-Ah, ¿no fue un vampiro? -preguntó Bastien con interés-. Tenía entendido que la habían mordido. Entonces, ¿quién ha podido ser?
Ariadna se encogió de hombros ya agachó ligeramente la cabeza.
-De ahí proviene mi malestar y desánimo.
Sir Bastien le pasó el brazo por la cintura, como para confortarla.
-Sois una chica lista, Dama. Esdtoy seguro de que no os costará resolver el enigma.
Ariadna no se apartó, pero el gesto hizo que su interior se agitase de nerviosismo. Aquello era tomarse demasiadas licencias incluso para la cortesía.
-Eso es más propio de los Eiluned, Sir. Vos y yo nos regimos por otras pautas. -Le sonrió con elegancia-. Más gracias por vuestras alentadoras palabras, me reconfortan. Así que procuraré no desatenderlas.
Sutilmente el Gwydion la condujo hasta la puerta.
-Sé perfectamente lo ocupada que estáis con vuestras labores de investigación. Es una desgracia que no pueda ayudaros.
Ariadna fue hasta la puerta y una vez en el umbral se giró para hablarle una vez más.
- Sé que no os llevabais muy bien con Lady Marjolaine... Pero cualquier aportación que podáis hacer ayudaría enormemente, y quizás podría servir para limar asperezas con los Cedros. Auguro que la Baronesa no podrá mantener sus labores mucho más tiempo. Ya hablé a vuestro favor una vez, podría hacerlo dos si tengo una buena razón. Aunque no esté en el Consejo tanto Lord Lothar como Lady Marion tienen muy en cuenta mi opinión. -Hizo una suave reverencia-. Meditadlo con calma, por favor. No os robo más tiempo.
Y se dispuso a marcharse.