Bedelia rió con ganas y ocupó un momento imaginándose cómo sería Thorir reinando en el sur.
-Lo siento, tenemos el cupo completo, pero creo que lo harías bien. Aunque hay ciertas particularidades respecto a cómo se hacen las cosas aquí. No hay un jarl para cada clan porque no tenemos clanes, así que la forma de gobernar cambia ligeramente. Hay una emperatriz llamada Eli...¿zabetta?-Frunció el ceño-Elizabetta, si. Una niña que se ha visto obligada a crecer muy deprisa después de la muerte de su padre. En teoría es la que manda, pero las cosas no están demasiado estables.
Frunció el ceño.
-Hay un hombre, Matthew Gaul, con el suficiente apoyo y poder como para renunciar a la influencia de Elizabetta y gobernar por su cuenta. No todos están de acuerdo, pero son minoría y su poder está suficientemente afianzado como para no suponer una amenaza. La política es...compleja.
Thorir asintió, -Es cierto, la política es muy compleja, por eso prefiero dejarla a un lado, la mejor forma de que los hombres y mujeres de un lugar te sigan, como su Jarl, Rey o Emperador, da igual,..., es el respeto, si te ven como un igual en el combate tus hombres te seguirán a la muerte si es preciso, si te ven pasar sus mismas penas, hambre, frío, tu pueblo te seguirá, si castigas con justicia y ordenas de acuerdo a la ley de los hombres y de los Dioses creerán en ti- hizo una pausa, -Así es como se debería de gobernar y no desde un cómodo trono en Arcángel, por eso Goldar siempre ha querido ser independiente, no somos iguales a ellos y no entienden nuestra cultura- sonrió, -Los norteños deberían ser gobernados por norteños, y al ser posible, bajo una misma bandera, aunque mucho me temo que eso ya solo forma parte de las antiguas leyendas-
Buen mitín, espero sus votos en las próximas elecciones xdd
La sureña guardó silencio un momento.
-Tienes razón, la gente debería ser gobernada por aquellos que les conocen. Pero siempre hay lugar para la paz, o al menos para la falta de hostilidad. La gente teme lo que no puede comprender, es triste. Y mientras tanto se pierden ésto.
Hizo un amplio gesto con las manos, abarcando el paisaje que tenían frente a ellos.
-Tal vez entiendan, llegado el momento...
Tras una reflexiva pausa, miró a Thorir.
-Mencionas mucho a los dioses, pero yo apenas les conozco. ¿Te apetece hablarme de ellos?
-Por supuesto- dijo Thorir mirando a Bedelia con cierta sorpresa.
-Nuestra religión es de las más antiguas que se conocen, se dice que existe desde el principio de los tiempos, desde que los Dioses caminaban junto a los hombres y fundaron las Clanes originales, por ello, ha sufrido grandes cambios a lo largo del tiempo, y cada Clan o región tiene, por así decirlo, su propia religión, aunque seguimos conservando una base común- Thorir hizo una pausa y se detuvo.
-Tenemos principalmente ocho dioses, que son los que rigen todo el mundo. El principal es Anzus, que representa el poder de mando y la sabiduría, Thuriz, Dios de la Guerra, invocado por los guerreros en la batalla y quien nos da fuerza para blandir la espada, Fehu Diosa de la Prosperidad y fortuna, los campesinos le hacen sacrificios y le rezan para tener buenas cosechas, Uruz, la Rey del mundo salvaje, Señor de todas las bestias y quien controla la fuerza de la naturaleza, Kenaz Diosa de la Luz y tremendamente bella, dicen que quien la ve se enamora perdidamente, por otro lado tenemos a Raido, patrón de los viajeros, Gebo, quien sostiene la balanza del mundo y por último, Wunjo, Diosa de la felicidad- con una sonrisa en su rostro Thorir doy una vuelta alrededor de Bedelia, mientras seguía hablando, -Dicen que los Dioses suelen bajar de vez en cuando a la Tierra y solo los elegidos pueden llegar a verlos-
-Además existen otros muchos Dioses, como Hagalaz, dios de la oscuridad, Sowilo dios del fuego, Berkana que representa la fertilidad, y muchos más, cada persona suele adorar al que siente más cercano, ya sea por tradición o por que sientas mayor afinidad, por ejemplo, los guerreros suelen rezar a Thuriz o a Tiwaz dios de la victoria- dibujó media sonrisa, -Somos así de complejos jaja-
-¿Y vosotros?, he oído que solo tenéis un Dios o algo así-
Bedelia sonrió, contenta por ver a Thorir tan felíz y dejándose contagiar por su energía. No le interrumpió en ningún momento, muy atenta a lo que tenía que decirle. Cuando acabó tardó unos segundos en contestarle y, por la forma en la que movía los labios sin hablar, podía deducirse fácilmente que trataba de recordar todos los nombres.
-Me gusta. Me gusta mucho. Nosotros tenemos un solo Dios y una institución encargada de promulgar su fe. Sin embargo no me siento muy unida a esas creencias. Me educaron en ellas, pero las rechacé llegada cierta edad y adopté una espiritualidad propia.
Frunció el ceño.
-Además, la iglesia tiene una faceta oscura. Algunos de sus agentes "cazan", a falta de una palabra más gráfica, a gente capaz de hacer magia o cualquier cosa que se le parezca. Ellos son juez, jurado y verdugo cuando sucede algo así, y si se le considera culpables no acaba bien.
He tardado tantísimo porque estaba de exámenes, pero ya vuelvo a darle caña a ésto. Sin parones tan largos, lo prometo.
-Vaya, ...- dijo Thorir con cierta tristeza, -Es una lástima que algo tan bello como los Dioses y la Religión sean mancillados por gente de esa clase- asintió durante unos segundos, como buscando las palabras que quería decir, -¿Tenéis algo más allá?, Ya sabes, un lugar donde descansar después de la muerte-
No te preocupes jaja, sí a todos nos pasa de vez en cuando
La conversación aún se alargó bastante tiempo, y Bedelia pudo comprobar que, pese a estar en mitad del bosque buscando al gigante, estaba pasando un rato muy agradable. Rieron, hablaron de sus costumbres, de las diferencias entre norte y sur y, ocasionalmente, de temas más personales. Thorir le caía bien, parecía honesto, noble y alguien en quien confiar. Lamentaba haberle conocido en esas circunstancias, pero se alegró de haberlo hecho.
No era fácil olvidar qué acechaba en aquel bosque y el miedo que traía consigo, pero durante el tiempo que duró aquel paseo Bedelia conoció a alguien excepcional. Y eso compensaba la peligrosidad con creces.