Partida Rol por web

6 de agosto de 1999 - 10:15

Lady Marion recibió a Axelle en una de las salas de su castillo incompleto. Hasta ahora no se había preocupado de terminar la construcción. Cuando la Fiona llegó Marion estaba desayunando con Stenn, su guardapesladas troll, en una mesita. Se limpió los labios con una servilleta y se levantó para recibir a su invitada.

-Canciller. Hacía mucho que no os veía. Bienvenida a la Hoja de Hiedra. Espero que esta visita sea más tranquila que la última -bromeó, recordando todo el asunto con Ibrahim.

Axelle hizo una reverencia nada más entrar en la sala y sonrió una vez se irguió.

-Mientras no me acuséis de doble asesinato creo que todo irá bien -dijo y miró a su alrededor-. Me gusta lo que habéis hecho con el feudo. El estilo de Ibrahim era demasiado... Demasiado suyo.

La dama se acercó a la mesa, pero continuó a una distancia prudencial de Marion.

-Hace tiempo que quería veros, pero parece que el destino no ha querido que lo hiciera hasta hoy. Quién sabe por qué... -dijo suspirando-. ¿Cómo os va en vuestro nuevo hogar? Espero no llegar ni en un mal momento ni demasiado tarde para presentaros mis respetos y daros la enhorabuena.

-No voy a decir que sea fácil. Sir Bastien no estaba de acuerdo con la decisión de Lord Lothar, como os podéis imaginar.

Señaló una silla vacía.

-Sois muy amable. Tomad asiento, por favor. No sé si conocéis a Stenn, mi guardaespaldas. Stenn, discúlpanos, por favor -le dijo al troll con una sonrisa.

Le había cogido cariño al chico, aunque no confiaba en que pudiera protegerla. Era como un cachorrito gigante y azul. Cuando se hubo marchado volvió a sentarse, retiró su taza y le ofreció a Axelle una bandeja de bollos.

-Sir Bastien no parece estar deacuerdo ni consigo mismo desde que no gobierna ningún feudo...

Axelle se sentó en la silla y apoyó un codo sobre la mesa antes de despedir al troll con una simple mirada para volver a prestar su total atención a Marion.

-Está desesperado, y lo que es peor, descontrolado. Es algo que no beneficia a nadie y menos a los de nuestra corte -comentó refiriéndose a la Corte Oscura. La dama entrecruzó los dedos de ambas manos-. No os voy a mentir, mi señora, se que estáis pasando por ciertas dificultades, y como Canciller de Lord Lothar me veo en la obligación de velar por vuestra seguridad. Sin embargo esa no es la principal razón de mi visita... Me parecéis una persona de interés, y siendo ambas oscuras entre tanto luminoso creo que nos vendría bien unir fuerzas ahora que el reino se está enturbiando.

Cuando hubo terminado, la dama cogió uno de los bollos y lo mordió distraidamente por pura gula.

La mandíbula de Marion se tensó por algo que Axelle había dicho.

-¿Unir fuerzas? ¿Con qué fin? Llegará Samhain y el poder volverá a nuestra Corte, sin importar cuántos Luminosos haya.

-Con el fin de sobrevivir hasta entonces. No creo estar sugiriendo nada descabellado -contestó-. No se que mal os puede hacer que pase más tiempo con vos... -dijo y terminó lo que le quedaba del bollo de un bocado.

Axelle se recostó en la silla apoyando un tobillo oculto por una bota de cuero sobre su rodilla. La canciller sonrió.

-De todas formas da igual quien gobierne. Os noto muy intranquila, mi señora. Algo me dice que vos seguirías en serios problemas pasara lo que pasase.

-Ninguno, pero vuestro lugar está junto a Lord Lothar, creo recordar. Y aunque es cierto que ahora paso más tiempo con él, ése tiempo no lo comparto con nadie más.

Empezó a juguetear con una cucharilla, pero salpicó el mantel y la dejó en un pequeño plato.

-Pero decidme, ¿por qué no habríamos de sobrevivir?

-Ah, vos diréis. Pero no me refiero a ese tipo de supervivencia, hablo del honor, la posición social... Esas cosas. Si algo he aprendido es que lo último que pierde una persona es la vida -dijo Axelle apartando las migas que habían caído sobre la mesa y sobre sus muslos con un par de manotazos-. Puedo ayudaros a asentaros mejor. Es cierto que mi lugar está con Lothar, pero también dispongo de tiempo libre...

La Canciller aprovechó aquel momento para observar descaradamente el rostro y la figura sentada de Lady Marion.

-Esto no es un asunto oficial, tomároslo como si os estuviera dando un cheque en blanco que podríais usar cuando quisierais.

-No estáis siendo muy clara, Canciller. -Marion sonrió de medio lado. Aquella mirada era todo menos desinteresada-. Me ofrecéis ayuda, pero no decís para qué. Ni por qué.

-Una no puede estar eternamente ajena a los acontecimientos del Reino. Estoy empezando a jugar a este juego y quiero empezar con buen pie. Están sucediendo cosas que no llego a comprender, los sidhe están nerviosos... Cuando explote me gustaría estar en el lado más fuerte, o mejor dicho, el más avispado -la dama sonrió-. Es decir, vos. Solo quiero saber que podría contar con vuestro consejo y ayuda en caso de necesitarlo.

Aquella manera que tenía Axelle de regalar los oídos quizá le bastase para bajar pantalones y levantar faldas, pero Marion se había encontrado con gente más habilidosa que la Fiona con los cumplidos que crean alianzas y descubren secretos.

-Estoy confusa. ¿Me ofrecéis ayuda o me la pedís?

-Ambas -contestó Axelle algo cansada de intentar explicar lo mismo-. Le estoy ofreciendo mi amistad, Lady Marion...

Se preguntó si Axelle estaba mintiendo, era estúpida o solo muy ingenua. Se dio cuenta Marion de que estaba irritada, y eso la irritó más. Sacudió un poco la cabeza, como para alejar una mosca posada en su frente, y habló con tono conciliador.

-Me gusta tener amigas, no me malinterpretéis. Es sólo que vos y yo no nos conocemos mucho. Me pregunto qué podemos aportarnos la una a la otra.

-He visto lo que habéis hecho. Todo el mundo lo ha visto. Sois una persona interesante y no se si tenéis recursos, pero tenéis carácter y decisión. El Reino necesita gente así para devolvernos el orden que estamos perdiendo a pasos agigantados. Os ofrezco mi apoyo en vuestra causa, la cual no conozco en aspectos detallados pero si en los generales, mientras vos os aseguréis de mi propia seguridad y de la de mis allegados.

Axelle bajó la pierna y se inclinó hacia delante.

-Y mi apoyo consiste en conocimiento militar, la lealtad de cierto número de caballeros a mi servicio, el apoyo de grandes personalidades y mi propia espada, por supuesto.

-No es poco, desde luego. Conocimiento militar es algo de lo que yo carezco, no digamos entrenamiento. Tampoco tengo caballeros; Sir Bastien inspira más lealtad en ellos que yo. Sin embargo, parece que las dos tenemos amigos bien posicionados. Me siento es desventaja. Vos ya conocéis a los míos.

-Sir Bastien... -resopló la dama-. Pretendo encargarme del destino de ese caballero eventualmente, y con suerte dejará de ser una molestia. Respecto a lo de nuestros amigos... Me temo que no puedo hablarme le de los míos, no por ahora.

Axelle se levantó de la silla y la arrastró hasta que el respaldo tocó la tabla.

-Creo que es hora de que me vaya. El desayuno se os va a quedar frio y lo mejor es que os deje tiempo para pensar en mis palabras. Si tenéis alguna respuesta o simplemente queréis volver a hablar, os invito a hacerme llamar, mi señora.

Marion hizo una mueca de disgusto, prácticamente un puchero.

-Sois muy cruel al no satisfacer la curiosidad de una Eiluned. Otra persona sería más misericordiosa. Pero de acuerdo. -Se levantó también para acompañar a Axelle hasta la puerta-. Hablaremos pronto, amiga mía.

Ya en el pasillo le dedicó a la Fiona una sonrisa de despedida y le indicó a Stenn que volviese a entrar con ella. Cerró la puerta con delicadeza tan pronto como la Fiona dobló una esquina y se perdió de vista.