Las palabras y la cercanía de Earil obnubilaban a la Baronesa, que se dejaba acariciar y se aproximaba con su deseo reavivado. Pero al ir negativizándose el discurso del Adivino, una sombra oscura cruzó el rostro de Marjolaine. La Liam frunció el ceño de nuevo y se soltó de él. Su expresión era indescifrable.
-Ya veo...
Su tono de voz era como la de un niño al que se le ha privado del regalo que llevaba esperando todas las Navidades y se le daba ropa en su lugar. Y Marjolaine no parecía de las que están acostumbradas a recibir lo que no quieren.
Se puso en pie y movió por la estancia, incómoda.
-Esto no es como a mí me habría gustado. Pero bien, si no lo deseais no puedo forzaros. No lo haré, ya os lo he dicho. Podéis marcharos.
-Dado vuestro poder, mi lady, eso os honra -dijo el hombre con tono suave.-Y yo os agradezco vuestra consideración.
Definitivamente, era más una niña que una persona sutil, y ahora estaba enfurruñada. Aún así, Earil tenía la esperanza de que su negativa sirviese para acuciar algo de deseo... O quizás no.
-Ha sido un placer -añadió levantándose. -Quizás no el que podría haber sido -susurró, tomando su mano con delicadeza una última vez.- Pero un placer desde luego.
Depositó otro beso en su mano. Esta vez más sereno, más relajado: Earil estaba ya decidido a irse.
-Espero volver a veros, mi lady -hizo un gesto abarcando el alrededor.- Si necesitáis en cualquier cosa mi ayuda o mi consejo... Soy todo vuestro.
Con una inclinación, se marchó. Quizás su marcha perdió algo de la serenidad y la clase que podría haber tenido. Al fin y al cabo, su entrepierna abultaba de forma muy poco caballerosa. Pero ya fuera, el vidente respiró hondo y tomó aire. Al menos no se había traicionado, y había dejado la cuestión algo más abierta que con un simple no...
-Qué calor hace... -musitó para sí, mirando al cielo.
Respiró hondo, se intentaba tranquilizar mientras emprendía el camino de vuelta. En realidad, ahora se sentía tan culpable como si se hubiese acostado con ella. Lo que había intentado hacer, ¿no era en realidad hasta una forma más retorcida de seducción? ¿No seguía siendo usar su cuerpo y su atractivo, más que su habilidad, para ganarse un puesto? Quizás no hubiese caído a tanta profundidad, pero seguía siendo lo mismo. Mordió ligeramente su labio inferior. ¿Es que no era capaz de evitar este tipo de cosas? Quizás simplemente debería aceptarlo, arrojarse del todo como había hecho en Albión. Volver a entrar en aquella cabaña y mandarlo todo a la mierda. Quizás, al fin y al cabo, él era realmente de otra manera... Y sabía, sin embargo, que de lanzarse a su legado Oscuro, no dejaría de estar incómodo, interpelado por su lado Luminoso. La duda, parecía, era lo único constante en él.
Pero ya se había alejado lo suficiente. Y ahora, ¿a dónde? Estaba demasiado... inquieto... para irse a su despacho e intentar leer. Pasó la lengua por sus labios, humedeciéndolos. ¿Y si visitaba a Stenn? Quizás podría intentar acercarse a él y... Pero no. Algo de ejercicio le vendría bien, practicar un poco con la espada para descargar toda la... energía acumulada.
Luego lady Marjolaine intentará matar a Earil porque está tan cachonda como una mona y me quejaré XD