Partida Rol por web

Tras las dos broncas, primero con Eskol y luego con los Yormef, tus humos están tan subidos como para que ni la ventisca sea capaz de calmarlos. Por desgracia, y a pesar de que la buscas durante un rato, primero dentro de la linde del pueblo y luego en la sala común, no encuentras a Bedelia en ningún lado. Al preguntar, nadie parece saber dónde se ha metido... Lo cuál es extraño. ¿Acaso ha decidido salir del pueblo? ¿O es que está escondida? Quizás se ha metido en alguna de las cabañas, sola, para pensar o algo... Porque dudas de que esté tan loca como para salir ahí fuera sola, sin avisar a nadie.

O... ¿Y si le ha pasado algo?

Doy un resoplido tras salir de la sala común, mirando al suelo, el vaho enturbia mi vista unos segundos, pero aún tras haber estado buscando a Bedelia y sangre hervía en mi interior todavía. No paraba de pensar en la arrogancia de los yormef y en la pasividad de Eskol. Mi tez estaba enrojecida por la ira, el frío no era más brisa espesa que rozaba contra la superficie de mi cuerpo. La respiración, fuerte, parece casi un ronquido, como un animal enrabietado y que está apunto de embestir a su enemigo.

Maldito bastardo... y el otro... vaya gilipollas, tenía que haberle frito la cabeza con un rayo, haberle pisado la cabeza con un puño. Drunfo me la pagará por meterse donde no le llaman, no tiene honor alguno. Aun que se puede esperar de alguien que huye del juicio de las 10 espadas y que no es capaz de defender el honor de su familia cuando encuentra a su rival... Baahhh

¿Donde se habrá metido Bedelia? Llevo un rato buscándola y no la veo, ni fuera ni en el salón.

Miro al bosque, con la visión blanquecina por los copos de nieve que caen lentamente. Los árboles cubiertos por la nieve oscurecen el camino que a los pocos metros se vuelve oscuro al internarse en la arboleda.

No creo que se haya internado ella solo en el bosque...- mi mente se pone en blanco por un momento - ¿¡Lo yormef la habrán hecho algo para que hablará!? No creo, le deben demasiado, malditos desagradecidos...

Es entonces cuando caigo, golpeando el puño contra la palma de la mano, provocando que una pequeña avalancha de nieve se precipite ante mi desde el techado del umbral. Miro la nieve recién caída del suelo.

Ahora que me acuerdo, puede que esté con Ingrid, su casa está fuera del pueblo y por eso no está aquí. Pero le dije que teníamos que hablar ¿Por que se ha ido tan lejos...? 

Con el destino decidido piso la nieve CROFF, el pie se hunde y pisada tras pisada me dirijo a mi destino marcando un sendero en el suelo nevado.

La ventisca te asola durante todo el trayecto a la casa de Yngrid, que transcurre sin más incidentes. Aunque según te han dicho, está solo a media hora, tardas casi una hora en encontrarla. Cuando llegas allí, por desgracia, parece que no hay nadie.

Avanzo poco a poco entre los árboles, recordando como puedo el camino que recorrí la última vez, apoyándome en los tronco como búsqueda temporal del viento a medida que avanzo. Por fin en el claro donde se sitúa la casa de Yngrid, miro a alrededor, la primera vez nos esperaba con arco en mano, no me gustaría que se asustará y me disparara escondida en algún lugar. El crugir de la nieve acompaña mis pasos en cuanto acorto distancia hasta llegar a la puerta y golpear la madera con los nudillos mientras miro arriba.

Ya me pasó otra vez que casi se me cae la nieve del tejado encima cuando llamo a la puerta y esta vez estoy atento. 

Tras un segundos sin oír ruido me asomo por la ventana. Ni sonidos, ni luz, ni la presencia de un alma.

- Joder - digo mientras exalo fuerte. -  y encima vengo para nada...

Doy una vuelta alrededor de la casa por si viese huellas, por si encontrara por los alrededores y no darme el paseo en vano.

Si no encontrase nada, vuelvo al pueblo decepcionado y cabizbajo por la estupidez de venir aquí para nada. Aunque mirando el lado bueno, me sirvió para despejarme un poco y disipar en enfado.

No hay muchas cosas alrededor de la casa: Con la ventisca que hace, Yngrid habrá metido todo lo que esté utilizando dentro. En la parte trasera hay un barril roto y cubierto por la nieve, y en uno de los laterales encuentras los trozos carbonizados de algo que, a estas alturas, es ya irreconocible. Probablemente algo que Yngrid quemó hace unos días, a juzgar por toda la nieve que lo cubre. Aunque con la ventisca que hace, bien podría haber hecho la fogata esa misma noche, y estaría igualmente cubierto. No hay nada más reseñable fuera de la casa, y el interior está oscuro. Es cierto que podrías entrar a curiosear, aunque es más que probable que Yngrid se enfadara bastante si te pillara fisgoneando entre sus cosas sin permiso. Teniendo en cuenta el mismo recuerdo que te planteaste hace unos momentos, de Yngrid apuntándote con el arco solo por acercarte a su casa, dudas de que se limitara a insultarte.

Decepcionando por no encontrar nada vuelvo a la entrada y la miro, por instante pensé en entrar y esperarla, pero perdería el tiempo si Yngrid se quedara en el pueblo y después me vinieron imajenes de las cosas horribles que podría hacerme.

Mmmmm... mejor no. - No puedo evitar sacar una risa burlona.

Finalmente, me doy la vuelta y me pongo a caminar en dirección al pueblo, cabizbajo por la enorme camina que había echo y que ahora me esperaba sin resultado alguno.