Cerveth coge con cuidado el papel, y lo coloca encima de una mesa para observarla. Escucha con atención lo que le dicen. –Entiendo… , dice finalmente pensativo. -No tenemos mucha información contrastada, me temo. Los dúnedain no vieron con buenos ojos los rituales primitivos de los pueblos de Eriador. Quizá porque la religión organizada y ceremonial formó parte de los terribles sucesos que propiciaron nuestra caída y el Hundimiento. También es cierto que los siervos de Angmar a medida usan cultos antiguos modificados o corrompidos para alimentar las supersticiones y el odio de los pueblos menores, aprovechándose de sus prejuicios y miedos para lograr poder y aliados. Pero la fuerza de los dúnedain mengua cada día, y el pueblo busca consuelo en otros sitios. No necesariamente malvados. No necesariamente peligrosos.
El erudito les mira a ambos. –El monolito, y el símbolo, son un legado de tiempos pasados. Será complicado averiguar el significado que ese símbolo pudo haber tenido en su época. Y no necesariamente ese significado es el que ahora se le está dando. Lo que quiero decir, es que el pueblo de Cardolan no ha mantenido esas creencias en secreto durante los siglos del poder dúnadan. No. Esas creencias perecieron, y si alguien las ha resucitado, puede haberlas corrompido, modificado, maleado a sus intereses. Pero aún así, incluso en ese caso, suele haber una semilla de verdad en esa mentira, una semilla que origina el brote que luego es doblegado o corrompido. Eso en caso de que se trate de algo que nos pueda amenazar. Cabe también la posibilidad de que sea del todo inofensivo, pero merece la pena estudiar el tema. No soy un experto en cultos, pero el hecho de que se haya celebrado de forma algo clandestina da que pensar.
-Si me concedéis unas horas, y me dejáis el dibujo, puedo intentar averiguar más.
-Adelante, toma el tiempo que necesites. Por favor, avísanos en cuanto sepas algo. Denelloth, por favor, acompáñame al castillo y hablaremos.
Denelloth no puede evitar apretar la mandíbula y enderezar el espinazo al oír mencionar el aborrecido nombre, Angmar. Luego repite en su mente las palabras de Cerveth. "El pueblo busca consuelo en otros sitios, no necesariamente malvados." "Pero la fuerza de los dúnedain mengua cada día."
Al entregar el papel a Cerveth apenas asiente, mirándolo un momento a los ojos. Luego sigue a Khôradur hasta el castillo un paso por detrás, un punto melancólico, recordando de nuevo las palabras del director de la academia. El pueblo busca consuelo.
Deja de mirarse las botas al alcanzar el castillo para fijarse en las obras. En general nunca se interesó demasiado por los trabajos de masonería de los hombres, pero le gustab este. ería por verlo renacer de sus cenizas, de recobrar cuando menos un poco de utilidad y dignidad. Pero la fuerza de los dúnedain mengua cada día.
Mientras traspasan el umbral de la entrada, Denelloth pregunta a su compañero:
-¿Cuál es ese asunto del que quieres hablarme, Khôradur?- Y tras una pequeña pausa añade -¿Qué te parece la idea de Cerveth respecto a que pueda ser un culto resucitado y corrompido, una herramienta del enemigo del Norte? ¿Has oído algo así alguna vez? Yo no. Pero los considero muy capaces...
Perdón por el retrasillo, tuve lío...
Hago tirada de historia por si me suena que antiguamente los Dúnedain se encontrasen con cultos corrompidos por Sauron y así poder responder a Denelloth como es debido.
OK haz la tirada de Historia, los umbareanos han visto más de cerca la proliferación de cultos de este tipo.
Motivo: Historia
Tirada: 1d100
Resultado: 30(+26)=56
¡Leches!, no se me ha quedado reflejada la tirada. La vuelvo a hacer :-{
Khôradur recuerda las historias de cómo distintas tribus del desierto y otros pueblos de Haradwaith y alrededores habían sucumbido al servicio de la Oscuridad. A menudo coincidía con la proliferación o regreso de cultos oscuros propios de esos pueblos pero olvidados hasta la llegada de nuevos emisarios. También entre los propios dúnedain, especialmente en Umbar, los cultos se aprovecharon de los miedos y prejuicios para ganar poder. Sobre si eran emisarios enviados por algún enemigo o simplemente eran sacerdotes que buscaban poder, no sabría decirlo con certeza.
Lo de este monolito y las danzas no reúne, a priori, las características propias de este tipo de cultos. Al menos no como él las había visto en los ejércitos haradrim y otros que se aliaron con los señores de Umbar para las guerras contra Gondor.
¿Igual era mejor la tirada que se perdió? De todos modos, el conocimiento general de la historia propia de Umbar es sin tirada, la maniobra sería más para algún dato muy concreto o particular (nombre de un sacerdote, fecha o algo). Pero como tenéis sólo unos indicios más bien vagos, no hay un objetivo concreto en la tirada.
Ni idea, la puse como oculta pero da igual ^^
-Algo he oído-afirmo mientras mi rostro muestra cierta preocupación- Hace tiempo escuché historias en mi país, Umbar, sobre como distintas tribus del desierto y otros pueblos de Haradwaith y alrededores habían sucumbido al servicio de la Oscuridad. A menudo estos hechos coincidían con la proliferación o regreso de cultos oscuros propios de esos pueblos pero olvidados hasta la llegada de nuevos emisarios.-Durante unos silencios me quedo en silencio mientras la seriedad de mi rostro aumenta- Lo peor no fue eso, por desgracia entre nuestro pueblos, entre los Dúnedain, y aunque me duela decirlo, especialmente en mi país, en Umbar, los cultos se aprovecharon de los miedos y prejuicios para ganar poder. Pero si eran emisarios enviados por algún enemigo o simplemente eran sacerdotes que buscaban poder, no sabría decirlo con certeza. En base a lo que nos has contado, el monolito y estas danzas no reúne las características propias de este tipo de cultos, al menos como las he visto en los ejércitos haradrim y de otros pueblos que se aliaron con Umbar en las guerras contra Gondor, pero eso no significa que no haya alguna relación, desconozco los ritos y tradiciones de los pueblos de esta región y si la Oscuridad los ha corrompido, podría hacerlo de múltiples formas. –Vuelvo a quedarme unos segundos en silencio-
-Así que mi buen Denelloth, las especulaciones de Cerveth no sólo no me han tranquilizado, sino que han aumentado mis preocupaciones. A este asunto se suma el ataque a la caravana y el cofre del “Señor de la Guerra”, y no sólo eso, sino que nuestra relación con los barones de Girithlin, los cuales mantienen un conflicto entre ellos, se encuentra comprometida. Demasiados frentes abiertos para una aldea que ha comenzado a crecer y que dispone de pocos recursos.
-Por eso quería hablar contigo tranquilamente y en persona para plantearte un asunto. No hemos tenido la oportunidad de hablar en profundidad en todo este tiempo, pero, por favor, siéntate –cojo una jarra de vino y lleno una copa y se la acerco a Denelloth- Curudae me ha comentado que en el pasado serviste en Arthedain, en el cuerpo de los montaraces reales y que…bueno, ciertas circunstancias te apartaron de ellos por el momento. No hace falta que me cuentes, tu rostro refleja la huella del sufrimiento y estoy seguro que esa huella te afectó al alma, y que aún llevas encima la carga del dolor y el sufrimiento. Si alguna vez necesitas compartir esa carga, y a pesar de que no nos conozcamos mucho, mi puerta estará siempre abierta.
Tomo un trago de vino
-Estoy falto de efectivos, para defender Sil Auressë, las caravanas, vigilar la región, etc., muchas tareas y pocos hombres. Durante la fiesta de Ioëndë pienso anunciar que se amplía el ejército y la milicia, pero necesitaré de hombres para formar a los nuevos reclutas. Me gustaría contar contigo, tu experiencia puede sernos muy útil.
-Aparte quiero ampliar tu unidad y que se especialice. Me gustaría que los cazadores llegasen a ser una unidad parecida a los montaraces. De momento sé que sois pocos, que poco a poco te has convertido en su líder y que tus hombres no son más que cazadores y tramperos de cierta edad, pero también me gustaría ampliar su número y que los nuevos reclutas tuviesen la formación adecuada.
-Y esto no es todo, mi buen Denelloth. También quiero tener oficiales a mi lado, por si algún momento, si he de ausentarme o caigo en combate, sean capaces de ocupar mi lugar y guiar a los hombres en un momento de necesidad. Por el momento no busco un lugarteniente, sólo hombres que se encarguen de los diferentes cuerpos y regimientos de las fuerzas de Sil Auressë. Quiero tener hombres que sean capaces no sólo de sustituirme en las circunstancias que te he expuesto, sino también que me aconsejen, que me hagan ver mis errores si me equivoco y que sean capaces de dirigir a sus hombres con mano firme y disciplina.
-Para todas estas tareas tengo varias personas en mente y tú eres una de ellas. Ignoro lo que te depara el destino, tal vez te quedes aquí para siempre o sólo por un tiempo, pero independientemente del tiempo que permanezcas aquí, me gustaría que nos ayudes. Sil Auressë es un sueño, un sueño que puede hacerse realidad, y si lo consigue podrá llegar a ser una luz de esperanza. La Oscuridad crece cada día, nuestro pueblo mengua en poder y sabiduría y temo que algún día esa Oscuridad acabe con él. No sé si será ahora o en el futuro, pero sí sé que la supervivencia de Sil Auressë dependerá de nosotros y de lo que hagamos ahora y dejemos como legado para el futuro.
-Por eso quisiera contar contigo. No hace falta que me respondas ahora. Piénsalo y más adelante me darás una respuesta.
Denelloth escuchó en silencio el largo discurso de Khôradur, y muchas cosas pasaron por su cabeza mientras escuchaba. Pero contestó casi de inmediato.
-Te agradezco tu franqueza y tu confianza, Khôradur. Y yo seré igualmente franco contigo.
El montaraz se quitó la capucha, bebió de un trago la copa que Khôradur le había servido y volvió a llenarla. Lo hizo lentamente, dando tiempo a su interlocutor a reparar en sus cicatrices. Sabía que la gente solía tener una morbosa necesidad de contemplarlas; si no podían hacerlo sin saberse observados, no dejaban de sentirse incómodos en su presencia. Entonces miró a Khôradur directamente a los ojos.
-Sí, serví a Arthedain. Soy un Montaraz Real, y eso no podrá cambiar nunca. Y es verdad que cargo con ciertos dolores, y no todos son del alma, te lo aseguro; de ellos sólo yo puedo ocuparme, sólo yo puedo sanarme, y me esfuerzo cada día por que así sea.
Mira un momento a la mesa, un tanto huraño, y luego vuelve a sostener la mirada de Khôradur.
-Antes dijiste "nuestro pueblo mengua". En ese momento me pregunté qué pueblo es ese; reparé por primera vez en tu ascendencia, en tu acento. Pero enseguida comprendí que, en efecto, pertenecemos a un mismo pueblo. Y no sólo nosotros, tú y yo, descendientes de Oesternesse, sino todos los hombres y todos los Pueblos Libres. Sil Auressë es un buen ejemplo de eso.
-Pero mi compromiso es con la Dama Ayla. Ella... me ayudó a dar unos cuantos pasos decisivos, y me trajo aquí, un lugar donde puedo en cierta manera redimirme y sanar mi espíritu. Recuerdo que nos dijo que nosotros éramos Sil Auressë, ¿te acuerdas? Por eso no dudes que haré todo lo que esté en mi mano para defender este lugar. Empeñaré en ello mi vida.
Largo trago al vino. Luego añade:
-Respecto a los asuntos más urgentes, esperemos a ver qué dice Cerveth del ritual; si quieres, podemos vigilar el lugar día y noche, pero me parece un desgaste poco útil. También dijiste que querías ir en busca de ese cofre... Me parece buena idea. Y no es que me inquiete la salud del joven Eben, pero me gustaría comprobar que todo está bien.
Denelloth se estira sobre la silla. -Uff, estoy agotado, ha sido una larga noche, no he pegado ojo...
-Descansa pues, ahora poco podemos hacer, y es posible que necesitemos de todas nuestras fuerzas en días venideros. Antes de tomar una decisión sobre lo que haremos respecto el ritual que presenciaste, esperaremos a lo que Cerveth nos tenga que decir y también a tener noticias sobre Eban y el cofre. Nuestras fuerzas y recursos son muy limitados y no podemos emplearlos en tareas que a la larga no representen un peligro. Aunque no descuidaré estos asuntos, mi preocupación principal se centra en Girithlin y en los gremios de Tharbad, ¡y en aumentar nuestros efectivos y nuestras defensas!
Dicho esto vacío mi copa de un trago.
-Así sea. Cuenta conmigo para todo ello. No estoy al tanto de lo que ocurre con Girithlin y Tharbad, pero si quieres puedo darme una vuelta por Girithlin, a ver de qué me entero; no he estado nunca, pero eso puede ser tanto un problema como una virtud.
Tras un pequeño silencio añade:
-En fin, creo que será lo mejor irse a dormir, mañana será un largo día de festejos, no es así? Que descanses, Lugarteniente.
Tras lo cual Denelloth apura su copa, se levanta, mira a Khôradur con gravedad y hace una leve reverencia llevándose la mano al pecho. Se acerca a la puerta, se cubre con la capucha y sale.
-Cuando pasen los festejos hablaremos, mi buen Denelloth, y te pondré al corriente de la situación de Girithlin y Tharbad. Descansa, mañana, a pesar de ser festivo, será un día duro.
Al despedirse Denelloth, Khôradur le responde con el mismo gesto. Se sirve una copa y se queda pensativo durante unos minutos, cavilando sobre los problemas que se ciernen sobre Sil Auressë.
Si no es muy tarde, voy a revisar las obras del castillo y la milicia, aunque sea de noche.
Denelloth se levanta tarde al día siguiente, con el sol bien alto en el cielo. Se despereza tranquilamente, sin prisas, oyendo el ajetreo propio de los días de celebración. Decide salir enseguida, después de lavarse, para comer algo en el mercado. Sabe que le viene bien relacionarse con la gente y sus actividades cotidianas, le resulta saludable no encerrarse ensimismado en sus pensamientos.
Fuera, el día es excelente y hay mucha actividad. Se han montado unos cuantos puestos de venta de comida o dulces, otros con repuestos útiles o con abalorios menos útiles y aún alguno con juegos y entretenimientos. Se ha concentrado bastante gente de los alrededores, más e la que pareciera pudiese haber; un buen día para conocer a los vecinos, observar sus comportamientos y relajarse un poco en medio de tantas tribulaciones y trabajo duro. Pronto empezará la siega...
Denelloth avanza entre los puestos, compra un par de buñuelos parecidos a los que se vendían en las ferias de verano del centro de Arthedain y una bebida aromática dulce y caliente, observando a su alrededor. Tras un rato, piensa que irá siendo el momento de recabar noticias de Eben, encontrarse con Khôradur y ver si Cerveth ha averiguado algo nuevo.
Pues si no pasa nada de paseo entre la gente (no sé, un robo, o una atractiva aldeana que quiera probar un producto típico arthadani) hago esas tres cosas, en orden inverso.
Perdón por el retraso de posteo, en realidad esperaba una especie de chim-pún y un de cambio de tercio (de escena o algo). Me parece que esperaba una partida más guiada por el director; me alegro de que no sea así (me gustan las partidas abiertas), pero es lo más habitual, no? Entonces debemos tomar la iniciativa de la partida?
Por cierto, no sé cuánto me cuesta el desayuno este, me lo descuentas de mis perras o no nos fijamos demasiado en esas cosas? Ayer tendría que comer, un día menos de raciones, pero no lo veo en mi ficha (ni quería andar toqueteando sin conocimiento del dire).
En esta escena os había dejado conversando tranquilamente sin intervenir (me han gustado las intervenciones de ambos, todo sea dicho). No había abierto una escena nueva porque estaba esperando sucesos de otras escenas, perdón por no haber posteado para decirlo.
Khôradur se queda revisando las defensas esa tarde-noche, y Denelloth descansando que no ha dormido. Pero no pasamos todavía de día (Denelloth te guardo tu post para la escena siguiente).
Khôradur camina por el patio de armas del castillo en construcción. La tarde está ya avanzada, y como mañana es el primer día de fiesta de Ioënde, hoy terminarán un poco antes el trabajo.
Repasa la muralla exterior, de unos 6 metros de alto. Es de ladrillo, y unido al posicionamiento del castillo en lo alto de una colina, le da una cierta seguridad. Cada esquina tiene una torre circular, de unos 12 metros de alto. La entrada principal
es por un puente de piedra, y aunque todavía queda por terminar y reforzar la muralla y las torres circulares, y de momento no se ha empezado a construir el edificio de entrada ni hay portón, las defensas exteriores del castillo están dentro de lo aceptable teniendo en cuenta el poco tiempo que han tenido.
Diariamente hay una presencia de no menos de cien constructores, y todos ellos han recibido entrenamiento básico de milicia. Una de las cosas que se podrían añadir al entrenamiento es la defensa del castillo, aunque si se asignan guardias y tropas profesionales para esa tarea mejor.
La torre de homenaje es la parte más importante de la construcción. Todavía tardará bastante, de momento solamente se ha rehabilitado la planta inferior de la antigua torre en ruinas. El objetivo es levantar cuatro torres de base circular en cada esquina, de más de veinte metros de altura, para soportar una estructura de cinco plantas.
Khôradur camina pausadamente y charla con algunos soldados y guardias. En este momento, hay cuatro unidades de ocho soldados, además de los veinte guardias. Si finalmente se dobla el tamaño de las fuerzas, se pasaría a ocho unidades de ocho soldados. De cuatro sargentos a ocho. Las funciones de las cuatro unidades también necesitarán una revisión. De momento, una está para proteger de forma permanente la ruta a Metraith y acompañar a la caravana propia de Sil Auressë. Otras dos unidades de patrulla y apoyo para esa ruta tan vital, y una unidad para adiestrar milicia. Con ocho unidades, y nuevos instructores de milicia, se podrá garantizar mejor la seguridad de esa ruta tan vital, y dejar otras unidades de patrulla disponibles para otras zonas como los molinos y la futura ruta hacia el sur.
Hasta ahora, los sargentos han ido rotando en las unidades de ocho. Ahora tendrá que elegir a dos oficiales permanentes, cada uno a cargo de cuatro sargentos. Uno lo tiene bastante claro: un veterano de las guerras del Ángulo, de nombre Leaniach. Un norteño que se ha encargado de las patrullas, es un buen jinete y de confianza. Ahora está persiguiendo a los asaltantes que huyeron. Para el otro puesto tiene varios candidatos entre los que han ejercido de sargento.
Motivo: Organización militar
Tirada: 1d100
Resultado: 80(+40)=120
-Mmmmmm, tal vez habría que centrar los trabajos en acabar la muralla del castillo y así al menos tener lista cuanto antes esa parte del castillo, que ir levantandolo por completo más lentamente -pienso-. Si ahora nos atacan, a pesar de que la muralla se encuentre en una situación aceptable, no sería la más idónea. -Medito unos segundos mientras sigo paseando observándolo todo- Aunque sería necesario disponer de tropas profesionales para defender el castillo, la milicia tendrá que entrenarse también para defenderlo, puede que sólo se la necesite como apoyo en según que circunstancias, pero mejor que esté lista para actuar de la forma lo más eficaz posible.
Después de charlar con los soldados, sigo paseando ensimismado en mis pensamientos.
-Necesitamos dos oficiales fijos que se encarguen de coordinar a los sargentos de las diferentes unidades. Creo que Leniach sería un buen candidato, tendría que hablar con él, y el otro...en fin, lo tengo que meditar, no lo tengo tan claro. Lo que sí es seguro es que va siendo hora de mantener reuniones semanales con mis oficiales, tras la fiesta comenzaremos. Walec y Denelloth estarán presentes, confío en ellos y ocupan puestos de responsabilidad, aunque Denelloth seguramente faltará a más de una reunión. Los dos nuevos oficiales también estarán presentes. De entre todos ellos escogeré a mi lugarteniente, aquel que ha de sustituirme en caso de ausencia o muerte.
Tras examinar las defensas me retiro a mis aposentos y tras una rápida cena, repaso los informes que tengo a mi disposición. Envío un mensaje a Walec para que me informe de inmediato, esté o no despierto, de lo que se sepa de los hombres enviados a ayudar a la caravana atacada. Tras esto me retiro a descansar, mañana será un día largo, y tal vez comience mucho antes de lo que me pienso.
cierro escena y pasamos a "14.1. Día de Ioënde (Nórui, 1644 T.A.)"
Salen de la escena: Denelloth y Khoradur
Sigue en: 14.1. Día de Ioënde (Nórui 1644 TA)