3 de marzo de 2000 - ¿?
Cuando Axelle despertó, no vio nada. Notó que tenía una venda cruzándole el rostro y un fuerte dolor en los dos ojos, como si una luz penetrante los hiriera desde dentro. Sin embargo, una mano la retuvo e impidió que se tocara. Era una mano suave y cálida.
-Sssh... -La mano le acarició la mejilla y la frente, y unos labios se posaron en esta última-. Tranquila, Axelle. Estáis en un lugar seguro.
Se trataba de Marjolaine. Le dolía un poco la cabeza y no estaba segura de por qué se encontraba con ella. Recordaba un dolor punzando en el vientre y en el ojo izquierdo, pero no lograba entender la razón. También recordaba a Lady Marion, a Marjolaine llorando... Pero ahora Marjolaine sonaba tranquila y cariñosa, sin sombra alguna de temor.
Estaba cansada, tan cansada... Al abrir los párpados del que creía que era su único ojo sano y no ver nada, la dama pensó que aún estaba dormida y que todo aquello se trataba de uno de esos sueños extraños que tienes antes de despertarte o justo cuando estás a punto de caer en las nieblas del ensueño.
Axelle volvió la cabeza hacia la voz, la cual se fue haciendo más real a cada frase. ¿Qué ocurría? ¿Por qué no le dejaba ver o encendía una luz? Los flashes de borrosos recuerdos se sucedieron en su mente sin llegar a encontrarles sentido o conexión y solo ayudaron a turbar más su alma, la cual sentía sucia y llena de banalidad.
-¿Qué ocurre, mi señora? ¿Por qué me duele tanto la cabeza? -preguntó con voz angustiada-. Yo.. solo recuerdo...
En su mente nada tenía sentido a excepción de retazos de viejos recuerdos, los únicos que podía utilizar para intentar comprender e hilar lo que le había llevado a encontrarse en esa situación. Recordaba a la bruja, a Gilhem desapareciendo entre sus brazos, recordaba haber hecho algo terrible, aunque todavía no lo tenía muy claro... Y por último recordaba la imagen de Marion cernise sobre ella con un sentimiento de terror.
Y las palabra de Marjolaine no la tranquilizaron, Axelle quería saber que pasaba, quería "ver" y saber de donde venía aquel dolor que no la dejaba descansar tranquila y que le obligaba a gemir y a retorcerse intentando buscar una postura en la que no le pinchase el vientre. La dama volvió a levantar la mano e intentó apartar de nuevo lo que fuera que le impedía ver.
-No sé cómo ni por qué, pero estábais embarazada otra vez. Vuestro hijo... Lady Marion me dijo que era un niño del Invierno, engendrado por la Bruja. Y es cierto. Yo... cuando Sir Bastien abusó de mí, también quedé embarazada. Ella lo sabía, se lo dijo a Aster, y Aster me llevó al médico. No sé cómo lo ocultásteis, querida, pero me sorprendisteis... Parece que abortasteis al morir quiméricamente.
Los dedos de la Liam acariciaban amorosamente su pelo. Axelle recordó que le había declarado su amor antes de que llegase Marion.
-Esa maldita Eiluned entró por la fuerza en mi feudo para sacaros de él. Mi hermano y yo nos opusimos, pero... No pudimos protegeros. Lo siento, querida mía... Vos luchasteis contra algunos de sus hombres y los matásteis. Lady Marion y vos forcejeasteis y ella... os clavasteis una rama en el ojo sano por accidente. No hemos... no hemos podido hacer nada por él.
Axelle no esperó a que Marjolaine terminara para procesar sus palabras, tenía demasiadas preguntas que necesitaban respuesta.
-¿Decís que he muerto? -preguntó desconcertada y tocándose inconscientemente la herida del vientre. No, eso si lo recordaba, al menos ahora lo recordaba... El brillo de una espada desapareciendo entre sus carnes y la fina y delicada mano que la guiaba hacia sus entrañas y hacia su hijo-. Mi bebé...
No sabía por qué, pero una gran pena le inundó el cuerpo. Desde la pérdida de Gilhem nunca antes se había sentido así, y él había sido su amante, su confidente. ¿Por qué la pérdida de un niño que no conocía podía causarle tal desazón? ¿Podía ser simple frustración? Axelle no lo comprendía pero lo sufría, y su labio inferior tembló como acompañamiento.
-¡¿Qué...?! -como si fueran un jarro de agua fría, las palabras de la baronesa la paralizaron. Axelle se apartó de sus caricias y se deslizó por el borde contrario de la cama haciendo un gran esfuerzo.
La dama se enredó con las sábanas y cayó al suelo. Torpemente se deshizo de aquella enredadera y consiguió levantarse, momento en el que posó las manos sobre las vendas y las arrancó con impaciencia, rasgando la tela y su propia carne.
-¡No recuerdo ningún accidente! -gritó y lanzó las vendas bien lejos, pero no vio nada. Por mucho que abriera los ojos no podía ver nada.
No, no podía ser, las luces debían estar apagadas, aquello debía ser algún tipo de broma. La dama anduvo a tientas por la habitación chocándose con la cama y los muebles, buscando una vela o lámpara de algún tipo. En su enloquecido recorrido algo la hizo detenerse de golpe... Axelle se quedó estática, inmóvil, y solo giró la cabeza hacia su derecha, hacia donde se encontraba su hombro desnudo. Sobre su piel empezó a sentir un ligero calor... La dama siguió la dirección de aquella energía y extendió las manos para tocar una ventana: era de día, y el calor que sentía eran los rayos del sol, y no podía verlos, pero estaban ahí. La luz no estaba apagada, a diferencia de sus ojos.
-¡NO! -gritó lastimeramente y se deslizó hasta el suelo cuando las piernas comenzaron a temblarle-. Ella me mató. ¡Me mató! Y se que lo hizo porque la vi... ¡LA VI! ¡PODÍA VER, MARJOLAINE! ¡ESA PUTA ME HA QUITADO LA VISTA!
Las tremulas manos de Axelle palparon su rostro desfigurado.
Unos brazos la rodearon.
-Lo sé, lo sé -sollozó Marjolaine-. Por favor, no os quitéis la venda. Me duele tanto veros así... -La Baronesa recolocó el trozo de tela sobre sus ojos-. Sé lo que os hizo Lady Marion... Pasó por encima de nosotros, no pudimos protegeros... Pero esto no va a quedar así, cariño, no va a quedar así...
Notó cómo la besaban unos labios y cómo unas mejillas húmedas le tocaban las suyas.
-Porque voy a lograr que podais ver de nuevo. Y vamos a vengar todo lo que os ha hecho. Me ocuparé personalmente de ello, os lo juro.
Axelle se abrazó a Marjolaine y gimió contra su pecho.
-No... -dijo Axelle poniendo una mano sobre la de Marjolaine-. Si lo hacéis os harán lo mismo que a mi y jamás me lo perdonaría. No os pongáis en peligro.
Pfff, estoy tan dormida que no me sale nada más, lo siento.
-No, no me pondré en peligro porque no me cogerán -aseguró Marjolaine besándole el pelo-. No os preocupéis, Axelle, de verdad. Voy a daros un ojo nuevo cueste lo que cueste, y me Marion pagará por haberos arrancado el vuestro. Os lo prometo.
-No hace falta que me lo prometáis, se que pagará, me encargaré de ello...
Axelle asintió y prefirió quedarse en silencio e intentar tranquilizarse en el abrazo de la baronesa. Su ojo, sus ojos... Tenieno en cuenta el pasado y el presente al parecer ese era el precio que debía pagar por ver a Gilhem.