Ayla llegó a la mansión de Curudae, y entró a saludar a su amigo. Primero le acompañaron a sus aposentos para que descansara de los días de viaje, y para que se pusiera cómoda. Después salió a buscar a Curudae. Lo encuentró en su estudio, repasando papeles y libros.
-Ayla, ¡bienvenida!, le dijo mientras se levantaba a abrazarle efusivamente. -Tengo grandes noticias para ti. He estado trabajando muy duro estas semanas, y ahora es el momento de tomar decisiones y empezar a construir tu sueño. ¿Tienes alguna novedad que contarme?