-Como ya he dicho, esa mujer no era buena. No era sincera. Y el hecho de que aparentemente no tuviese nada que ocultar lo evidenciaba mucho más. El antiguo adivino no supo esclarecer nada, pero estaba demasiado cerca de la Banalidad como para ser competente. La Reina se ofreció de corazón a tomar parte en la investigación, pero la Condesa Sarianne puso objecciones a que sus hombres se moviesen impunemente por el Condado. La estabilidad política se tambaleó, pero Lady Sarianne supo manejar la situación para evitar la intrusión real y mantener su buenas condiciones con la Corona. El Rey tuvo que ver con ello. Lo que importa de este asunto es que el asesinato nunca se ha resuelto y quien lo haya realizado sigue ahí fuera.
Tuvo que reconocerle el mérito a Lady Sarianne. A ella tampoco le haría gracia tener investigadores de la Reina poniendo patas arriba el Condado. Hizo un mohín frustrado.
-No entiendo cómo es posible que nadie encontrase ni una sola pista. Ni sobre el asesinato, ni sobre quién era Mariona en realidad. Si Lady Sarianne rechazó la ayuda real, ¿qué medidas se tomaron?
-Lord Lothar ofreció una recompensa por cualquiera que le trajese una pista. Algunos plebeyos lo intentaron, pero las pistas eran falsas. Lord Lothar los condenó al exilio sin miramientos. Lord Ibrahim, que le había susurrado en algún momento que algo así podría ocurrir, fue recompensado poco después con el feudo. Pero para ser sincero, yo estaba lejos, en Fuente de Ambrosía. No tengo todas las claves.
Ya no veía a Stenn. Se frotó los brazos para darse calor, aunque no hacía falta más calor aquella tarde.
-No tendréis todas las claves, pero estais muy bien enterado. Especialmente considerando que nadie ha vuelto a pensar en ella. -Miró pensativa a Sir Morgan-. Si vos no sabéis nada más, ¿quién podría?
-En este lugar, la única persona con todas las respuestas es... Bien, es un poco tonto, pero lo mejor es ir al bosque para formular vuestras preguntas. Hay una ninfa, o eso dicen. Se llama Hesperia. Algunos de los sátiros de Fuente de Ambrosía decían que hay que hacerla feliz de alguna manera... Darle algún regalo. Si queréis saber más, os aconsejo que vayáis a buscarla. Pero no va a ser sencillo. Nunca lo es.
-¿Una ninfa? -repitió con incredulidad. Era difícil de creer que hubiese algo así en el Condado y la noticia no se hubiese extendido, pero no iba a dudar de Morgan-. ¿Y sabe lo que está pasando en el Condado? Sí, supongo que debería buscarla. Gracias, Sir Morgan.
No pensó mucho en el regalo que pudiera pedirle. Con tantos problemas como tenía, no podía prestarle atención a todos a la vez. Le preocupaba más encontrar a Hesperia que complacerla.