Bedelia estalló en una carcajada y se tomó su tiempo antes de contestar.
-¡Ja! Parece que nunca dejas de sorprendernos. Está bien, te lo prometo. Tendré cuidado.
Extendió la mano sin llegar a estrecharla.
-Pero también espero la misma promesa de ti, porque si no no podríamos volver a encontrarnos. ¿Trato?
Dag esboza una media sonrisa, y luego aprieta tu mano.
Por mí lo dejamos aquí, a menos que quieras jugar algo más con él