Asintió con la cabeza.
-Si, no os preocupéis, no tengo intención de estar parada o abusar de la hospitalidad de nadie. Cuando empiece a ser un estorbo me iré.
Miró a Drunfo.
-Disculpad si os abrumo con tantas preguntas, pero sois la primera persona que encuentro desde que entré a Los Yermos y también la primera persona con la que puedo conversar desde hace un tiempo.
Según hablaba, Bedelia se percató de que Drunfo había mencionado a su hermano. También había comentado de pasada el hecho de que aquel mandoble lo forjó él mismo. ¿Para cuál de los dos hermanos había sido creado? Decidió dejar de lado aquel tema.
-No se cuánto tiempo lleváis viajando, pero si tenéis hambre me quedan unas cuantas raciones que podemos compartir. Por el agua no habrá problema-Rió un segundo.-A parte de eso, poco más puedo ofreceros.
Drunfo rió a carcajadas mientras sacaba de una bolsa que le colgaba del cuello un trozo de carne ahumada y lo agitaba entre dos dedos.
-No tenéis que ofrecerme sustento, durante toda mi vida he aprendido a valerme por mi mismo en estas tierras, pero gracias por el ofrecimiento. ¿Puedo ofrecer a vos un pequeño aperitivo? A mi me gusta la carne fresca pero para conservarla varias semanas tengo que ahumarla y muchas veces solo la mastico sin tragarla con lo cual la desperdicio.
Entonces la vena picaresca le apareció.
-Aun con ello, si queréis la lamina de carne tendréis que contarme, ¿Que os lleva a hacer estos viajes?
Bedelia sonrió una vez más y miró la carne ahumada.
-Vaya, parece que no soy la única curiosa aquí, aunque me temo que la respuesta no es tan apasionante como parece. Viajo para conocer. Costumbres, gentes, modos de vida, modos de pensar, modos de afrontar...Quería salir de casa.
La pequeña nevada que venía acompañándoles empezaba a resultar incómoda por la forma en que calaba la ropa.
-¿Conocéis algo sobre las tierras al sur de Los Yermos? Somos un poco diferentes allí. Menos...comunitarios, por decirlo de alguna manera. Me sorprende el concepto de "gran familia" que tenéis de los clanes. Me sorprende y me gusta.
Bedelia sintió una punzada en el corazón. Eludió deliberadamente el motivo real por el que viajaba. En ese momento y en ese lugar no se veía preparada para contar la historia a un completo desconocido. Hablarlo entraba dentro de los planes para superar el problema, pero simplemente...no podía.
Al ver que Bedelia no recogía el presente, Drunfo dio un bocado, se guardó el trozo restante en la bolsa. Mientras masticaba volvió a preguntar:
-¿Y como os costeáis los viajes? No parecéis una vagabunda, lleváis buenas ropas, aunque no las más apropiadas para este tiempo, ¿Sois algún noble?
Al terminar la frase escupió el trozo de carne de la boca.
A Bedelia le entró un pequeño ataque de risa y tuvo que parar dos segundos para evitar ahogarse.
-Perdonad, no quiero ofenderos, es que me sorprende que penséis que soy noble. Ojalá, ojalá fuera noble. Aunque, bueno...por otro lado no deben ser demasiado felices. O viven una felicidad totalmente ficticia.
Bedelia empezaba a divagar, aunque pudo frenarse a tiempo
-No soy noble, aunque he sabido ganarme la vida y he ahorrado algo de dinero. Viajo con ese dinero ahorrado pero procuro gastar sólo en lo imprescindible. Siempre que puedo me cazo la comida y no se me caen los anillos por pernoctar al raso.
Antes de que Drunfo dijera nada más, se señaló al estoque.
-No está ahí sólo de adorno. Antes era mercenaria.
Durante un instante los ojos de la mujer se desenfocaron, quedando fijos en algún punto perdido del paisaje, buceando en sus recuerdos. Pero aquella inmersión duró muy poco. Bedelia volvió a dedicar una sonrisa a Drunfo, esperando la siguiente pregunta. Ahora le tocaba a ella responder.
Drunfo se quitó la piel de lobo que llevaba encima a modo de capa y se la puso encima a Bedelia. Debajo llevaba bastante ropa de abrigo.
-Aunque no dudo de que sois astuta, bien diría que todos los mercenarios vivos lo son, no parece que hayáis aprendido mucho sobre lidiar contra el húmedo frío. Llevad esta piel hasta el pueblo al menos, como esta nieve no aminore acabareis calada hasta los huesos, y os aseguro que no queréis que eso pase.
Paró en seco y miro al cielo durante unos segundos.
-Y por lo visto el tiempo no va a mejorar, deberíamos acelerar bastante la marcha, no os exagero si os digo que podríamos quedarnos atrapados antes de llegar. ¿Podréis seguirme el paso?
Bedelia rechazó educadamente la piel con un gesto, ya iba bastante abrigada. Después, se giró hacia Drunfo mientras le explicaba que aquel tiempo sólo empeoraría. Una sonrisa pícara asomó en su rostro.
-¿Podéis vos seguirme el ritmo a mi?
Dicho aquello, apresuró el paso sin llegar a correr. Tenía razón, cuanto antes llegaran, mejor.
Drunfo volvió a colgarse la piel y se la sujeto bien fuerte.
Pasó corriendo al lado de Bedelia, con la esperanza de que pudiera seguirle.
Tirada de atletismo y fundido en negro?
Si cuando has ledio "y se la sujeto bien fuerte." has pensado mal, enhorabuena.
Se sorprendió un poco ante la impaciencia de Drunfo, aunque él era el nórdico. Era él quien sabía cuándo una fina nieve podía convertirse en una ventisca. Sin decir nada, comenzó a correr también.
Tirada oculta
Motivo: Atletismo
Tirada: 1d100
Resultado: 4(+65)=69
Aunque el paso de Drunfo es rápido, Bedelia no se queda atrás. El norteño está acostumbrado a moverse por aquellos páramos helados, con mayor soltura de la que nadie podría imaginarse al ver su complexión, pero la joven compensa su inexperiencia con una figura más pequeña y estilizada, que le dotan de cierta soltura y gracilidad.
Tirada oculta
Motivo: Atletismo
Tirada: 1d100
Resultado: 98(+35)=133
Motivo: Atletica abierta
Tirada: 1d100
Resultado: 31(+133)=164
Y que intervenga el master
el master me ha chivado que tengo que volver a tirar
Director: Edito para poner algo de texto (intentad evitar los posts solo de notas, que quedan un poco cutres). No tengo el libro, así que no puedo deciros si con vuestras tiradas os sumáis algo al tipo de movimiento, pero es probable que Drunfo sí. Aún así, la agilidad de Bedelia es mayor, así que más o menos vais a la par. Luego escribo un último post y cierro la escena.
Durante media hora, los dos corréis por los parajes nevados, hasta que Bedelia empieza a cansarse. Aunque algo más rápida que su compañero de viaje, su aguante es claramente inferior, por lo que a la media hora decidís hacer un alto para que pueda tomar el aliento.
El resto del camino lo hacéis andando, satisfechos de haber podido recorrer ese trecho.
Bedelia, quítate 4 puntos de cansancio.
Drunfo, quitate 1 punto de cansancio.
Cierro la escena. Si queréis poner algo más avisadme y lo vuelvo a abrir (pero vamos, ya casi por mí lo dejamos para el primer capítulo).