-"El círculo está incompleto -empieza a relatar Will, cerrando los ojos para hacer memoria-. Pero se cerrará con amanecer. Sin saberlo aún, él será el desencadenante. Aunque deba morir para ello".
Te mira, confusa.
-Dijo que yo no lo entendería. Pero que puede que alguien sí. Y que, en secreto, deseaba que tuviéramos éxito. No quiso explicar nada más.
La miró sin ver, como quien fija la mirada en un puzzle que escapa a sus capacidades y, aun así, hace el soberano esfuerzo de intentar desentrañar los secretos que esconde.
En el fondo de sus pensamientos, sin ser consciente del todo, un vago recuerdo empezó a arañar su memoria hasta que de forma inevitable, terminó pensando en él. En Illazer. En su voz rasgada y profunda, como el latido de un tambor. Pero sobre todo, en todas aquellas cosas que mencionaba y recordaba y daba a conocer de la forma más intrincada posible, haciendo creer a Saga que era una niña tonta y hueca, y que jamás iba a entender nada. Porque no era una nómada y no había nacido en el invierno, al descubierto. Y aquel tipo de conocimiento, el de verdad, el que susurraban las leyendas de dioses y criaturas, no se encontraba en ningún libro ni en ningún cuento. Llegaba a través del sufrimiento, como ofrenda de sudor y sangre y vísceras.
O algo así, pensó.
Volvió a mirar a Will, dejando atrás el pasado, que era donde debía descansar. Le pidió que repitiese las profecía, a falta de una palabra mejor, y aunque los conceptos parecían querer hablarle por encima de la ventisca, era demasiado tarde y demasiado inconexo como para darle sentido a todo aquello.
-No sé... -cedió, rindiéndose al cansancio cerrando los ojos-. ¿Cómo era ese tal Ziu?
-Es alguien entrado en años. No es que sea viejo, pero había algo en sus ojos... No sé. Como si hubiera vivido muchísimos años. Pero me cansaba yo antes que él, la mitad de las paradas que hacíamos eran para que yo recuperara el aliento. Aunque mi presencia le venía bien, porque es manco y le costaba un poco hacer tareas comunes, como montar el refugio. Es norteño, no solo por su aspecto sino por su acento. Hablaba latín con soltura, pero se le notaba que no era su lengua materna. Hablaba de vez en cuando consigo mismo, y no entendía nada de lo que decía. Supongo que la gente que viaja sola acaba cogiendo el hábito de hablar sola.
Detiene su explicación y, tras un par de segundos, suspira.
-Podemos hablarlo mañana. Mejor vamos a dormir ya.
Saga asintió.
-Vale. Tengo el cuaderno en la sala común. Me gustaría anotarla para que no se nos olvide... Creo que los detalles son importantes. Vamos.
Se incorporó haciéndole un gesto para que la siguiese.
Will te acompaña hacia la sala común en silencio. Allí, todos duermen ya.
Siéntete libre de preguntar lo que veas
Saga volvió junto a Bedelia, donde reposaban sus pertenencias y su amiga. Recuperó el cuaderno, anotando la frase palabra por palabra. Después se acomodó dejándole espacio a Will, para poder descansar al menos unas horas más, y tras echar un último vistazo, se dejó arrastrar por el sueño.
Nah, sleeping time