-¿Sabes defenderte? -El niño se muestra escéptico-. Las chicas no saben usar armas. Brigi tiene mi edad, y no está aprendiendo a luchar. Solo cose, y teje, y recoge frutos, y hace cosas de chicas.
Bedelia reflexionó un instante antes de contestar. Después, se acercó a Dag fingiendo secretismo.
-¿Pues sabes? De donde yo vengo es muy normal que una mujer sepa defenderse y luchar. Las chicas somos mucho más que coser, tejer y recoger frutos.
La sureña se sentiría satisfecha si consiguiera abrir esa ventana en la mente del muchacho. la sociedad del norte era demasiado obtusa...
-Si vas a viajar cuando seas mayor deber ser perspicaz y tener una mente abierta-Su voz se había convertido casi en un susurro para añadir dramatismo-Y eso significa ser capaz de ver más allá de lo que te dice la gente. Si no, serás mucho más vulnerable que estando desarmado.
Retrocediendo, volvió a apoyar la espalda con una sonrisa.
-¿Entiendes lo que quiero decir?
El niño, tras unos segundos, asiente con la cabeza.
-Además, Yngrid la Loca lleva siempre un arco y unos cuchillos encima. Quizás ella sí sabe luchar.
Bedelia pensó en lo inseguro que era para alguien apodada "La Loca" llevar consigo cuchillos y arco, pero no dijo nada.
-¿Ves? A eso me refiero. Por cierto, ¿has venido a la fiesta sólo? ¿No están tus padres por aquí?
La mujer paseó la mirada por la fiesta, como si esperase encontrar a los padres del niño señalados con un letrero.
-No. Murieron.
El niño lo dice con total indiferencia, como si estuviera hablando del tiempo.
La sureña abrió mucho los ojos, sorprendida, aunque evitó hacer cualquier comentario. No sabía qué era peor, si la muerte de los padres o la indiferencia del muchacho.
-Vaya, lo siento...¿Quién te cuida? ¿Con quién vives?
La voz de Saga interrumpe las conversaciones.
-¡¡Ayuda!! ¡¡El Jarl necesita ayuda!!
Cierro escena