15 de agosto de 1999 - 20:21
Ariadna estaba en su casa cuando recibió una llamada.
-Hola, hija. ¿Podemos hablar? -dijo la voz conocida de su padre.
-Mañana llegará la Dama Aela para recogerte. Volverás a Bretaña.
El tono de Lord Sirius era tan implacable como inflexible.
Ariadna apretó los ojos con fuerza sin decir nada. Asintió, pero recordó que no podía verla así que se obligó a hablar.
-De acuerdo...
-No puedo tolerar que se sigan extendiendo estos rumores. Sir Marin me ha dicho que tienes una aventura con un caballero errante. ¿Es eso cierto?
-No. ¿Y qué te importa lo que yo sienta? Te daba igual cuando me mandaste aquí a pasearme delante del Conde.
-Hija, eso no es así. Te envié allí para que madurases como persona. No niego que me habría gustado que te comprometieras con el Conde, pero ahora él está con una Eiluned Oscura. No merecía la pena. No, Ariadna. Tengo miedo por ti. Me has decepcionado y sé que te va a pasar algo malo si te quedas. Vas a volver. Punto.
-Lo malo ya me ha pasado, padre. Lo malo fue que me enviases aquí. ¿A qué hora vendrá la Dama Aela?
-Calculo que llegue hacia las doce, pero no estoy seguro. Nos veremos mañana.
Dicho esto, el Beaumayn colgó.
Marlow, desde la cama, miró a Ariadna no muy satisfecho.
Ariadna colgó el teléfono y agachó la cabeza apoyándola contra la pared. Permaneció así cerca de un minuto respirando con dificultad mientras la cabeza le daba vueltas. Se lo merecía.
-Tienes que irte -murmuró.
-¿Te vas a ir? -preguntó Marlow, con el ceño fruncido-. ¿Vas a dejar que tu padre te lleve?
Ariadna ni siquiera le miró.
-No es asunto tuyo, ¿de acuerdo? -dijo sin fuerzas mientras se incorporaba y comenzaba a vestirse de nuevo con desgana-. Tendría que haber vuelto hace meses...
Se dejó caer sentada en el borde de la cama. Ni siquiera tendría que haber vuelto corriendo a los brazos de Marlow tras hablar con Cedric. ¿Es que no podía dejar de cometer los mismos errores una y otra vez? Era infantil y cobarde, pero volver a casa la alejaría de todo aquello, de toda esa retahíla de errores que la precedían y que arruinaban años de enseñanza. El mundo no era como pensaba, pero era mucho mejor antes de pisar aquel lugar.
-Pero, ¿y Hoja de Hiedra? ¿No eres ahora la Canciller? ¿Y tus juramentos? ¿Y Lady Marion?
-¿Qué importa todo eso? -espetó de repente, mirándole con rabia-. Tú eres el ejemplo de que se puede vivir con lo puesto. Ya he arruinado suficiente mi vida y decepcionado a bastante gente.
-Bueno, no sé -dijo él a la defensiva-. Pensaba que tú serías más... honorable. Además... -Marlow empezó a recoger su ropa-. Te echaré de menos.
-¿Qué vale el honor en un mundo en el que no existe...? -murmuró para sí.
Ariadna se levantó y besó profundamente a Marlow antes de dejar que se fuera.
Marlow la besó, triste.
-Hasta que nos volvamos a ver.
Y después se encaminó a la puerta.
Ariadna lo acompañó varios pasos por detrás con un nudo en la garganta. Se le agolpaban los pensamientos dándole dolor de cabeza. Tenía que recoger todo aquello, hablar con Lothar y Marion, con... Demasiada gente. Y fue precisamente al pensar en la despedida cuando se percató de que no era tanta. Cedric no iba tan desencaminado el día anterior, no había mentido. ¿Qué estaba haciendo con su vida? ¿Cómo había permitido que llegara a ese punto? Le había dado la espalda al único hombre que la había amado de verdad para acabar en brazos de otros que ni siquiera le importaban. Ahora la odiaba por creerse las mentiras de una Eiluned. Llevaba razón, era una persona mezquina, pero no siempre había sido así.
Todavía le quedaba algo de tiempo antes de irse. Unas horas. Despertar a Lothar y Marion sería inapropiado, además de que prefería romper sus juramentos mañana en compañía de la Dama Aela. Se iba a quedar ciega, sin contar con la deshonra que suponía todo aquello y la pérdida de estatus social. Quizá no mereciese tal castigo, o sí. Ya poco importaba, se marchaba de allí sin nada porque no había nada que le importase lo suficiente como para luchar, menos estando su vida en peligro. Aunque eso también podía ser una mentira.
Oye, que si no se te ocurre nada da igual. Tampoco me parece mal final para el PJ.