- Eres un pequeño erudito, Girion, hablas de la historia y de la luz de los primeros hombres con total soltura, me alegra saber que disfrutas de esos deleites, hoy por hoy pocos saben valorar la importancia de la historia y cuan ejemplar ha sido la vida de nuestros antepasados. Pero te preguntaste alguna vez como eran ellos cuando tenían tu edad? acaso algo te impide ser protagonista de esta etapa de la historia? Dudo que ni tu ni yo forjemos un silmaril, pero cada vez mas creo que en cierta medida somos parte de las cosas importantes que estan sucediendo, y no soy el único que piensa que tu tienes un gran destino por delante - algunos maestros apreciaban el talento de Girion y se lo habían hecho saber, aunque Norión valoraba de un modo en que ellos no podían, la actitud del chico frente a la historia, la escrita y la que se estaba escribiendo en ese mismo instante.
-Igual es importante aprender de los errores y aciertos de los demás, el ego y el orgullo no son buenos compañeros al final del camino, mientras que el justo termina sus días en paz y deja para otros un lugar mejor. Los valar se encargaron de enseñarme en carne propia cual camino elegir, espero que a ti se te haga mas sencillo- cada vez que hablaba de su lesión su rostro se tensaba y se llenaba de seriedad, y permanecía así por bastante tiempo. Comenzó a ordenar las notas que había escrito apenas terminó de pronunciar esas palabras.
El silencio era ensordecedor como a menudo sucedía en los escenarios de la muerte y la destrucción. Era definitiva, el fin de la historia de una familia. Una historia quizá sencilla, quizá grandiosa. Tierna o triste. Daba igual ya. Nunca llegaron a compartirla con el bardo. No había melodía que componer, ni letras que escribir. Sólo el silencio.
Al mismo tiempo, ese silencio evocaba otros recuerdos, otros silencios. Otras muertes. Arkyn se acercó lentamente a las ruinas de la casa de piedra para comprobar que no habías supervivientes, pero sin entrar. Pudo sentir el calor que aún emanaban las piedras de las columnas ennegrecidas incluso desde la distancia. También la esencia del olor nauseabundo de los cadáveres. Un olor entre lo real y lo imaginario, que se intuía en las mentes de los que ya se habían enfrentado a estos silencios. A los momentos en el umbral donde esta vida y la siguiente se encontraban.
Sostenía una punta de flecha ensangrentada y observó lo que quedaba del edificio, y luego el suelo a ambos lados del camino en busca de huellas. Encontró pisadas de un grupo numeroso de orcos. No tenía mucha idea de interpretar huellas, pero podrían haber sido una veintena, y habían estado arrodillados y escondidos, esperando el momento de atacar.
Un ataque organizado, planificado y ejecutado. Arkyn avanzó un poco más para comprobar que las huellas se alejaban hacia el oeste-sudoeste, alejándose cada vez más del antiguo camino en desuso. Alzó la vista, y vio ondulaciones y quebradas que descendían en una zona poco habitada. Muchos escondites. La tarde estaba ya avanzada, y algunas nubes en el cielo presagiaban lluvia para esta noche.
- Ojalá te escuchen, aunque lo dudo, amigo mío- confesó sonriente Girion.- Mi vida de momento es un torbellino, rápida, imprecisa y muy destructiva... por lo menos para mí. Pero es algo que yo elegí...en su momento. Sé las consecuencias que tenían mis actos, pero el que busca la grandeza algo tiene que arriesgar. Aunque eso es tiempo pasado.
- Mi madre, una persona sabía y tranquila, creo que era la única que lograba calmar mi inquieto espíritu, bueno, ella y mi abuelo. A lo que voy, mi madre me dijo un día que todos somos un conjunto. Todos. ¿Qué sería de ese señor si no tuviera trigo para poder dar a sus huestes? ¿y del labrador si no tuviera sus herramientas? ¿y del herrero si no tuviera leña? ¿y del leñador si no tuviera un mercado a quien vender su leña? Y de ahí llegamos de nuevo al señor con su mercado. Pero esto se puede asociar a todo ¿qué sería de ese escriba o historiador si no tuviera esos papiros o libros donde escribir sus ideas, reflexiones o documentación? todos estamos conectados, incluso con lo que nos rodea, la tierra, el aire, el mar.... todo.
Girion vio que estaba divagando y que daba rienda suelta a sus pensamientos. El joven muchacho miró a Norión y sonrió.
- Lo siento, creo que divago- se disculpo. No sabía que tenía Norión , pero se sentía a gusto con él.
La visión algo lúgubre de Norión avanzando por los pasillos de la Academia a las primeras luces del alba, o muy tarde, era ya algo habitual para los alumnos y maestros, así como los golpes de su cayado y el ruido que hacía su pierna al ser arrastrada. Su aspecto no invitaba a molestarle, e su presencia incluso causaba cierto nerviosismo y miedo entre los alumnos. Pero en poco tiempo, ese miedo había dado paso a respeto entre los maestros.
En pocos días, el joven y apuesto Girion se convirtió en parte de esa imagen. En el ayudante y acompañante habitual de Norión en su búsqueda de preservar el legado de los dúnedain. Girion seguía atendiendo sus obligaciones académicas, aunque con algo menos de interés desde los recientes cambios en su vida.
Cambios y nuevos comienzos...
El bardo comprendió que jamás encontraría a los orcos en aquél páramo. Ni falta que hace, gruñó. Será mejor que me ponga en marcha e informe de esto cuanto antes.
Se resguardó bajo su capa y echó a andar hacia el norte, alejándose de la casa y del lugar por el que, presumiblemente, se habían marchado los atacantes. Una vez que estuvo algo más lejos comenzó a silbar. Sabía que muchos animales salvajes huirían ante el sonido emitido por un ser humano. Además, advertiría a otros viajeros de que se aproximaba y que no debían temer nada de él. Y a los bandidos... bueno, no iba a poder hacer mucho frente a un grupo organizado y sabría cuidarse frente a un asaltante solitario así que no le inquietaban demasiado.
Sus pensamientos pronto abandonaron la casa y se centraron en algo más importante para él. Hacía mucho tiempo que no se sentía así y sabía adónde desembocaría todo aquello. Le preocupaba que le hubiera llamado tanto la atención aquella chica, casi una mozuela aunque a ojos de buen observador parecía tener más edad de la que aparentaba. No obstante, sabía que todo aquello olía a complicaciones.
Arkyn se dirigía al norte por el camino que transcurría durante casi diez millas con poca o ninguna elevación. No se cruzó con nadie, y tampoco vio animales. Sólo la extensa meseta sin árboles que terminaba de forma abrupta en el sur al llegar a nuevos pendientes y formaciones rocosas, y en el norte en una nueva elevación. El camino llevaba a un desfiladero daba entrada a la región de Sil Auressë, y el bardo sintió cierto alivio al cruzarlo después de otra jornada de viaje. Ya estaba cerca del pequeño territorio de Sil Auressë.
No obstante, el pensamiento de que a tan sólo tres días de camino, una granja había sido arrasada por unos orcos bien organizados no le tranquilizó en absoluto. Descansó una noche más, la noche de Ioënde, si no le fallaban los cálculos. El día en el calendario que caía entre el mes de Nórui y el mes de Cerveth. Era tradición celebrar una sencilla fiesta de la cosecha en los pueblos de Eriador para conmemorar este día, con música, buena comida, baile y diversión. Pero esta noche Arkyn estaba solo junto a la hoguera, con recuerdos de tiempos pasados y sueños de amores imposibles.
El día siguiente, sobre mediodía, por fin vio la aldea de Sil Auressë. Mientras iba caminando, pudo ver una gran multitud subiendo el camino hacia el castillo. Junto a la puerta de entrada, vio el motivo: el Lugarteniente Khôradur había anunciado una convocatoria del ejército para nuevos reclutas.
Sil Auressë se estaba preparando para la guerra…
Confirma si quieres hacer algo más antes de ir a hablar con Curudae (te indicarán que se encuentra arriba en el castillo atendiendo la Convocatoria).
No, iré directamente a hablar con él. ¿Lo roleo o me espero?
No hace falta rolearlo, pasamos a la escena "La Convocatoria" que ya está en marcha.
Ahora te incluyo, tendrás que esperar a que te llamen.
Salen de la escena: Caäniza, Arkyn, Girion, Norion
Siguiente escena en lectura cronológica: 13.1. Inspeccionando la Caravana (Ragi, Eben, Eärnil, Russef)
La historia de Caäniza, Arkyn, Girion y Norion sigue en 14.2. La Convocatoria (1 de Cerveth 1644 TA)