22 de agosto de 1999 - 12:35
Lady Hiver había transmitido por carta su interés acerca del estado de Gwehael. Exhortaba a Axelle a encontrarse con la joven Eiluned y averiguar lo que le había ocurrido con la Duquesa. Al parecer, se rumoreaba que Lady Sarianne había saqueado a su consejera. La misión de Axelle era enterarse de la verdad y procurar establecer nuevos lazos, consolar a Gwenhael y preparar el terreno para lo que estuviera por venir...
Con ese objetivo en mente, Axelle acudió a Torres Negras. La joven Eiluned leía a la sombra de un árbol, atenta más a lo que la rodeaba que a la historia que tenía frente a ella.
La Dama sonrió desde la distancia a sabiendas de que la Eiluned la observaba con discreción y se acerco al árbol bajo el que se resguardaba. El calor, la luz blanca y el sonido de las cigarras no podían haber resultado en una combinación tan perfecta.
-¿No creéis que hace un día maravilloso? No me extraña que hayáis salido a disfrutarlo...
La canciller había dejado su camisola en la corte vistiendo unos pantalones ajustados oscuros y una blusa ancha y blanca.
-Hace mucho que no nos vemos, Gwenhael -comenzó a decir y se sentó junto a ella. Axelle apoyó la espalda en el tronco y levantó la mirada hacia arriba para mirar al cielo entre las hojas-. Espero que no hayáis pensado que me había olvidado de vos.
Algo así -> http://www.staticmiss.com/imgs/normal/2010/01/31/blusa-bordada-con-hilo-satinado.jpg
-Oh. No -contestó Gwenhael cerrando el libro y poniéndolo sobre sus muslos. La Eiluned llevaba un vestido de verano de color azul celeste con motas verdes y el pelo suelto sobre los hombros. Axelle notó instantáneamente que Gwenhael estaba distinta a lo habitual. Quizá más adulta, triste o seria, pero distinta-. Suponía que estaríais ocupada. Con lo de Lady Marjolaine y Sir Bastien...
La dama suspiró y bajó la mirada de las nubes cuando la joven le recordó cosas menos agradables.
-Ya, digamos que me he tomado un descanso -Axelle volvió a sonreír y se fijó en la expresión de Gwenhael. Había algo que no encajaba y no sabía si era bueno o malo-. Os miro y parece que llevo siglos sin veros. Habéis crecido... o cambiado.
Gwenhael bajó la mirada y la desvió hacia un lado.
-Es cierto. Lo he hecho.
Al ver la reacción de la Eilunned, Axelle apoyó una mano en su hombro.
-¿Qué os sucede? Me estáis preocupando.
-Quizá me he dado cuenta de que la vida no es tan bonita como la pintan... Que mis años de Infantil fueron una mentira hermosa, pero una mentira. Las personas... las personas son demasiado crueles -contestó la joven-. Sobre todo aquellas en las que confías.
-Decídmelo a mi... -murmuró la dama y tomó labarbilla de la joven para levantar su mirada-. Escuchadme atentamente. No os voy a mentir ni a haceros creer que estáis equivocada. La vida es así y tarde o temprano todo el mundo tiene que descubrirlo, ¿me oís? Vuestra vida como infantil no fue una mentira, simplemente fue lo que debía ser, una vida sin preocupaciones. Por el contrario, en vuestra vida como rebelde descubriréis muchas cosas que os harán llorar, pero muchísimas más que os harán reir. Es solo cuestión de tiempo que regresen los días buenos, si para i lo han hecho a vos os esperarán cientos.
Axelle liberó la barbilla de la Eiluned y sonrió ligeramente.
-Quien más daño te hará siempre será aquella persona en la que más confias. El amor es lo que tiene, duelen más las puñaladas de un hermano que las de un desconocido. ¿Quién os ha hecho daño, Gwenhael? -preguntó acariciando su cabello.
-Lady Sarianne -reveló-. No quiero que hagáis nada... No quiero que... Oh... También fue Lady Marion. Estoy segura de que ella sabía algo... -Gwenhael bajó la mirada con los ojos cuajados de lágrimas-. O quizá... no... Fue mi culpa. Debí haber pensado... debí haberme negado...
Axelle frunció el ceño al escuchar el nombre de Sarianne. Sabía que Ghwenhael estaba enamorada de ella y que la condesa se había encariñado de la joven. Pero hasta donde conocía de la historia Sarianne seguía con sus cosas y a la Eiluned no parecía importarle (o si, pero no hacía nada al respecto). No se imaginaba que hubiera podido hacer Sarianne para romper el corazón de la pobre muchacha si esta estaba acostumbrada a verla con otra gente. Después de todo no es que le hubiera confesado su amor así que la condesa tenía derecho a hacer lo que le diera la gana.
Las respuestas a las preguntas de la Canciller se vieron resueltas cuando el nombre de Marion llenó sus oídos. "Aquella furcia tiene que estar metida en todo lo turbio del condado o no es feliz", pensó Axelle e inmediatamente supo que había pasado algo realmente malo. La Canciller solo necesitó escuchar las últimas palabras de la joven para darse por enterada.
-Oh...
Axelle miró a Gwenhael con la cara pálida. Aquellos si que no se lo esperaba.
-Venid -dijo y la atrajo para que llorase en su regazo-. No tenéis la culpa de nada. La culpa, si es que es de alguien, es de la Condesa. O bueno, más bien de la baronesa. Os merecíais algo mejor para vuestra primera vez, pero a veces pasa... -dijo y acarició su cabello distraídamente mientras miraba a su alrededor admirando el magnífico día-. Mi primera vez fue con un troll. Yo hacía poco que había tenido la crisálida y menos aún que me había convertido en rebelde, pero la curiosidad propia de mi casa me superaba. Tenía que probar cosas, disfrutar de la vida, ya sabéis... El caso es que dolió, y mucho. De hecho no llegamos a hacer nada porque no podía aguantarlo. Tras ese día me pasé semanas deprimida y con una gran duda existencial. Yo deseaba hacerlo, pero no podía... Y además me empezó a dar miedo hasta que un día conocí a un joven sidhe... Alain se llamaba. Congeniamos y al de un tiempo volvía a sentirme lo suficiente confiada como para volver a intentarlo. En esa ocasión todo salió bien y de hecho ni recuerdo que me doliera...
Axelle dejó de acariciarle el cabello y bajó la mirada.
-Contándoos esto no quiero quitarle importancia. Lo que ha pasado seguro que ha sido algo grave. Lo que pretendo es que veáis que este no es el final del camino -dijo y su boca se tensó-. Pero decidme, ¿qué ha tenido que ver Marion en todo esto? ¿Os dijo ella que lo hicierais?
He dado por hecho que a Axelle la da la cabeza par atar cabos: "cosas del corazón, Sarianne, no debí haberlo hecho, Marion...". Si no crees que pueda llegar a ese punto avísame si estoy haciendo metajuego. Pero bueno, supongo que si le pregunto me lo diría igualmente en el siguiente mensaje.
-Ella me llamó un buen día. No me hacía demasiado caso nunca, pero aquella vez... De algún modo sabía lo que sentía por Lady Sarianne y me dijo que podía ayudarme, que tenía que ir al bosque con la Condesa y que todo iría bien allí. Pensé que la hechizaría, pero me aseguró que no. Yo tenía ganas de verla, aunque me daba un poco de miedo.
Gwenhael no miraba a Axelle, sino que hablaba con la voz amortiguada por su hombro sin atreverse a levantar el rostro.
-Allí nos encontramos. Lady Sarianne parecía confusa. Pero cuando empezamos a hablar, cambió. De repente... No lo sé. Fue como si le pasara algo malo. Se volvió... demasiado fuerte. Yo no me negué. Quería que pasara. Pero al mismo tiempo estaba aterrada de miedo y quise decir que no. Pero... yo quería que pasara. Todo fue bien hasta que... De pronto me di cuenta de lo que había pasado. Ella también. Me miró como si no me conociera. Parecía muy molesta. Y me dijo... me dijo que había sido un terrible error y que jamás debía volver a ocurrir. Entonces me sentí como si me hubiesen arrancado el corazón. La Condesa me acompañó hasta la linde del bosque y se fue sin más.
La Eiluned sollozó.
-Yo sólo quería poder darle un beso. No me imaginaba que fuese a pasar todo aquello. No estaba preparada. Ella me trató como si no le importaran mis sentimientos. Estoy segura de que fue cosa de Lady Marion. Intenté vengarme, pero no sirvió de nada...
Axelle negó con la cabeza y miró al suelo pensando en todas las cosas que debía haber hecho Marion desde que llegara a la vera del conde.
-¿Qué hiciste? -preguntó.
-Le envié unos zapatos encantados, pero no creo que llegara a ponérselos -dijo Gwenhael-. Nada de lo que hago sirve de nada...
Axelle no pudo evitar reírse.
-Eso no es cierto. Unos zapatos... Que no te extrañe que no se los pusiera, esa mujer parece saber de antemano todo sobre todo. No se como lo hace -murmuró-. Nos seáis dura con vos, Gwen. No merece la pena. Debéis ser fuerte y hacer que Sarianne y Marion vean que no han podido con vos. Y, sobretodo, no confiéis en ninguna de ellas.
La Fiona frunció los labios y miró a la joven con los ojos entrecerrados, pensativa.
-¿Aún seguís queriendo vengaros de Marion o de Sarianne?
Gwenhael asintió con la cabeza.
-Pero no sé cómo.
-Yo tampoco, pero ya se me ocurrirá algo -contestó Axelle-. Pero necesito saber que puedo confiar y contar con vos.
-Sí. Siempre -contestó Gwenhael con seguridad.