Partida Rol por web

Eben le hace señas a Ragi para que se acerque. Se encuentran junto a la entrada de la Casa del Comercio. -Buenas Ragi, ¿no había hoy una salida con la academia? le pregunta Eben y le tiende la mano.

Ragi se sorprende al ver a Eben en el pueblo. - No sabía que estabas por aquí. - Dice, mientras le da la mano con una sonrisa. - Si que había salida. Para ver unas colinas en el norte, creo, pero he preferido venir al pueblo a hacer unas compras y unos recados para Ionell. No termino de ver el sentido de algunas de las cosas que nos cuentan allí. - explica con cierta incomodidad, mientras se frota con la mano las cicatrices que la plaga le dejó en las mejillas. - Tengo pensado dedicar algún tiempo a cazar y iba a preguntarle a... ¿Peddric? Bah, nunca me acuerdo del nombre del chambelán. Bueno, quiero preguntarle si sabe de algún peletero o curtidor que pudiera tener interés en las pieles... si es que las consigo, claro. -

Para cambiar de tema le pregunta - Pero, ¿y tú?. ¿Qué haces por aquí?. - Le mira con cierta guasa - ¿Qué es tan importante que hace que te saltes el desayuno?. -

Sonrío al oir el comentario de Ragi sobre el desayuno. -"Dellenoth me sacó de madrugada de la cama para un 'entrenamiento específico'"- digo pensando en la noche pasada y la mañana en la cabaña, estrechando la mano de Ragi.

-"Por cierto, Wallec te está buscando, tiene necesidad de esas ganzuas que guardas con tanto cariño."- digo señalando con la cabeza donde había visto a Wallec por última vez.

- ¿Walec? ¿A mi? - Dice Ragi, extrañado. Casi no conoce al jefe de la guardia, y no tiene una idea clara de él, pero le sorprende un poco que sepa de su afición a las cerraduras. - Pues qué casualidad. Bueno, iré a ver que quiere antes de hablar con Peddric. ¿Vienes? - Le dice a Eben, mientras busca con la mirada a Walec - Espero que no me entretenga mucho, piensa, con la cabeza aún centrada en sus asuntos.

Al dirigirse hacia el jefe de la guardia palpa distraidamente con la mano el lugar en el cinto en el que guarda escondido el juego de ganzúas.

El jefe de guardia Walec se encuentra junto a la puerta de la Casa del Comercio, y observa la entrada principal a la plaza. Al ver a Ragi, se ajusta el cinto de armas y anda unos pasos hacia él y se queda esperando a que llegue. También hace un gesto con la mano para que se acerque Eben.

- Saludos Walec. - dice Ragi al acercarse al jefe de la guardia, tras esquivar a unos niños que corrían detrás de un ganso. - Parece que la feria va a estar concurrida. - Le dice, para romper el hielo, pero es un comentario que sobra. El ajetreo de la plaza, con los martilleos de los puestos nuevos y el griterío de los comerciantes y clientes, no dejaba lugar a dudas. Se estaba creando la esperanza de que la feria de Ioëndë fuese bien para todos, como buscando un buen agüero para el futuro del pueblo.

- Me ha dicho Eben que me estabas buscando. ¿Ocurre algo? - le pregunta. 

Me acerco a ellos, siguiendo la señal de Wallec, y me mantengo detrás de Ragi, para ver què pasa...

-Saludos, a los dos. Pues como ya estaba contándole a Eben, la última caravana que tenía que haber llegado esta mañana desde Metraith ha sufrido un percance..., el jefe de guardia baja la voz y mira a su alrededor para estar seguro de que nadie les está escuchando. -No quiero alarmar a nadie, añade con gestos que más bien generan el efecto contrario.

-Han sufrido un ataque. No hay heridos de gravedad, pero el carromato está algo dañado. Uno de los guardias ha llegado hace poco para contar lo sucedido. El ataque sucedió bastante cerca, pero no pueden dejar el carro y los guardias a caballo han salido a perseguir a los asaltantes. Parecía un grupo numeroso pero poco organizado. Lo que pasa, y aquí es donde te necesito Ragi, es que los asaltantes cargaron con un cofre.  Con un símbolo extraño. No sé de dónde ha salido, pero desde luego no quiero que entre en Sil Auressë. Pero estaría bien poder abrirlo y ver su contenido.

-Estamos a la espera de que llegue Denelloth. Es nuestro mejor rastreador. Pero no ha llegado aún, añade visiblemente agobiado mientras alza la vista al cielo, y se nos acaba el tiempo.

¡¿Un ataque?, ¿cerca del poblado?! - Exclama Ragi, intentando controlar el tono de su voz, mientras mira alarmado a Walec. - Podían haberme sorprendido mientras venía hacia aquí... ¡o pueden haberse encontrado con los estudiantes de la academia! - Piensa, siendo consciente de su indefensión. El corazón le late deprisa. Varios pensamientos le cruzan la cabeza - ¿Hay heridos? ¿Se sabe quiénes son los asaltantes? ¿Habéis avisado a la academia? -

Mientras Walec les da la información que ha podido reunir, Ragi se calma un poco y empieza a pensar en lo que oye. - ... el cofre ... - Algo confuso, le pregunta: - No termino de entenderlo... ¿el cofre iba en el carromato y lo han robado? ¿Y de quien es, entonces? -

Al final le dice: - No entiendo del todo qué esperas de mí. Si sabes dónde está el cofre puedo echarle un vistazo, a ver si consigo abrirlo... Pero si piensas que voy a rastrear a un grupo de asaltantes...

-Cálmate Ragi, el camino a Metraith es en otra dirección que el sendero que une el mercado y el castillo. Una vez dentro de Sil Auressë, mis guardias velan por nuestra seguridad. Pero la ruta de caravanas es otra cosa, y hemos sufrido algunos ataques en ese trayecto. Es nuestra línea de vida, como sabéis. Esa ruta debe protegerse, y el Lugarteniente Khôradur ha asignado una unidad de soldados para la protección.

Walec se seca el sudor de su frente, y mira a los dos jóvenes. -No hay que asustarse. Ha sido un grupo poco organizado de pordioseros, parece que antiguos esclavos del Señor de la Guerra. Sobre el cofre, es algo que los asaltantes ya llevaban consigo. Tiene el símbolo de una serpiente rodeando una fortaleza. Era el símbolo de Dagorhir, el Señor de la Guerra, cuyo recuerdo infame aún perdura en estas tierras. Creo que estaban transportando su contenido de un sitio a otro, y me interesa saber qué contiene. Al verse superados por nuestros guardias, huyeron y dejaron el cofre atrás.

Me quedo mirando a Wallec, y una vez termina de hablar con Ragi comento -"Wallec, veo que Dellenoth está tardando demasiado, igual se le ha complicado algun asunto. Sé que no soy tan bueno como él, pero puede contar conmigo para rastrear a esos bandidos."- digo mirando a Wallec -"Dime cuando quieres partir."-

Giro la cabeza para mirar a Ragi, mientras le hago un gesto de aprovación.

-Eben, te agradezco la ayuda. No dudo de tu habilidad. Quiero que acompañes a Ragi hasta el carromato. Comprobad lo del cofre, si Ragi puede abrirlo traed con cuidado el contenido. Si no logra abrirlo, lo dejáis allí. Después podéis acompañar el carro de vuelta al mercado. No quiero que persigáis a los asaltantes, eso es cosa de los soldados. Los asaltantes están desesperados, y en su desesperación pueden resultar peligrosos. Si los soldados te piden ayuda, Eben, para rastrear, hazlo pero lo más  importante es que la caravana llegue hasta el mercado. Tiempo habrá de buscar el campamento de los asaltantes.

El Jefe Guardia se queda mirando a los dos. -Tranquilos, habéis estado entrenando con la milicia. Sabéis defenderos. ¿Lleváis vuestras armas no? No creo que vayáis a tener problemas, pero mejor estar preparados. Prefiero enviaros a vosotros en vez de mis guardias para no asustar a la gente.

- Esta bien. Pues vamos a ver que hay en ese cofre. - dice Ragi. La seguridad de Sil Auresse tiene prioridad sobre el resto de asuntos, y está claro que Walec de la importancia a esto. - En cuanto al carro, ¿sabes si necesitan algún eje de recambio, o algo? Podemos aprovechar el viaje para llevárleselo. - le pregunta.

Después mira a su compañero - Bueno, Eben, vamos allá. Dame un momento para comprar algo de comer, que no contaba con pasar todo el día fuera de la academia y sólo he traído un par de manzanas, y nos ponemos en marcha. -

Afirmo con la cabeza, entrego la modena a Ragi y digo -"Puedes contar con nosotros Wallec"-

Repaso mi equipo mentalmente, verificando que lo llevo todo.

-"Estoy preparado."-

- No te preocupes, esto corre de mi cuenta. - Le dice a su amigo. - He visto un puesto donde venden unas empanadas de carne con buena pinta y a buen precio. Con eso y las cantimploras llenas debería bastarnos. - Eben parece muy concentrado, mientras que a Ragi las explicaciones de Walec le han tranquilizado. - Por lo menos hace un buen día para caminar. - Piensa, mientras guarda la comida en el petate y se dirigen a la salida del poblado.

Ragi paga con una moneda de cobre las dos empanadas recién hechas, y se dirige a la salida del pueblo donde le espera Eben. También les han dado un eje para el carro, y tienen que cargar con él. El camino transcurre en dirección sur durante un tiempo, hasta unirse con otro camino que lleva a Metraith hacia el este, y a las tierras de Girithlin hacia el sudoeste, aunque ese trayecto está en desuso completamente.

El día está despejado, pero la tierra sigue mojada después de las lluvias de anoche. Avanzan a paso lento durante varias horas por el peso del eje que cargan entre los dos. Al llegar al cruce de caminos, pueden ver unas colinas a su izquierda. El camino pasa cerca de esas colinas, y por lo que dijo Walec, el carromato se encuentra un poco más lejos en esa dirección, aunque de momento fuera de la vista. Desde la otra dirección, por el camino muy poco transitado que conduce hasta las tierras de Girithlin, observan a alguien acercándose a lo lejos a paso decidido. En su mano izquierda lleva las riendas de su mula, y por su una estatura y constitución, sólo puede ser un enano. Durante la Gran Plaga, el gran reino de Moria cerró sus puertas. Pero con el paso de los años, se ha recuperado un poco el comercio con ellos, sobre todo en los grandes mercados como Tharbad, o en tiempos de ferias. También se ven a veces enanos de otros reinos más lejanos, de hecho un grupo de las Colinas del Hierro se ha establecido en Sil Auressë. Pero no son muy habituales.

Dejamos el eje a un lado del camino, para descansar un rato -"Ya casi hemos llegado."- digo a Ragi señalando en dirección donde debe estar el carro.

Al ver al que deduzco un enano, acercarse, me quedo mirando y me aparto para dejarle pasar.

-"Buenas tardes viajero"- digo haciendo una  leve reverencia con la cabeza a modo de saludo. No digo nada más, ya que no tengo intención de entretenerme en demasía.

La propuesta de Eben llega en un buen momento. Como siempre, el ejercicio físico le ha puesto de buen humor, pero se han dado una buena caminata, y el eje es pesado y resulta incómodo de llevar, así que Ragi acepta la idea de buena gana. Tras dejar el eje en el suelo busca un lugar donde sentarse y aprovecha para sacar la comida. - No nos hubiera venido mal una mula. - comenta, al ver al viajero, y le pasa una de las empanadillas a Eben.

Observa al enano acercarse mientras come, y le saluda con un movimiento de cabeza. Los enanos no son famosos por pararse a hablar con el primero que se encuentran en un camino, y este en particular parece que lleva prisa.