-Bien. Si necesitais algo de mi, hacédmelo saber. Haré lo que pueda para llegar a la verdad.
Hizo ademán de levantarse, abandonando muy lentamente y con esfuerzo la actitud sumisa con la que había hecho cumplidos a Earil, pero cambió de idea y se volvió hacia él.
-Una cosa más, Vidente. Si después de todo es cierto que hay una conspiración, sería muy inocente suponer que Sir Cedric es el único implicado. Supongo que no es necesario que os lo diga, pero tened mucho cuidado en quién confiáis. Buenas tardes.
Le dedicó una débil sonrisa, miró el cielo nocturno a través de la ventana, estremecida, y se marchó.
-Tendré cuidado, no os preocupéis -susurró el Vidente.
Earil se levantó con ella. Sin embargo, cuando iba a marcharse pareció pensar algo.
-Y perdonad si os detengo algo más, Lady Marion, pero me preguntaba... -miró alrededor durante unos instantes, quizás asegurándose de que no había oídos indiscretos.- ¿qué opináis de la Canciller Axelle?
Tras recibir una respuesta, inclina la cabeza.
-Muchas gracias por vuestra confianza. Y que paséis una buena tarde, milady.
El Vidente suspiró conforme la Eiluned se marchaba, volviendo a los libros que había dejado. La Corte estaba tan llena de conspiraciones...
Miró al Vidente con curiosidad.
-Es una mujer... apasionada, por lo que dicen. Una Fiona hecha y derecha. También dicen que vos deberíais saber más sobre eso que yo. Contra ella se han hecho muchas acusaciones, y la tragedia de Lord Gilhem sigue sin resolverse. Ibrahim la relacionó con la Duquesa Hiver, pero no me siento muy inclinada a creer los delirios de un Beaumayn loco. Quién sabe si no fue él quien empuñó el arma de Hierro Frío que dio muerte a Lord Gilhem. Después de todo, es lo que hace célebre a su Casa.
Aquel comentario era más una forma de despreciar al antiguo Vidente y Barón que una acusación real. Y eso que Lady Marion, como Eiluned, sabía que no favorecía a nadie fomentar los prejuicios entre Casas. Se cruzó de brazos, pensativa.
-A pesar de todo, si creéis que puede haber algo de verdad en ello, supongo que merece la pena comprobarlo. Yo tendría cuidado al preguntar, si no queréis acabar como Ibrahim -miró hacia la puerta, impaciente por marcharse-. Dicen que ahora frecuenta pasa mucho tiempo con Lady Marjolaine. Podéis tratar de preguntarle a ella. Buenas tardes, Vidente.
Con una última inclinación se dio la vuelta y se marchó, dejando a Sir Earil a solas.
-Oh, no diría que sospeche nada de la Canciller-comentó suavemente.- Pero aún siento curiosidad por la causa de la pelea entre Ibrahim y ella... Aunque sospecho que el Baron le provocó.
-Mi lady, gracias -añadió finalmente, dejando que se marchase.
Luego volvió a los libros.