Partida Rol por web

Cuando Rorar responde, te das cuenta de que su voz parece quebrarse, y de que tiene lágrimas en los ojos. Y, a pesar de ello, su tono sigue siendo igual de desafiante.

-¿Qué sabrás tú? No... No entiendes nada...

Se aparta de ti, gateando, y se sienta con la espalda contra la pared, sin importarle que su pierna izquierda acabe encima del vómito.

-A la mierda el honor. A la... A la mierda los valores. Escupo en todo eso. ¿Crees que no sé... lo que piensan todos... cuando me miran?

Cierra los ojos.

-Einar no. Einar... Le habría seguido. Hasta la muerte. Pero no pude. No pude...

-¿Qué no se?¿Crees que no se como te sientes?- Thorir sonrió, -Hasta hace pocos años sólo era "El bastardo", nadie miraba más allá, sólo había un hombre que creía en mí, ese hombre era mi padre- apartó la mirada hacia otro lado al recordar a su padre, -Y al igual que tú, lo hubiera seguido hasta el fin del mundo, pero cuando lo mataron tuve que soportar su perdida y además de que culparan de ella- soltó un pequeña carcajada, -Se perfectamente de que hablas- se puso delante de Rorar, -Quedandote aquí, en estas condiciones les das la razón y defraudas a quien te quiso- Thorir dio un manotazo al aire, -No se que más decirte, piensa en todo lo que te he dicho, estaré fuera, por si cambias de opinión-

Sales dando un portazo, y esperas fuera un rato. Cuando ya estás a punto de tirar la toalla, Rorar sale. Lleva el hacha en la mano, y te dirige una breve mirada ceñuda antes de pasar por delante tuyo en dirección a la sala común.

-Vamos, lobito.

Thorir dibujó una sonrisa en su cara cuando vio a Rorar dirigirse hacia la sala común, al final había convencido a aquel testarudo norteño, tras un instante, Thorir también se enfiló hacia la sala común.

La siguiente hora resulta algo caótica. La cercanía de la criatura parece preocupar a Ashe, que organiza a la gente de tal manera que varias personas se dediquen exclusivamente a vigilar, mientras los otros trabajan. A pesar de la participación de niños y mujeres, la empalizada avanza lentamente, y probablemente no esté terminada si la bestia decide atacar ese mismo día. Te llama la atención un pequeño saliente que Thaldein insiste en montar en la parte frontal del muro de madera, una especie de semicírculo que haría las veces de segunda línea de defensa. Con el ajetreo, no te da tiempo a preguntarle por sus intenciones.

En cuanto a Rorar, su estado de embriaguez es evidente, pero eso no implica que no colabore como el resto. No dirige a nadie la palabra en ningún momento de la mañana.