La puerta se cierra y, tras unos minutos, se oyen las voces de las mujeres alejándose. Os habéis quedado solos.
Tras ver como se cerraba la puerta Thorir se quedó mirando a la nada durante un tiempo, absorto en sus pensamientos, tenía mucho en que pensar, ¿Entraría en razón el testarudo de Einar?, ¿Qué es lo que ronda por los caminos en las frías noches?, ¿En quién podía confiar? o ¿Quienes eran realmente aquellos viajeros?, no sabía la respuesta a ninguna de esas preguntas y la cabeza le empezaba a doler fruto del cansancio y del dolor de sus heridas, entonces volvió la mirada a Drunfo, aquel norteño tan misterioso y le preguntó -¿Cómo te encuentras?-
Drunfo terminó el bocado tranquilamente, como si no le hubieran preguntado nada. Cuando terminó dijo:
-He estado peor.
Volvió a dar otro bocado.
-Bien- dijo Thorir mientras asentía, acto seguido se dio la vuelta hasta encarar el fuego, se arropó lo que pudo e intentó dormir.
La puerta se abre. Entra Yngrid, sin decir nada. Parece ir refunfuñando por lo bajo, aunque no emite ningún sonido. Simplemente, mueve los labios. Al pasar a vuestro lado, os dirige una mirada de reojo antes de dirigirse al otro lado de la habitación y empezar a colocar unas pieles, ya curtidas, en un arcón cercano.
Cuando volvió a terminar el otro trozo de comida, Drunfo le dirigió una mirada a Ingrid, acto seguido se dirigió de nuevo a Thorir.
-Pero que haya estado en peores situaciones no quita que ahora pudiera estar mejor. Me sorprende que un fugitivo como tú haya podido llegar tan lejos con tal desprecio por la cautela y tal pobre manejo de la espada. No solamente te desarmaron una vez, sino dos...
El gigante soltó un bufido.
-No fue una pelea fácil, pero tampoco puedes esperar mayores cortesías de la gente que te busca. Si no quieres acabar siendo comida para lobos vas a tener que aprender mucho Thorir, y muy rápido. Empezando con agarrar bien fuerte las espadas.
Al escuchar a Drunfo Thorir abrió los ojos, aún no estaba dormido, se giró hasta el gigante y sonrió, -A ti tampoco te van las cosas demasiado bien, ¿O acaso me equivoco?, además tampoco veo que seas muy amigo de la cautela- y una sonrisa burlona se dibujó en la cara de Thorir mientras miraba a Drunfo. Apartó la mirada por un momento y la volvió a dirigir a los ojos de Drunfo, - Creo que los dos tenemos que aprender cosas, yo de ti y tu de mi, te aseguro que no has visto de mi ni la mitad de lo que soy, al igual que también creo que tu eres algo más que un simple nórdico gigante.
Thorir cambió el tono de su voz a uno más amigable
-Sabes, tenemos mucho en común, más de lo que imaginas, los dos huimos de un pasado y los dos nos enfrentamos a un futuro incierto, un futuro que tenemos que labrarnos día a día, también los dos somos unos parias para el resto de la gente y eso nos hace todo mucho más difícil, pero no nos rendimos, seguimos adelante, Drunfo, apartemos nuestras diferencias, y centrémonos en nuestras similitudes, no perdamos el tiempo enfrentándonos entre nosotros-
Drunfo soltó un bufido.
-No me estoy enfrentando a ti. Y ahora, déjame descansar, tú deberías hacer lo mismo.
Dicho esto, el gigante se recostó lo mejor que pudo.
Venga vamos vamos, a recuperar PVs
-Está bien, descansa-dijo Thorir mientras se giraba y se volvía a tumbar