Partida Rol por web

Todos parecen de acuerdo con el plan. Fredrick es el primero en intervenir.

-Bien. Yo vigilaré la entrada delantera, con Gael y Orlen.

-Pues yo me quedo en la trasera. Roscoe y el niñato se vienen conmigo.

Rorar os sonríe a Thaldein y a ti enseñando los dientes con mueca burlona.

-Bueno, entonces yo voy con vosotros. Que afortunados que sois.

Thaldein asiente.

-Bien. Suerte.

Luego empieza a caminar en dirección al granero, seguido por Rorar.

Valla suerte, nos toca con el idiota más tonto de todos, si sabe luchar tan bien como diciendo gilipolleces al menos estaremos a salvo.

Suerte a todos

Saco mi maza del cinto y sigo a Thaldein y a Rorar.

El grupo se separa, y aunque los ojos de los norteños siguen abiertos de par en par, probablemente debido a que todavía están encajando la oleada de sucesos que ha acontecido esa noche, en todos se advierte el brillo de la determinación. La determinación por proteger a los suyos, por cumplir su deber y, si la situación lo requiere, de morir con honor luchando contra una criatura más allá de su propia imaginación.

Thaldein, Rorar y tú os dirigís al granero en silencio. Al llegar, podéis comprobar los restos quemados de la construcción, ya algo cubiertos por la nieve de la ventisca a pesar de no haber dejado siquiera de humear. La verdad es que Thaldein tiene razón: El plan de volver a avivar las llamas parece complicado, y más habiendo ardido todo el "combustible rápido" como la paja o los víveres. El hecho de que la ventisca ruja con fuerza no ayuda. Thaldein se gira hacia ti y suspira.

-Voy a ser franco contigo, Resmit. Los otros necesitan creer que tenemos un plan, pero tú y yo sabemos que esa cosa es demasiado ágil para caer en una trampa tan tosca. Tenemos que pensar esto bien, y aún así es una posibilidad entre un millón. Es mejor que nada, pero... Bueno, mira nuestra situación -Hace un gesto con la mano, para señalar a su alrededor-. Está oscuro y la ventisca nos entorpece. Estamos cansados del resto del día, y nuestros materiales son escasos. Por el día, con la ayuda de más gente, podríamos montar una verdadera trampa, capaz de pillar desprevenido a... Eso. Pero ahora...

Frunce el ceño, y sacude la cabeza.

-Perdona, no quiero desanimaros. Algo tenemos que hacer, y una posibilidad entre un millón es mejor que nada. Pero hay que ser realistas. No confiéis en que esta idea nos salve el culo si la criatura decide atacar. A menos -Vuelve a mirarte-, que tengas una idea estelar que todavía no hayas compartido con nosotros.

-Pfff... Menudo líder hemos elegido.

Rorar se cruza de brazos con actitud desafiante.

-Estaría bien que, por una vez, te creyeras una de tus mentiras, chaval. Habláis de esa criatura como si fuera un dios bajado a la tierra. Yo digo que si camina, sangra. Y si sangra, puede morir.

Acaricia su hacha, y sonríe, aunque es una sonrisa forzada y tensa. En sus ojos se lee un deje de furia.

-Y te aseguro que, después de lo que le ha hecho a Einar, estoy deseando probar mi teoría.

- No seas así Rorar, le habéis elegido casi a traición. - sonrío mientras digo esto para acentuar la broma -  Ha hecho suficiente, os a informado de la grave amenaza que nos acecha; todos los hombres le apoyan y tienen la moral alta por que confían en él, cosa que no se puede decir de ti. - suspiro y miro a Thaldein - No te preocupes amigo, nuestro plan tiene muchos agujeros, pero debemos esforzarnos para defender el pueblo, cuentan con nosotros. La verdad es que pensé que la ventisca amainaría, pero en estas condiciones iniciar un fuego será muy complicado. Podríamos buscar otra alternativa o cerrar un cerco para que el monstruo no entre en el pueblo sin enterarnos. Aunque deberíamos preparar una zona donde luchar con el monstruo si viene.

Thaldein reflexiona sobre tus palabras.

-El cerco es bastante inviable. Tardaríamos demasiado en hacer algo efectivo, y ya estaría amaneciendo para cuando fuéramos por la mitad. Lo mejor que podemos esperar es que los grupos de vigilancia avisten a esa cosa a tiempo. Y sí, coincido en que deberíamos buscar una zona donde combatir. Y este granero -Patea uno de los leños carbonizados, sacudiendo la nieve que hay sobre él-, es tan buen lugar como cualquier otro. Quizás encender un fuego sea viable, y aunque no tenemos claro que esa cosa sea vulnerable ante las llamas, si se basa en un instinto animal no será diferente de otra bestia cualquiera. Y las bestias odian el fuego. Merece la pena probarlo.

Se gira hacia la linde del bosque, y luego mira a Rorar.

-Deberíamos reunir hojarasca, e iniciar una hoguera. Podríamos buscar en las reservas de leña que haya en las casas del pueblo. Tú puedes ir construyendo una estructura para ocultar la luz de las llamas y protegerlas de la nieve. Resmit y yo traeremos el combustible. Si viene esa cosa, debemos tener preparados algunos leños prendidos para defendernos contra ella. Con algo de suerte, y utilizando los escombros del granero para entorpecerla, puede que tengamos una posibilidad.

-Así me gusta. Venga, ya estáis tardando.

Rorar se pone a apilar los pocos leños que se han salvado del granero para crear una pirámide con la que proteger las llamas del viento y la nieve, así como para reducir la intensidad de la luz. En menos de media hora, Thaldein y tú habéis reunido la suficiente hojarasca y madera como para montar una buena hoguera, que no tardáis en reavivar de las brasas que aún quedan enterradas bajo los escombros. Vuestro plan, como habéis afirmado, es bastante frágil, pero la casualidad, el destino, o quizás el hecho de que ya ha comido suficiente esa noche, hace que la criatura no aparezca en ningún momento. Cuando el amanecer empieza a despuntar por el horizonte, los tres observáis la linde del bosque, en silencio. Han sido unas horas duras, pero ya ha pasado todo.

Y seguís vivos.

El resto de los norteños empiezan a reunirse con vosotros frente a la casa de Einar. Con la visibilidad que hay, ya no es necesaria una vigilancia tan estrecha, y podéis hacer repaso de lo ocurrido. En los ojos de todos se advierte cierto deje de cansancio, propio de aquellos que trasnochan, pero sus posturas son firmes e incluso se pueden advertir algunas sonrisas entre ellos. Lo peor ha pasado, y el thing decidirá, esa mañana, qué hacer. Puede que no sea demasiado, pero aquella luz matutina es un rayo de esperanza.

Ciertamente, este sentimiento se ve eclipsado cuando Thaldein, con mirada seria, se acerca a ti y susurra unas palabras a tu oído.

-Puede que esa cosa no haya regresado... Pero Hadar tampoco.

Los dos os miráis, en silencio. Allá, en la lejanía, la nieve desprende reflejos dorados al incidir los primeros rayos de sol en su blanca superficie.

La guardia por la noche tiene sus frutos, por suerte el monstruo no ha atacado, y los rayos del sol del alba asomando entre las montañas avivan nuestros ánimos. Apenas puedo abrir los ojos, cansados por la larga noche en vela; mi cuerpo frío no a sucumbido a la tormentosa y gélida noche y los primeros rayos de sol me hacen entrar en calor. 

Despego mi espalda de la pared de una de las casas con dificultad cuando la gente comienza a salir de la casa de Einar, miro a mis dos compañeros, cansados al igual que yo con una sonrisa.

Al menos estamos vivos para luchar otro día.

Rorar puede ser un bravucón y un bocazas, pero cuando se trata de proteger su aldea he de admitir que está mejor cayado, pero es un hombre honorable, por ello tiene mis respetos. Además, por lo que me han dicho, es como si hubiese perdido a un padre. Cuando no esto acabe y nos conozcamos mejor igual hasta no será tan idiota.

Obserbo a thaldein mientras se me acerca con curiosidad.

Es cierto, el Thing será hoy.

Nosotros le avisamos amigo, podemos agraceder a los dioses que nosotros no hayamos corrido la misma suerte, era joven e impulsivo, pero si tuvo suerte volverá a lo largo del día. Nosotros deberíamos descansar un poco, el thing será pronto y la amenaza aún no ha terminado.