Partida Rol por web

-Vaya, dejad que os mire eso -dijo la dama ignorando completamente la pregunta de Ariadna en un principio. Axelle envainó la espada, se acercó a la Gwydion y apartó las manos de la joven de su costado para poder echar un vistazo. Por suerte no había sido más que un arañazo y la única que podía considerase mal parado ahí era la ropa de Ariadna-. No me lo ha dicho nadie, tampoco hace falta. Se le nota por la forma en la que habla de vos y como se le queda perdida la mirada. Incluso yo misma me he llegado a creer que sois perfecta pues no dice más que cosas buenas de vos..

Se quedó quieta mirando de reojo a la Canciller mientras esta examinaba su cintura. Cuando terminó se agachó a recoger su espada.

-No soy perfecta ni pretendo serlo. Sólo... deseo encajar en un lugar desconocido. -Envainó su espada, cabizbaja-. Creo que no es algo tan extraño.

-No me refiero a eso y lo sabéis -contestó Axelle volviendo a retroceder-. Está claro que no sois perfecta, ni siquiera el más atractivo de los sidhes lo es. Pero en la cabeza de Cedric si. Se me hace raro que no os hayáis dado cuenta.

-No acostumbro a que me galanteen. Y para mí Sir Cedric es sólo un buen amigo, nada más -respondió disgustada.

-Está bien, no diré nada más, pero quizá deberíais decirle esto a él para que no se haga ilusiones... -dijo Axelle-. Deberíamos dejar la clase de esgrima por hoy. Venid a buscarme cuando queráis tener la siguiente, si aún estáis interesada.

-Tal vez tengáis razón... -musitó-. Os buscaré en cuanto resuelva unos asuntos pendientes. Ya os he dicho que tengo gran interés en proseguir con mi instrucción, y por lo poco que he visto advierto que estaré agradecida de teneros como maestra, Dama Axelle.

Hizo una breve reverencia.

-Gracias por vuestro tiempo.