Partida Rol por web

Los pensamientos de Ayla viajan hasta sus aposentos en Sil Auressë, no hace tanto... En la víspera de la última celebración que vivió allí...

Unos golpes en la puerta le despiertan a Ayla de sus pensaminetos. Es Curudae.

Curudae. Su siempre fiel amigo, aliado y confidente.

-Dama Ayla, no hemos visto mucho de ti últimamente. Hoy es la inauguración de la Academia… Han llegado invitados de varios sitios, entre ellos Palomirë. ¿Vais a acudir?
Ayla se disculpa por su ausencia estos días. Los días de preparación y entrenamiento con Finduilas le han absorbido casi todo su tiempo.
-Disculpas innecesarias, pero aceptadas de todos modos, dice Curudae sonriente. -Hoy será un día importante, porque por fin empezamos a darle uso a toda la obra que se está haciendo en el castillo. Queda mucho aún, pero no por eso vamos a disfrutarlo menos. Por otra parte…, se queda algo más serio, nos ha llegado alguna noticia preocupante desde Tharbad, milady. Mas no es el momento, esta tarde nos sentaremos a discutir el asunto. Porque hoy es el día de poner las cartas sobre la mesa con algunos posibles aliados, y decidir si seguimos bajo el yugo de los gremios o forjamos nuestro propio camino. Pero primero tenemos que inaugurar el edificio de la Academia y disfrutar del banquete.
 

-Hay una cosa más antes de que me vaya, añade Curudae bajando la voz. -Me vendría bien tu consejo y ayuda en un tema. Entre los posibles aliados y apoyos, hay una persona que quiero que conozcas. Es un recién llegado a Sil Auressë, pero algo en él me recuerda… no sé… Espero no equivocarme, pero llevo tiempo buscando a alguien que nos ayude. Que me ayude. Un informador, un aliado. Alguien como Muryelle, pero más cercano, más curtido quizá… Un  hombre del mundo. La partida que está a punto de comenzar con lo de Tharbad y otras facciones me recuerda demasiado a lo que se vivió en Cardolan hace poco. Estamos demasiado solos, demasiado vulnerables. Ni tú ni Khôradur conocéis las intrigas. Por eso necesito a alguien a mi lado. Alguien que alivie algo mi carga. Se acerca el momento decisivo de la partida de la intriga. Las fichas se están posicionando. Darle nuestra confianza es un riesgo, podría tratarse de un espía. Pero curiosamente, no se ha lanzado a la primera oportunidad de trabajar con nosotros, más bien se ha mostrado distante. Dice que se mueve con el viento. No es un gran guerrero. Tampoco pasa desapercibido. No parece reunir ninguna cualidad destacable para esta tarea. Aún así, creo que podría sernos de gran utilidad. En cierto modo, me recuerda aquello que creo que Dirhavel vio en mí cuando me dio esto, dice Curudae y saca una ficha de ajedrez. Un peón blanco. -Aquel encuentro dio sentido a mi vida. Me dijo que los peones son los que deciden estas partidas, mientras los ojos de los poderosos miran hacia el otro lado. Él está abajo, junto al cuadro en el pasillo de la Casa del Comercio. Se llama Arkyn. Es un bardo. Si puedes hablar con él, y darme luego tu opinión. Sueles acertar en este tipo de cosas.

Curudae, amigo, tienes razón. Ya he abusado demasiado tiempo de la fortaleza que tienes aunque no seas consciente de ella, es mucho lo que has hecho, pero mucho mas lo que queda por hacer. No me parece justo que cargues sobre tus hombros con todo el peso político de Sil Aüresse, y si de verdad crees que Arkyn puede serte de ayuda, acudiré a hablar con él y ver qué tipo de hombre es el que ha venido a vernos. Solo una cosa ¿cómo es que se ha mostrado distante? ¿Hemos tenido contactos con él anteriormente?

-No le conozco de antes, aunque algo me dice que he coincidido con él en algún sitio, hace tiempo. Suelo estar al tanto de los recién llegados a Sil Auressë, añade el fiel Senescal con un brillo en los ojos, y aunque no sabía casi nada de él, algo en él llamó mi atención. Decidí acercarme a él, para ver con qué intenciones venía aquí, y para asegurarme de que no se trataba de un espía. Allí es donde le tendí la mano, para ponerle a prueba.

- Entiendo. Ayla observa a Curudae pensativa y se dibuja en su rostro la sonrisa sincera que siempre ha regalado a los amigos. Hablaré con él a ver que clase de hombre es, y pronto compartiremos la opinión junto a dos copas de vino, ¿qué me dices amigo?

Ayla se dirige en busca de Arkyn con el paso ligero própio de los elfos. Cuando lo ve, se detiene y lo observa unos segundos para ver como es físicamente, y como se mueve, si tiene una postura relajada o tensa, y se prepara para darle la bienvenida a Sil Aüresse.

Ayla se despide de Curudae y baja en busca de Arkyn, quien le está esperando en el pequeño salón de la planta baja de la Casa de Comercio, presidida a un cuadro del emblema de Sil Auressë.