15 de agosto de 1999 - 13:15
Después de que Axelle llegase a los Cedros no tuvo que esperar mucho para que la dejasen pasar a la habitación de la Baronesa. Después de tanto tiempo sin acudir, era una visión extraña. Lo que antaño era una alcoba llena de luz y de vida ahora destacaba por su lobreguez... pero sin duda era acogedora para un corazón roto.
Marjolaine se alegró mucho de ver a la Fiona, pero el humor oscuro y la tristeza se notaron antes de que pudiese hablar. Marjolaine se retrajo, pero esperó a que su amiga le contase lo que había ocurrido.
Axelle sonrió intentando aparentar que no pasaba nada, pero dejó de hacerlo al ver la cara de Marjolaine, descubriendo que era incapaz de ocultar que no se encontraba en perfectas condiciones. De haberse podido mirar en el espejo habría encontrado a una mujer gris, con grandes ojeras y la frente perlada de sudor. La Fiona cogió sus manos y la llevó a la cama, dónde la sentó junto a ella.
-Han pasado muchas cosas desde que nos vimos por última vez -dijo, y hasta su voz se notó débil-. Espero que os mejorase el ánimo el apresamiento de Bastien.
-No negaré que es así -contestó ella sin sonreír. Rozó la mejilla de Axelle con la mano-. Amiga, os veo mal. Y estáis caliente. ¿Qué ocurre? ¿Estáis enferma?
La Liam tenía el pelo deslucido y lacio, como sin vida. Su coquetería se había esfumado y ya no se maquillaba ni aunque fuese un poco. Estaba en bata y no parecía ir a vestirse. Encerrada en su habitación, así afirmaban que pasaba los días.
La dama alzó la mano y atrapó uno de los lacios mechones de Marjolaine entre sus dedos: lo notó áspero y extraño. -He perdido el bebé -contestó-. Y no se como ni por qué, solo que ha ocurrido. Pero no os preocupéis por mi, solo estoy débil. Axelle volvió a bajar la mano y observó el aspecto de la baronesa. Ya no era ni un cuarto de lo que era antes por culpa de Bastien, pero ella se encargaría de arreglar eso. -Vos y yo vamos a salir de esta.
Marjolaine la miró con tristeza.
-Lo siento mucho. Es una pena. Si os sirve de consuelo, a veces simplemente ocurre. Quizás fue cosa del día en que fuisteis herida por el bastardo -Se abrazó a Axelle y apoyó la cabeza en su pecho-. No os lo merecéis, querida...
Axelle recibió a la baronesa entre sus brazos y estrechó entre ellos. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que la había tenido tan cerca, y por desgracias en ambas ocasiones no por una razón agradable como solía ser...
-Resurgiremos de nuestras cenizas, como el ave fénix -continuó como si no la hubiera escuchado y acarició sus castaños cabellos-. Vos tampoco os merecíais lo que os pasó. Pero Bastian pronto será juzgado y yo también conseguiré mi premio -sonrió y besó su frente-. Tenemos demasiadas cosas de las que hablar.
-Con vos me siento segura, Axelle... -Marjolaine cerró los ojos-. Decidme, ¿de qué queréis hablar?
-Se que con vos puedo hablar libremente, así que haré... -dijo y continuó acariciando su cabeza-. Este condado necesita un cambio. Lothar es incapaz de gobernarlo como se debe, como bien ha demostrado durante tantos meses... Ha permitido que se sucedan ataques de vampiros en el feudo así como permitió que Bastian conservase sus huestes, cuando desde un principio debió ver que era peligroso que tuviera tantas espadas. Necesitamos que ambas caras de la moneda sean fuertes y capaces, y alguien que las controle. La capacidad de los reyes para vigilar los andares de Lothar también ha dejado mucho que desear y se nota la falta de un intermediario...
Marjolaine se separó para mirarla frente a frente.
-Estáis hablando de un Duque. ¿La Duquesa? Pero... ¿por qué ahora? ¿Por qué vos?
-Llevo tiempo pensando en ello, para mi no es algo nuevo. He estado mucho tiempo bajo las órdenes directas de Lothar y os aseguro de que no es capaz de gobernarse ni a si mismo, cosa que también sabe Lady Marion, quien se ha aprovechado sin ningún pudor de él y de su posición... -dijo respirando profundamente-. En realidad hay dos oscuros gobernando Flor de Piedra, pero parece que todo el mundo hace oídos sordos. Por suerte lo único que hay que hacer para que eso acabe es quitarles la venda de los ojos. Con el apoyo de la duquesa y de un luminoso podemos apartar a Lothar y a Marion del poder casi sin esforzarnos.
-Eso es algo muy serio, Axelle -Lady Marjolaine frunció los labios-. Me estáis pidiendo que traicione a mi señor y a una amiga para colocar a vuestra amante. La Reina no estará nada contenta. ¿Y los luminosos? ¿Aceptarán un aumento de poder Oscuro? Vos sabéis que os quiero profundamente, pero... No deseo que aumente vuestro poder. No me gustan.
-Ahí es donde entráis vos -la dama sonrió-. No quiero que aumente el poder oscuro, ni mucho menos. Eso solo traería demasiados problemas y ya sabéis que a mi lo que más me gusta es tener tiempo libre para... Bueno. Lo que os estaba diciendo es que se que vos sois una luminosa justa además de que habéis tenido problemas con un sidhe oscuro, como bien lo sabe el resto del condado. Lady Hiver va a convertirse en Duquesa de Flor de Piedra tarde o temprano, y creo que descubriréis que es mejor que lo haga estando vos como condesa luminosa que Lothar y Marion...
La Baronesa la miró boquiabierta.
-¡A... Axelle! Yo no puedo hacer eso. Yo no puedo... no estoy en condiciones. Miradme. ¿Parezco una Condesa? Apenas puedo levantarme de la cama o salir de aquí. Me aterra celebrar una sesión de Corte. No quiero hacer eso.
-Una condesa, una princesa, una reina... Eso y mucho más -sonrió Axelle-. Ahora estáis pasando por un momento difícil, pero pasará. ¿Y qué hay mejor manera de conseguirlo que manteniendo la mente ocupada? Decidme que todavía se encuentra dentro de vos aquella joven despierta, inquieta y llena de ambiciones a quién le robé un beso tras una escapada a caballo... -la dama alzó una mano y acarició la mejilla de Marjolaine-. Aunque si de verdad no queréis no volveré a insistir en el tema, pero al menos dejadme ayudaros a recuperar confianza.
-Ojalá pudiera volver a ese momento, mi querida Axelle -se lamentó Marjolaine-. Ojalá pudiese seguir siendo la misma niña alocada de antes. Mi única ambición era jugar a ser mayor y ya veis cómo acabó. Echo de menos los días en los que lo único que deseaba era experimentar nuevas sensaciones, nuevas personas, nuevos juegos... Pero la vida no es un juego.
La Liam puso una mueca triste.
-Lo aprendí por las malas. Eso ya se ha terminado.
-Todavía podéis -Axelle se sentó uno poco más cerca de la baronesa-. No dejéis que lo ocurrido os arrebate vuestra juventud. Tenéis muchos años por delante y me dolería en el alma verlos desaprovechados de esta manera. Decidme que puedo hacer por vos para que volváis a recuperar la sonrisa. Lo que sea.
Marjolaine le echó los brazos al cuello y enterró la cara en su hombro, suspirando. Pasaron varios segundos antes de que se decidiera a levantar la mirada y a buscar sus labios con los suyos. Pero no era una invitación a la lujuria, sino un beso tierno y sentido, como una bocanada de aire tras un periodo de asfixia.
-Necesito... -Marjolaine apoyó su frente en la de Axelle-. Necesito que mueran. El bastardo y sus hombres. Todos los que me vejaron y me miraron mientras me humillaba. Quiero que los matéis, Axelle...
Los ojos de Axelle se abrieron ante la sorpresa que produjeron las palabras de Marjolaine. La Canciller miró fijamente a la baronesa asegurándose de que había oido bien y que hablaba en serio, y cuando estuvo totalmente convencida apartó un momento la mirada pensando en las posibilidades. Bastien era mucho más fuerte que ella, pero no tenía su espada, por lo que tampoco sería una muerte digna... Aunque eso daba igual, ya que el sidhe se había proclamado indigno con sus acciones. Eso no le importaba a Axelle, pero lo que si le preocupaba era como hacerlo sin ser descubierta, lo cual significaba un riesgo considerable... Lo que tampoco le disgustaba especialmente.
La Canciller volvió a mirar diretamente a Marjolaine, aún con la frente junto a la suya.
-Si eso os hace feliz lo haré sin dudarlo, los mataré a todos.
Sin decir nada, Marjolaine asintió con la cabeza.