19 de mayo de 1999 - 9:52
La sesión de Corte era presidida por Sir Aster, dada la ausencia de Lady Marjolaine. No había un tema definido, y el Liam parecía aburrirse. Sólo cuando hicieron pasar a Danielle se incorporó y despejó del todo.
-Dama Danielle -dijo con una sonrisa-. No os esperaba. ¿Venís de parte del Conde?
Danielle hizó una profunda reverencia antes de incorporarse.
- No, Canciller. He acudido a vuestra corte a título personal, milord.- acompañó sus palabras con una sonrisa tímida de quien no esta muy habituado a ser el centro de atención en las cortes pero se esfuerza por hacerlo lo mejor posible.
Sir Aster sonrió.
-¡Me alegra mucho no tener que haberos invitado! -Se levantó de un salto y se acercó a ella sin mirar atrás-. Decidme, ¿en qué puedo ayudaros?
Danielle bajó ligeramente la mirada. No le gustaba ser el foco de atención. Que su obra lo fuera era una cosa a la que estaba acostumbrada y de la que disfrutaba. Pero serlo ello... el orfanato le había enseñado que no era nada bueno. Al menos estaba razonablemente segura de que Aster no la atacaría.
- Realmente deseaba pediros permiso para hablar con Jemaine sobre el arte de la forja, ya que estoy interesada en mejorar y he oído que tiene un don para ella... bueno y que realmente era una gran excusa para salir de la corte ducal y viajar al baronía de Lady Marjolaine.- añadió tímidamente.
Sir Aster torció el gesto.
-Vaya. Pensaba que era algo en los que yo os podría ayudar en persona. Jemaine está ahora en el taller del patio, trabajando. Tenéis mi permiso para hablar con él, si eso es lo que queréis.
Danielle asintió levemente.
- Realmente aunque me interesa hablar con él, puede esperar ya que también quiero vuestra opinión al respecto para mi proyecto.- sonrió brevemente mientras sacaba unos papeles donde había unos diseños de floretes.- Sé que sois un gran duelista, así que me gustaría saber que os parecen... me gustaría ampliar mis conocimientos y no dedicarme únicamente al diseño de ornamentos.
Danielle terminó su frase ligeramente dubitativa, antes de seguir hablando.
- Me gustaría contribuir en la medida de lo posible en la defensa del condado para evitar ataques como los de los plebeyos o que algún advenedizo considere que puede intentar atacarnos. Y aunque como duelista no soy gran cosa, más por falta de maestro que de ganas, sé que como artesana... bueno, algo puedo aportar. ¿Qué opináis?.- dijo mirándole esperanzada.
El Canciller tomó el papel entre sus manos y lo miró. De inmediato apareció una sonrisa en su rostro.
-No esperaba menos de vos. ¡Me encantan! Pero no termino de entender a qué os referís... ¿Trampas? ¿Sistemas de vigilancia? ¿Quimeras entrenadas?
Danielle se animó visiblemente al ver la reacción de Aster.
- No lo tengo todavía claro... los automatismos son más sencillos que crear quimeras, eso desde luego. O, tal vez, el introducir mejoras en nuestras armas... no lo sé. Sólo sé que no quiero ser una mera espectadora...- dijo antes de murmurar para si misma.- aunque supongo que también debería buscar un maestro de esgrima
-¿Lo decís en serio? Tenéis frente a vos al mejor espadachín del condado y buscáis maestro de esgrima... Yo os enseñaré todo lo que sepa, aunque me guardaré mis mejores golpes para poder sorprenderos y que no me quitéis el puesto -respondió sonriente el caballero-. ¿Qué os parece?
Danielle miró a Aster sorprendida.
- Pero no quisiera quitaros tiempo de cosas más importantes... sé que como canciller debéis tener muchas cosas que atender... aunque me honraría el teneros como maestro, para que negarlo.- agitó levemente la cabeza,- pero no puedo pediros que descuidéis vuestras obligaciones por mi.
-¡Tonterías! Mi hermana terminará los exámenes esta semana, y tan pronto lo festeje me ocuparé de que pase atornillada a ese asiento el resto del verano. ¡Para algo ganó el feudo!
Los presentes rieron entre dientes y Sir Aster pareció muy satisfecho de sí mismo.
-Insisto, Dama Danielle.
Danielle miró a su alrededor, sonrojandose al saberse el centro de atención antes de asentir timidamente.
- En... en ese caso debe... deberé acabar pronto la espada.- dijo en un susurro.
-Os tomo la palabra. Ahora, si lo deseáis, podéis ir a ver a Jemaine -ofreció el Canciller.
Danielle asintió.
- Sí... debo mostrarle esto y preguntarle su opinión a la par que consejos. ¿Dónde se encuentra?
-Debe de estar en el patio o en la forja -dijo Sir Aster.
Danielle asintió antes de rezagarse un momento.
- ¿Podríais explicarme como llegar? Me temo que no conozco vuestro feudo...
-Sí, desde luego. Acompañadme.
El Liam le ofreció el brazo y, cuando ella se agarró a él, la acompañó hasta el patio.
¿Quieres dejarlo aquí?
mi objetivo principal es hacerme amigüita del troll, aprender y caerle mejor a Aster... (y obtener un arma decente). Así que como vuecencia vea :)