Lady Evonne asintió y se dejó guiar por los pasillos de Flor de Piedra al encuentro del Conde, a quien estaba ansiosa por conocer.
Encontraron a Lothar en el jardín. Estaba sentado con Sir Cedric en una de las mesas exteriores y jugaban al ajedrez. Las piezas, de alabastro y ébano, representaban changelings. Los reyes y reinas eran sidhe, las torres eran trolls y así. Lothar, con las negras, estaba en apuros. Le quedaban más bien pocas piezas y a juzgar por cómo se lanzaba a intentar capturar tantas piezas de Cedric como le era posible, no tardaría en perder.
Al ver aparecer a Lady Marion, Lothar se levantó dejando la partida a medias y extendió la mano para buscar la de su prometida.
-No os esperaba hasta más tarde, mi señora -Le dio un beso breve en los labios. Estaba muy contento-. ¿Es Lady Evonne?
-Sí. Evonne, querida, os presento a Lord Lothar. Y a Sir Cedric, su Escriba.
Se hizo a un lado para permitir que se presentaran. No soltó la mano de Lothar, que acariciaba con el pulgar.
Lady Evonne se mesó el cabello mientras Marion saludaba a su amado, mirando de reojo la partida que se celebraba en la mesa. Cuando la Eilunned presentó a los dos varones hizo la conveniente reverencia ante el Conde y le dedicó una sonrisa al Escriba.
-MiLord, es todo un placer conoceros. Y a vos, Sir Cedric. Me alegro de que al fin Lady Marion se haya animado a invitarme a Flor de Piedra. -Volvió a mirar el tablero, esta vez con un poco más de detenimiento-. Me temo, Lord Lothar, que si no protegéis convenientemente esa torre casi podéis proclamar como ganador a Sir Cedric.
Motivo: Ajedrez
Dificultad: 8
Tirada (7 dados, se repiten 10s): 1, 9, 5, 3, 8, 2, 7
Éxitos: 2, Fracaso
Lothar miró al tablero y alzó las cejas, encogiéndose de hombros.
-¡Bueno! Tampoco es que vaya a prestar mucha atención ahora que estáis las dos aquí. Cedric, puedes considerarte el vencedor.
El Fiona recibió la noticia con algo de fastidio mal disimulado y se dispuso a recoger el tablero.
-Marion me ha hablado mucho de vos. Os tiene en alta estima -observó Lothar-. Espero que nos conozcamos bien; sus amigos son los míos.
Sonrió a Evonne, radiante, y se apartó de ella y de Lothar para ayudar a Cedric a recoger el juego. Empezó a separar las fichas blancas de las negras mientras su amiga y su amante terminaban de presentarse.
-Espero que Axelle se encuentre mejor. Aún no me he recuperado del susto.
-Por supuesto -respondió animadamente-. Marion también me ha hablado de vos, y me alegra saber lo feliz que se encuentra a vuestro lado. Tenía mucho interés es conoceros. Espero poder quedarme aquí algún tiempo si Lady Sagitta no me requiere.
-Ésta es vuestra casa si así lo deseáis, mi señora -dijo Lothar-. Sobre Axelle, hoy mismo se ha marchado. Dijo que prefería el aire fresco de los Cedros en lugar del aroma de la ciudad. Lady Marjolaine es su amiga. Estará mejor allí tras su... enfermedad.
Una sombra se colocó sobre la mirada de Lothar al recordar el funesto suceso. Miró a Marion algo disgustado y apretó su mano con fuerza.
Menudo par harían Axelle y Marjolaine, pensó Marion con amargura, pero suprimió ese pensamiento para mirar a Lothar con dulzura. Le devolvió el apretón y abandonó la tarea de recoger el ajedrez para volver junto a Lothar y Evonne.
-Espero que su mutua compañía les ayude a recuperarse. -Le dio un beso en la mejilla a Lothar y suspiró mientras esperaba a que Cedric se retiraba. Cuando el Fiona se alejó la Baronesa miró alternativamente a Lothar y Evonne-. Pero no hablemos de eso. Le he contado a Lady Evonne que vamos a casarnos. No he podido contenerme -dijo con una sonrisa culpable.
Evonne se percató sin lugar a duda del extraño comportamiento de ambos, más disimulado por parte de Marion. Desconocía a quienes se referían, aunque juraría que a Marjolaine ya la había mentado antes. Esperó paciente a que el Escriba se alejase para dar paso a las palabras de la Baronesa. La Leanhaun sonrió de forma traviesa mostrando sus blancos dientes.
-No os preocupéis, sabré guardar el secreto hasta que lo anunciéis públicamente. Mis felicitaciones a ambos. Hacéis una hermosa y peculiar pareja, sin duda -dijo de notable mejor humor a cuando había recibido la noticia la primera vez. Entrelazó sus manos a la altura del pecho y los miró alegremente-. Me gustaría visitar los jardines un rato más antes de que Helios nos atormente con su sofocante calor, en vuestra compañía a poder ser si no estáis demasiado ocupados. Luego agradecería poder dedicar cierto tiempo a instalarme. Es sorprendente la cantidad de cosas de las que uno se ve incapaz de separarse cuando vuela a otro lugar.
Lothar sonrió con cierta reserva, pero no dijo nada al respecto. Dio un suave tirón a Marion para iniciar el paseo mientras le explicaba a Evonne el funcionamiento del castillo, cómo evitaban a los mortales y cuáles eran los horarios de corte y de visitas turísticas.
El jardín estaba espléndido. No tanto como en primavera, pero a su modo, acogedor y vibrante. Ruby, la pooka infantil, correteaba persiguiendo mariposas.
-He pensado que quizás podríais ser testigo de la boda. O incluso madrina. Estoy seguro de que a Marion le encantaría -comentó.
Tranquilamente y disfrutando de la temperatura veraniega, la Baronesa se dejó guiar escuchando con cierto interés las explicaciones de Lord Lothar. No le desagradaba el lugar, aunque prefería notablemente el León Rampante, quizá sólo por el mero hecho de conocerlo ya a la perfección. No obstante, encontrarse de nuevo en un laberinto de intrigas no le atemorizaba.
Las palabras del Conde fueron regalo para sus oídos, pero aguardó la respuesta de Marion con emoción contenida, vigilando su reacción. No habría esperado menos por parte de su amiga, pero tampoco quería parecer impertinente o tomarse licencias que no debía.
-¡Sería maravilloso! -Le puso la mano en el brazo de su amiga, sonriendo con alegría-. Por favor, decidme que aceptáis.
-¡Por supuesto! ¿Cómo iba a negarme? -contestó de inmediato, radiante de felicidad-. Sería todo un orgullo ser vuestra madrina. ¿Y tenéis ya padrino pensado?
-Aún tenemos que pensarlo -dijo Lothar mirando a Marion-. Me alegro de que esto os haga tan feliz a ambas. Sabéis que vivo por vuestra felicidad, mi señora.
Por toda respuesta Marion se abrazó al brazo de Lothar y apoyó la cabeza en su hombro. Estaba relajada y contenta por primera vez en una temporada, y además, tampoco iba a pasar la oportunidad de mostrarle a su amiga lo feliz que era.
La Leanhaun les dedicó una de sus mejores sonrisas, encantada con la noticia. A continuación quiso saber todo tipo de detalles sobre la ceremonia a pesar de que la pareja apenas hubiese tenido tiempo para pensar en ello, y comenzó a sugerir todo tipo de ideas (más hacia Marion que a su prometido). Le encantaban los eventos sociales, y una boda así merecía cuidar hasta el más mínimo detalle, cosa que Evonne estaba dispuesta a hacer sólo por la mera satisfacción que ello le causaba. Y porque Marion era su amiga, claro. Ya que había logrado encontrar la felicidad, al menos que la disfrutase por todo lo alto.
Además, no iba a desperdiciar la oportunidad de engrandecer su ego en un acto de ese tipo, siendo la madrina de la Condesa consorte.