-¿Crees que no lo entiendo? Ella también me obligó mediante la magia a hacer lo que quería. Me obligó a entregarte a ti. A ti, Axelle. Le rogué y le lloré, y eso no ablandó su corazón ni siquiera cuando le recordé que habíamos sido amigas y aliadas. Sólo por eso accedí a jurarle lealtad a Sarianne para vengarnos de ella, y aún así... -Marjolaine buscó de nuevo a Axelle con las manos-. Supongo que la diferencia entre mi luz y tu oscuridad es que prefiero retener lo bueno que obtuve de la experiencia, que eres tú, en lugar de dejarlo todo atrás por la venganza. Si vas a irte, al menos deja que haga algo con ese ojo. Tengo que proteger tus secretos y los míos.
Marjolaine se sopló en la mano y cubrió con ella el ojo izquierdo de Axelle. La sidhe no notó nada, pero después de concentrarse, Marjolaine le permitió volver a ver.
-Creo que ahora sólo verán lo que necesitan ver. No sabrán dónde has ido ni lo que se ha hablado aquí.
A Axelle no le sentaba especialmente bien que Marjolaine no las tuviera todas con ella, pero no podía enfadarse, la quería demasiado. Tenía que enviar el ojo, ya había tomado una decisión y la baronesa sabía que no podía hacer nada para que cambiase de idea.
-Gracias -dijo con una media sonrisa dejando a un lado su orgullo-. Piensa que quizá el próximo sea del auténtico color de mis ojos. Estoy deseando ver en otro tono que no sea dorado.
La dama besó a Marjolaine en los labios y luego en la frente antes de echarse la bolsa al hombro.
-Tengo que irme.
Marjolaine la retuvo a su lado todo lo posible. Cuando Axelle fue a la puerta, la Liam le rodeó la cintura y apoyó la cabeza en su espalda.
-No puedo obligarte a que te quedes, ¿verdad? -sollozó.
-Prefiero no contestar a eso -se rió, aunque estaba haciendo grandes esfuerzos para no echarse a llorar. Debía ser fuerte para que Marjolaine no se preocupase por ella. Axelle puso la mano sobre una de las que la joven apoyaba en su costado-. Serán solo dos semanas y después no volveré a separarme de ti, te lo prometo. Ahora llama a Aster y cuéntale lo que ha ocurrido, ¿de acuerdo? No quiero que estés sola.
La dama se soltó del abrazo de Marjolaine.
-Hasta luego -se despidió manteniendo la sonrisa antes de cerrar la puerta.