rutina había sido el día a día, su vida iba a cambiar, solo esperaba poder llevar a cabo la misión encomendada por su padre.
Desde su asiento improvisado observa la actividad en el muelle mientras espera. Por un lado para entretenerse mientras espera y por otro por que aunque no espera que haya ningún problema pero nunca esta de más ser precavido.
Motivo: Observacion
Tirada: 1d100
Resultado: 1
Un uno en la tirada que es? Que me quedo ciego mirando al sol? :(
La espera se le hizo larga a Milzarâk. La larga espera unida al cansancio y la bebida de la noche anterior hizo que se quedara dormido. A su alrededor, los muelles en las afueras de Tharbad se vaciaron al terminar la jornada, mientras él seguía dormido. Fue el sonido del faro meridional que le despertó, y por momentos tardó en ubicarse. La intensa bruma que se levantaba cada noche del pantano que rodeaba a la urbe había cubierto el lugar, y las sombras y las formas parecían extrañas y diferentes.
En medio de la niebla, pudo ver la silueta de un navío gondoriano que avanzaba lentamente. Era invisible aún desde las murallas de la ciudad, y desde el faro. Milzarâk vio como los marineros se movían en la cubierta para preparar el amarre del navío al pequeño muelle. Y poco después, colocaron varias tablas que hacían las funciones de una pasarela. Descargaron varias cajas de gran peso, y detrás bajaba un hombre anciano quien sujetaba el antebrazo de una bella dama.
Era el barco, y era Berephar, casi seguro. Le habían avisado que era un hombre mayor. Ahora solo faltaba confirmarlo.
Cierro esta escena, y pasamos a la siguiente aquí
Como estaré fuera hasta el 14/8, y el otro jugador quien compartirá la escena contigo también, la escena la empezariamos ya a mi vuelta.
01 es pifia, te has quedado sobado :)