Tú, sin embargo, conoces a tu amiga. Y sabes leer la expresión de sus ojos, aquel brillo tortuoso que refleja un infierno interno. No es que Will haya sido nunca una mujer de muchas palabras... ¿Pero qué ha podido resultar tan horrible como para que no pueda continuar con su relato?
Saga se mordió el labio, intuyendo lo que había detrás de su silencio.
-Algo se... ¿los comió?
Will niega con la cabeza.
-No fue la bestia, Saga -mira a la hedense con expresión desencajada-. Fue... Fui yo. Yo.
La última palabra muere en un susurro.
Fueron dos, tres, quizá cuatro segundos de absoluto desconcierto los que delataron su incredulidad antes de que fuese capaz de retomar la compostura y esconder la total repulsión que aquella noticia le causaba.
La había visto luchar, atravesar hombres de pecho a espalda y despellejar animales para alimentarse. ¿Pero Will asesinando a sangre fría y por la espalda? ¿Mientras dormían? Era una idea que no casaba. Sencillamente no encajaba dentro de aquel rompecabezas y en su mirada algo pareció descomponerse. Will era dulce, protectora, fiel. No una asesina. No de aquella manera. Y sin embargo, Saga tuvo que encontrar a la fuerza una justificación tras otra para evitar soltar su mano.
-Están mejor muertos -sentenció tras un silencio delatador-. Ellos nos atacaron. Mataron sin piedad a gente inocente e indefensa. A Wendell, a Torf y Hägger, y sin contemplación. No dieron oportunidad de rendirse ni de huir. Si nos hubiesen capturado con vida nos habrían hecho cosas peores... Están mejor muertos -repitió, queriéndose convencer de ello. Y cada vez sus palabras sonaron más firmes y más ciertas-. Están mejor muertos, ¿me oyes?, y alguien, algún viajero o alguna otra caravana, lo agradecerá sin saberlo. Yo habría hecho lo mismo si hubiese podido, Will. No merecían nada mejor. Eran animales sin escrúpulos.
Will percibe el silencio de Saga. Nadie con un mínimo de empatía lo habría pasado por alto. Para ella, compañera de viaje y de fatigas, aquel silencio resulta revelador. Para cuando Saga termina de enunciar sus pensamientos, Will está sollozando, sus hombros convulsionándose de forma rítmica y reveladora. Ni siquiera parece importarle que el resto esté allí presente. Cuando habla, su voz parece dirigida únicamente a Saga.
-Lo eran -responde, su voz quebrándose cada pocos segundos-, ¿y qué? No dudé por un momento. Les culpaba de tu muerte. Les culpaba... De todo. Les maté, ¿y sabes lo peor? Me sentí bien. No me tembló la mano. Lo disfr... Oh, Saga...
Se lleva las manos a la cara, incapaz de contener el llanto, o de pronunciar más palabras.
Ashe da un paso adelante, y coloca una mano en el hombro de Will, justo en el lado contrario al que se encuentra Saga. Aquel gesto amable casi parece una intromisión, como si al haberlo hecho hubiera entrado en una escena vedada para ella, como si ella, una extraña, se hubiera interpuesto en un momento íntimo reservado solo para los ojos de la hedense.
-No desesperes. El norte es duro. El norte nos transforma.
Su tono, aunque seco y cansado, tiene una cierta nota compasiva, casi amistosa.
La rodeó con los brazos, firme, igual que ella había hecho infinidad de veces cuando su mundo se venía abajo emborronado por recuerdos que se tornaban en pesadillas y pesadillas que más tarde parecían tan vívidas como recuerdos propios.
-* Will. Will, escúchame. Eso no te hace una mala persona; es imposible que tú seas una mala persona. Estabas sola y perdida. Desesperada -recalcó, sujetándola por los hombros y casi obligándola a mirarla. Tomó su rostro con ambas manos-. No me importa si está bien o mal. Querían violarnos, vernos sufrir y gritar y rompernos en mil pedazos. Pero estamos vivas. Estás conmigo y todo va a estar bien, ¿vale? Estoy aquí y esta pesadilla se va a acabar... Llora, grita todo lo que necesites; sácalo fuera. Deja que se vaya...
*Me paso al Taravz y que le den al resto (por si estaban poco excluidos de la conversación / escena)
La hedense miró a Ashe brevemente y después abrazó a su amiga con firmeza. Dejó unos segundos pasar antes de hablarle de nuevo, esta vez en el idioma nativo de Dwäholf.
Ninguno parece tener ni idea de lo que acaba de decir Saga. El idioma es gutural y sonoro, lo que acompañado por los gestos que traza la hedense, lo convierte en un exótico método de comunicación. Will no responde, pero tras unos minutos empieza a calmarse. Aquel momento de fragilidad, aquella vulnerabilidad, queda pronto enterrado bajo una postura incómoda. Claramente la joven no se encuentra a gusto mostrándose así ante completos desconocidos. Cuando ha conseguido recuperar la entereza, retoma su relato con voz temblorosa.
-... A la mañana siguiente, me desperté con una mano agitándome el hombro. Había dormido en una de sus tiendas, arropada con una de sus pieles. Cuando me incorporé, me di cuenta de que lo que había hecho. Allí estaban todos... -parece a punto de quebrarse otra vez, así que se apresura a cambiar de tema-. Pero el hombre que me despertó no parecía extrañado. Se presentó como Ziu. Me dijo que había estado siguiendo de cerca a esos hombres. De alguna manera, había deducido todo lo ocurrido solo con mirar la escena. Me ofreció su ayuda, sin pedir nada a cambio. No sabía qué hacer... Así que le dije que sí.
Se aparta un poco de Saga y enjuga sus lágrimas en la manga de su camisa. Al final consigue volver a alzar la mirada, aunque la vergüenza impide que pueda fijarla en ninguno de vosotros. En su lugar, simplemente se dedica a observar un punto indefinido en medio de la pared.
-Estuve con él durante todo el día, siguiéndole embotada, sin preguntar siquiera a donde me llevaba. Por la noche, me dio indicaciones para preparar un refugio, usando la excusa de que era manco para limitarse a observar mientras yo trabajaba. Fue... Una compañía difícil. Me trató con algo de dureza, pero no puedo reprochárselo. Porque me ofreció ayuda desinteresada. Y gracias a ello estoy aquí.
Hace una pausa y vuelve a mirar a Saga. Baja la voz.
-Fue él quién me habló de la bestia. Me dijo que había visto una sombra cerniéndose sobre estos bosques. Que ninguno de los dos estábamos destinados a combatirla... Pero que nada me impedía intentarlo.
Bedelia se removió, incómoda ante la idea de ver sufrir a Will y no poder hacer nada para remediarlo. En un par de ocasiones levantó la mano con ademán de acariciar a la mujer y las dos veces la volvió a bajar junto con la mirada y los labios contorsionados en una mueca.
No estaba segura de que pensar sobre lo que había hecho, no con la visión que tenía la sureña del asesinato, pero Will había perdido a Saga...Al menos durante unos días. El duelo resultaba doloroso, igual que las decisiones tomadas bajo su influjo. Pero el honor en el norte lo era todo, lo había entendido bien pronto aun siendo extranjera. Creía comprender cómo se sentía.
-Traeré algo caliente de beber. Te sentará bien.
Esbozó una sonrisa antes de levantarse. Habían llegado a un punto crítico en su historia, así que se dio la máxima prisa posible. No quería perderse demasiado.
Suponiendo que haya algo calentico (o que se pueda calentar) cerca, aunque sea sopa. Si no, avisa y modifico.
Will permanece pensativa hasta que Bedelia vuelve con una nueva infusión, momento en el cuál mira su taza con una media sonrisa. Ni siquiera ha bebido la mitad, pero aun así acepta la nueva taza que le ofrece la sureña. Es dudoso que haya terminado de entrar en calor, y la taza caliente entre sus dedos probablemente resulta reconfortante, al menos más que la otra, que ya debe de estar fría a estas alturas.
-Yo... No sé por qué estoy aquí, a decir verdad. Cuando supe el destino que os esperaba, no pude quedarme de brazos cruzados. Ziu me deseó suerte, pero dejó bien claro que él no intervendría. No llegó a explicarme por qué sabía sobre la existencia de la bestia, ni cuál era el verdadero motivo por el que había viajado a este lugar. Quizás debí haberle insistido en que me lo contara, pero estos últimos días han sido tan extraños que... Bueno, simplemente lo acepté. Así que entré en el círculo, esta misma noche, y él quedó atrás. Ya estaba oscuro cuando me topé con la familia. Me...
Tirada oculta
Motivo: Ocultismo Saga
Tirada: 1d100
Dificultad: 180+
Resultado: 36(+80)=116 (Fracaso)
Frigda interrumpe a Will, extrañada.
-Espera, espera. ¿Qué has dicho? ¿Qué es eso del círculo?
Will os mira por turnos, extrañada.
-El... Espera, ¿no lo sabéis?
-... ¿Saber el qué, Will?
Ashe se ha erguido, y su actitud es la de un gato que acabara de ver una sombra y se mantuviera alerta, dispuesto a saltar al mínimo indicio de peligro.
Will mira a Ashe. Luego a Saga. Se muerde el labio.
-Me... Me lo contó Ziu. No se ve desde aquí, hay que andar un poco. Pero si camináis lo suficiente, en cualquier dirección, empezaréis a notar que ocurren cosas extrañas. La nieve cae hacia arriba. No se oye ningún sonido. El frío se hace más intenso, y de vez en cuando se oyen cosas. Como... Susurros -al ver vuestras expresiones, retuerce las manos alrededor de la taza con nerviosismo-. El fenómeno rodea la zona a lo largo de varios kilómetros, trazando un círculo. Si uno lo atraviesa desde fuera, como yo, no pasa nada. Pero desde dentro...
El silencio que sigue a esa última frase podría haber durado apenas unos segundos, pero parece tardar una eternidad en romperse. Es Ashe la que al final toma la palabra, aunque en su voz ya se puede entrever el tono de miedo y resignación de alguien que sabe cuál va a ser la respuesta.
-... ¿Qué pasa desde dentro, Will?
Su voz es apenas un susurro.
Will toma aire.
-Si uno intenta atravesar el anillo de frío, vagará en la ventisca durante un tiempo... Y luego volverá a salir por el mismo lado en el que entró.
Frigda se lleva las manos a la boca. Ashe cierra los ojos. Las siguientes palabras de Will caen como una pesada lápida de piedra sobre vosotros.
-Estamos atrapados.