Pisadas de un caballo que resuenan en la noche. Un rastro de sangre, sangre mezclada de dos fugitivos, que mancha la nieve junto a las huellas de cascos. Allí, en medio de la noche, se perfilan las siluetas de Sultünge, cada vez más cerca.
De repente, tus ojos distinguen una extraña luz que parece iluminar la noche. Allí, en uno de los extremos del pueblo, a cierta distancia de la casa de Einar, una inmensa pira de luz alza sus brazos al cielo. El resplandor te ciega, y solo tras unos segundos tus ojos se acostumbran y puedes distinguir los detalles de aquel terrorífico espectáculo. Llamas que se separan y vuelven a juntarse formando dibujos caóticos, maderas que crujen y lanzan gemidos mientras son devoradas por el fuego abrasador. El edificio está ardiendo.
Thorir estaba débil, estaba perdiendo mucha sangre pero todavía tenía fuerzas para erguirse sobre su montura para divisar mejor lo que allí estaba ocurriendo, la casa del Jarl estaba ardiendo, sus ojos no daban crédito a lo que veía, por un lado sentía satisfacción ya que los Dioses habían castigado a aquel Jarl por denegar asilo a un viajero, pero por otro sabía que si Sültunge estaba ardiendo su vida terminaría ya que no podría tener la ayuda que necesitaba con cada más urgencia. Entonces espoleó su caballo y se iba acercando con cautela intentando descubrir alguna silueta conocida.
Asegurándote de no salir de la protección de los árboles, te acercas al incendio intentando aprovechar la oscuridad para no revelarte antes de ver si es seguro. Allí, moviéndose, un puñado de siluetas parecen correr en varias direcciones, y distingues como algunas lanzan agua a las llamas. Parece que el pueblo entero se ha unido para intentar apagar las llamas. A esta distancia apenas si distingues los rostros de esas personas, aunque te parece reconocer al jarl entre sus hombres, dando órdenes y colaborando con los suyos.
Por suerte, parecen todos centrados en su tarea, y la intensa luz que les rodea probablemente les ciegue, en cierta medida. Tú, que estás más alejado, gozas de la cobertura que te ofrecen las sombras, así que es poco probable que alguien te haya visto. Sin embargo, el estar montado a caballo es, sin duda, una gran desventaja a la hora de ocultarte, y es cuestión de tiempo que alguien se gire en tu dirección y se pregunte qué es esa silueta oscura tan grande que avanza entre los árboles. Si es que alguien especialmente avispado no se lo está preguntando ya.
La cabeza de Thorir era una algarabía de pensamientos, de cálculos y planes a cual más estúpido, sabía perfectamente que si se acercaba era hombre muerto, pero acaso ¿no lo era ya?, su herida cada vez manchaba más y Drunfo parecía no despertarse, necesitaba ayuda urgente, entonces Thorir miró al cielo, quizás en busca de alguna respuesta, pero no vio nada más que oscuridad, de repente un búho salió volando de entre los árboles, ¿Sería aquella la señal pedida?, no lo sabía pero el tiempo corría y él cada más estaba más débil, entonces hincó sus espuelas en el caballo y se dirigió a Sültunge, la suerte estaba echada.
La luz cada vez es más intensa, y la protección de la oscuridad empieza a ser anécdotica. Cada vez más cerca de ser descubierto, Thorir acepta en silencio su destino, como el que se sujeta a una rama ardiendo para no caer al precipicio.
Entonces distingue una figura, que se acerca a él a toda prisa. Alguien que ya le habrá visto, probablemente. Al estar a contraluz, no llega a identificarla hasta que llega prácticamente a su posición: Saga.
La hedense, a esta distancia, puede captar algunos detalles que desde la lejanía se le habían pasado por alto. Para empezar, confirma su teoría de que el fardo que lleva Thorir en el caballo no es otro que Drunfo. En animal, ante el peso acumulado de los dos norteños, apenas si puede mantenerse en pie, no digamos ya trotar. De ahí que su paso sea tan lento. La razón de que Drunfo no se mueva es que está inconsciente, o quizás muerto, posiblemente debido a las heridas que ser intuyen en su cuerpo. Thorir no se encuentra en mejor estado, y aunque mantiene la consciencia por su postura se puede deducir que poco le falta para unirse a su compañero de montura. La pérdida de sangre, que deja un rastro oscuro tras las huellas del caballo, es significativa.
Aleh, divertíos.
La hedense llegó a pocos pasos a la carrera, o todo a la carrera que la nieve permitía. Lucía un vestido verde y encantador, y un peinado coronado por una tiara de dragón que nada tenían que ver con aquella terrible situación, y a pesar de la escasa luz, se le notaban las mejillas encendidas y la falta de aliento.
-Thorir hijo de Hakon y bastardo del clan Yormef. Juradme por el honor que os resta que no sois los causantes de esa tragedia- exigió señalando hacia el incendio con una voz imponente y recta que muy pocos le habrían imaginado a tan poca mujer-. Joradlo u os aseguro que no intercederé por vos esta vez, y Einar os azuzará a las bestias...
Sus ojos emulaban una ventisca de ira, y no traían consigo una pizca de clemencia. En el fondo le dolía ser tan contundente cuando estaba claro que necesitaban ayuda, pero primero debía asegurarse que no era una venganza personal. De lo contrario, las cosas se iban a poner aún más feas.
Tirada oculta
Motivo: Buscar Saga
Tirada: 1d100
Resultado: 75(+35)=110
Tirada oculta
Motivo: Medicina Saga
Tirada: 1d100
Resultado: 89(+30)=119
Thorir hijo de Hakon y bastardo del clan Yormef.
Esto es como cuando tu madre te llama por el nombre completo xD
PD: me fijo en las heridas, pero vamos, que si no es nada evidente pasando.
Thorir levantó lentamente la cabeza, miró a Saga y negó con la cabeza a la vez que comenzaba a hablar, -Juro por mi honor y por el de todos mis ancestros que no hemos sido los causantes de esto. Einar mandó a cuatro de sus hombres a matarnos y como puedes ver casi lo ha conseguido -, Thorir se permitió una leve sonrisa, quizás a la muerte, -Saga, necesitamos ayuda, Drunfo no responde y yo me desangro, no podré resistir mucho tiempo, te pido que por favor nos ayudes- esta vez no sonrió y miró muy fijamente a los ojos de aquella mujer, que por azares del destino tenía en sus manos la vida o la muerte del legitimo heredero del Clan Yormef.
Sus ojos vacilaron, igual que todo su ser. ¿Por qué iba a arriesgar su seguridad, su calma y una cama cálida por salvar a dos renegados que bajo todas las leyes debían perecer en la oscuridad de Goldar? Su osadía al regresar al hogar de un hombre a quien habían insultado era digna de un castigo divino, y sin embargo allí estaban, como resistiéndose a abandonar aquella vida y dispuestos a pelear hasta el último aliento... como cualquier norteño haría.
Pero su aspecto, especialmente el del gigante, era lamentable. Dudaba seriamente que fuese a durar una noche más... Sobre todo si Einar se enteraba de su presencia.
Miró hacia atrás, asegurándose de que nadie se había percatado de su huida. Después volvió los ojos hacia el bastardo, llena de duda.
-Einar os acuchillará en cuanto os vea y mi voz no os va a ayudar esta vez. Os cree responsables del incendio. Yo no puedo curaros... Puedo llevaros a casa de alguien que sí, pero está a media hora en esa dirección -Señaló hacia la oscuridad-. No sé exactamente donde. No sé si podrá hacer algo por vosotros... Creo... que podríamos llegar vos y yo galopando, pero no cargando con él.
No sabía qué más hacer. Las heridas eran muy feas y el caballo parecía exhausto. No entendía lo suficiente de medicina como para salvarles a ambos, aunque quizá pudiese frenar la hemorragia de Thorir. Pero el gigante... parecía más una pesada carga y ella no iba a tomar aquella decisión.
-Yo no voy a decidir vuestro destino, Thorir, ni el suyo. Creo que de toda la aldea contaríais con el beneplácito de Bedelia, la sureña, pero no hay garantías, ni tiempo. Puedo avisarla, recoger mis cosas y probablemente conseguir otro caballo para guiaros a un lugar seguro... Y lo estaría arriesgando todo por vos, un hombre cuya palabra está manchada y a quien no conozco en absoluto. Así que pensad bien vuestra respuesta porque os va en ello la vida. A ti y a mí. No puedo hacer más.
Thorir cerró los ojos y asintió, -Saga, admiro tu valentía y agradezco profundamente tu ayuda, pero jamás abandonaré a un compañero, puede que no me conozcas pero mi honor es lo primero y abandonar a un compañero no es honorable. Por otro lado, me queda poco tiempo, cada vez estoy más débil, no creo que pueda aguantar más que unos pocos minutos - entonces Thorir se ladeó en su montura, pero el norteño consiguió sujetarse, -Como te decía, no me queda mucho, si pudieras encontrar un caballo y llevarnos hasta ese lugar que dices podremos salvarnos, y en cuanto a mi, estaré eternamente en deuda con vos - Thorir echó un vistazo a Drunfo y al cielo, fue entonces cuando murmuró algo, dirigió su mirada a Saga y le dijo - Prométeme que si muero tendré un entierro digno -
-No -cortó, tajante-. No digáis eso... Voy a encontrar una forma de ayudaros.
Saga se fijó en el reguero de sangre que iban dejando. Así no iban a darle esquinazo a nadie... Tenían que haber un sitio, un lugar, tal vez el cobertizo de alguna casa de gran tamaño. Quizá con eso de los heridos pudiese encontrar algunas plantas, algo que aliviase el dolor y les mantuviese con vida al menos hasta que por la mañana pudiesen partir sin riesgo de que les descubriesen.
Tras un quedo silencio en el que la norne se movió inquieta, mascullando en un idioma que Thorir desconocía, regresó frente a él y le cogió del brazo.
-Voy a buscaros un cobertizo y ropas. No llegaréis con vida muy lejos si nos marchamos ahora... Y menos si vais dejando un reguero a vuestro paso. -Agarró su mano-. Thorir, aguantad. Id al vé bordeando el bosque, detrás de esas casas. Buscaré un lugar seguro y os recogeré en unos minutos. Y prestadme vuestra capa. Voy a intentar evitar que vuestro amigo se nos vaya antes de tiempo.
Motivo: SOS drunfo
Tirada: 1d100
Resultado: 59(+30)=89
SOS a Drunfo... Y me voy a buscar socorro.
Not so bad la tirada.
Thorir asintió y dijo, -Gracias, haré lo que dices- entonces se dirigió donde Saga le había dicho. El norteño sentía frío, veía que apenas podía sujetar las riendas de su caballo, pero entonces pensó, Tienes que resistir Thorir y la imagen de su padre apareció entre unos árboles, quizás fue por la pérdida de sangre pero aquella imagen le dio fuerzas para seguir adelante y no rendirse.
Os apartáis un poco de la luz, y en la oscuridad, tras unos árboles, Saga intenta apañar algo para detener la hemorragia de Drunfo. La capa de Thorir, como era de prever, queda bastante malograda en el proceso, si no inservible. Sin embargo, parece que al menos ese remedio servirá para detener la hemorragia, aunque sea un poco.
Luego, Thorir conduce a su montura, en la que de nuevo va cargada Drunfo, al vé.
Tiempo transcurrido en vuestras parrafadas: 1 minuto y medio
Tiempo transcurrido en los apaños de Saga: 2 minutos
Tiempo transcurrido en ir al vé: 2 minutos y medio
Recordar a un pj que su vida se escapa entre sus manos: No tiene precio.
6 minutos en total. -6 pvs, Thorir.
Sigo por separado con cada uno.
El vé está situado en un lugar tranquilo y alejado del resto de las casas. Modesto aunque solemne, está compuesto por dos piedras encajadas en el suelo que sostienen una tercera, en horizontal, que hace las veces de altar sobre el que los habitantes de Sultünge han colocado varios elementos decorativos. Aún así, los ornamentos son simples y, más que recargado, el conjunto podría llegar a parecer incluso vacío, si no fuera por la presencia de un árbol cercano, sobre el que se ha tallado, de forma poco talentosa aunque cuidada, la silueta de un rostro que, según deduces, debe representar a la diosa. En la madera hay algunas manchas de sangre reseca.
Allí, en soledad y acompañado solo por el silencio, mientras la noche va cerrándose cada vez más sobre ti, casi pareciera que una presencia, más allá de toda comprensión, te observara. Al bajar de tu montura, para darle un respiro, caes arrodillado, casi sin quererlo, frente a la construcción. Tu acción viene acompañada por el distante graznido de un cuervo lejano, que se mezcla con los gritos de los hombres y el crepitar de las llamas, audibles incluso a este lado de la población que, por otro lado, no es demasiado grande. Por unos segundos, parece que la propia nieve y el viento hacen un pequeño descanso, permitiéndote un instante de reflexión.
La pérdida de sangre está pasando factura, y sientes como tus fuerzas te abandonan. Con Drunfo inconsciente, puede que los dioses sean los únicos testigos de lo que bien podría significar el final de tu existencia...
Te queda 1 pv, es decir, 1 minuto antes de caer inconsciente. Estás en el vé, el templo donde los dioses entran en contacto con los hombres. Es posible que Thorir no salga de esta, y no se me ocurre mejor lugar.
Por favor, que el post de sus últimos segundos de consciencia sea memorable. Tómate si quieres un tiempo para escribirlo, que no hay prisa.
Luego, tira RF. Y reza por pasar 60 de dificultad, que es lo mínimo para no morir.
El reguero de sangre que Thorir deja tras de sí es menor que el de Drunfo, aunque posiblemente esto se deba únicamente a que, al estar consciente, aprieta inconscientemente sus ropas contra las heridas, como niño que pusiera el dedo en un jarro con agujeros para evitar que salga el agua. La pareja, al alejarse, ofrece un aspecto lastimoso. ¿Sobrevivirán a esta noche? Solo los dioses lo saben. Tú, por otro lado, no tienes tiempo que perder.
Regresas al granero. La imagen que encuentras no es nada esperanzadora.
Te dejo en standby hasta que Bedelia y Resmit respondan a un post, posiblemente mañana, y pueda describirte bien la escena sin crear incoherencias temporales que desemboquen en agujeros de gusano o algo por el estilo.
Allí, arrodillado, sin apenas vida se encontraba Thorir, hijo de Hakon y legítimo heredero del Clan Yormef, su cara ya no mostraba dolor o cansancio, estaba absorto observando el rostro de aquella Diosa o quizás sólo miraba al infinito. Por su mente pasaba su vida, recordaba aquellos momentos con su amado padre, aquellas cacerías y como de pequeño le enseñaba a luchar con un palo de madera, al recordar aquello una leve sonrisa se dibujó en su rostro, la cual desapareció al acordarse de su hermanastro, sentía que había fracasado, ya no podía recuperar su posición ni limpiar su honor, todo había terminado. En un último gesto Thorir sacó de debajo de su chaleco un colgante que llevaba colgado del cuello, lo apretó con las fuerzas que le quedaba y murmuró una oración. - Perdóname Padre - entonces Thorir cayó de costado al suelo, y allí tumbado con un hilo de vida fue cerrando los ojos, sólo quedaba oscuridad y frío, silencio y muerte.
Motivo: RF
Tirada: 1d100
Dificultad: 60+
Resultado: 76(+35)=111 (Exito)