Partida Rol por web

12 de febrero de 2000 - 17:14

Sir Earil buscó a Lady Marion, como no podía ser de otro modo, en la biblioteca. El Eiluned se sentó junto a ella silencioso. Unas densas ojeras habían aparecido bajo sus ojos, y es que Lothar le había encargado que se ocupara de encontrar a Gastón por cualquier medio. Debíade estar hasta muy tarde frotando su bola de cristal.

Pero el motivo por el que se encontraba allí era distinto. Lo supo en cuanto la miró.

-Lady Marion, me alegro de veros. Tenía ganas de poder hablar con vos en privado. Hay cosas que tratar. Cosas sobre la Bruja.

Marion apenas había dormido. Estaba contemplando dar una cabezada encima de un grueso volumen cuando Earil se deslizó a su lado hablando sobre la Bruja. Sí, por supuesto. Se preguntó cómo se habría enterado. Y que sabría exactamente.

Suspiró y le señaló una silla.

-Sentaos.

-Hablé con la ninfa del bosque -empezó Earil-. Me contó cosas, muchas cosas. Me habló de la manzana roja. Y me contó cómo terminó esa manzana.

El sidhe no tenía un tono burlón, sino sincero. Parecía genuinamente preocupado.

Se preguntó qué le habría regalado Earil a Hesperia para que respondiera a sus preguntas.

-Entendeis por qué lo hice, ¿no? No fue una tarea agradable.

-Sí, lo sé. Y entiendo que pagasteis un gran precio por ello. Pero vuestra tarea no terminó entonces. Hay alguien que aún está embarazada. Hesperia no pudo decírmelo porque su identidad está cubierta por la oscuridad. Yo tampoco he logrado encontrarla. Pero si eso es cierto, es probable que esté cerca de dar a luz.

Earil no tenía un tono alarmado, pero sí extremadamente firme.

Soltó un bufido.

-No entiendo por qué nadie se molesta en ir a verla. Para las preguntas más importantes no tiene ninguna respuesta. ¿Os dijo cómo encontrar a esta mujer, al menos?

-No. Pero me dijo quién era el padre: Sir Morgan.

El sidhe se inclinó hacia delante.

-El problema es que Sir Morgan ha tenido contacto con un buen número de personas a lo largo del último año. La mayoría de esos encuentros fueron en el bosque. He hecho un recuento y creo que hay, al menos, tres sátiros de Fuente de Ambrosía que esperan un hijo. Eso que yo haya podido enterarme.

Un dato más bien inútil. Especialmente si el padre era Morgan, que en unos meses habría hecho explotar la población de Blois.

-Creo que si ponemos a Morgan al corriente de la situación cooperará. Nos dará una lista más detallada, al menos, de quiénes podrían llevar un hijo suyo.

-¿Y luego qué? -preguntó Earil-. La mujer en cuestión debe de tener un embarazo avanzado. Todas ellas.

Marion se quedó en silencio. Earil quería saber si Marion estaba dispuesta a apuñalar embarazadas en la barriga hasta encontrar a la que buscaban. No lo estaba. Chascó la lengua y le dio a Earil el cetro que tenía encima de la mesa.

-Deberíais intentarlo de nuevo. Probad a usad esto. Potenciará vuestra magia. Y dado que ya conocéis mis secretos, permitidme que os haga una sugerencia. Si la oscuridad protege a esta mujer, en vez de intentar iluminarla deberíais buscar la nube negra en la que se oculta. A lo mejor sacamos algo en claro. Aunque sea otra pregunta que hacerle a Hesperia.

-Está bien -dijo el Eiluned mirando con ojos golosos el regalo de Lothar-. Me llevará tiempo. Tendré que ponerme a trabajar de inmediato.

Sir Earil se levantó.

-Pero vos deberíais cuidaros, Lady Marion. Tenéis otra nube negra encima y más enemigos de los que podéis vencer.

Hizo como que no había oído su advertencia. No podía soportar pensar en toda la gente que estaba en su contra en ese momento.

-Olvidad a Gastón. Le diré a Lothar que estáis trabajando en ello; si os pregunta haced lo mismo. Y no dejáis que el Conde os vea con eso. Fue un regalo suyo y no creo que le guste verlo en otras manos.

-Si eso es lo que queréis, mi señora... -Sir Earil hizo una inclinación y se guardó el cetro entre los ropajes antes de salir tras despedirse.