Incluso ante la penumbra del crepúsculo, tras unos segundos reconoces sus rostros. Hombres de tu hermano, los dos. Al igual que otro de ellos, que en ese momento vigila la salida. Al igual que Gilden, el cuál se aparta de tu tío, girándose para sonreírte.
-No voy a mentirte, bastardo: Llevo esperando este momento muchos años...
Da un paso hacia ti, desenvainando su espada. A sus espaldas, tu tío cae al suelo, convulsionándose. El puñal, aún clavado en el centro del pecho, apenas se ve tras el torrente de sangre que empieza a formar un charco en el suelo. Sus se retuercen hacia arriba, en un gesto de pura agonía, mientras su boca se abre para soltar un grito mudo de dolor, que pronto se ve reemplazado por más sangre. Arquea la espalda y alza el brazo, en un último gesto desesperado por alcanzar la tenue luz que entra por la puerta.
Luego el brazo cae, y el cuerpo se queda quieto, desparramado en el suelo como el de un muñeco.
-¡Pagaréis por lo que habéis hecho, os lo juro por los Dioses!- gritó Thorir a la que cogía la otra espada de su padre, sentía como el odio y la furia corría por sus venas, sus ojos, antes llorosos ahora estaban encendidos, como si de una llama se tratase, fue entonces cuando Thorir agarró con fuerza las espadas y cargó contra los intrusos gritando de furia.
Aquella lucha no te favorece. Te superan en número, han preparado el terreno, tú estabas desprevenido y el cansancio y heridas acumulados de la batalla previa juegan en tu contra. A pesar de todos esos factores, logras presentar batalla con una fiereza y arrojo sorprendentes, llegando incluso a hacerles retroceder unos pasos. El rostro de Gilden, confiado y cruel, pronto empieza a desprender cierta preocupación. ¿Te han infravalorado? Haciendo honor a tu sangre, superas todas las barreras y, por un breve instante, casi da la sensación de que puedes llegar a vencer.
Entonces voces llegan desde fuera. Varios hombres se acercan a la tienda.
-¡Es el bastardo! -dice uno, probablemente uno de los hombres de Henrik-. ¡Se ha vuelto loco y ha matado a su tío! ¡Afirma que él es el verdadero heredero!
Al escuchar aquello Thorir miró hacia el exterior de la tienda, preguntándose que estaba pasando, tiempo que aprovechó Gilden para lanzar un ataque que le pilló desprevenido. El ataque lo esquivó por muy poco pero aquel primer ataque fue el primero de los muchos que vendrían, Thorir perdió la ventaja que había ganado y ahora se veía retrocediendo y parando los golpes a la desesperada, el cansancio empezaba a hacer acto de presencia.
Las voces pidiendo la cabeza del bastardo empezaban a sonar preocupantemente cerca de la tienda, Thorir no entendía nada de aquello, ¿porque los Dioses permiten esto?, pensaba mientras luchaba. Tras esquivar uno de los ataques, Thorir rodó por suelo y rajando una de las paredes de la tienda salió al exterior. El corazón le latía tan fuerte que parecía que le iba a estallar, buscó con rapidez un caballo y lo montó de un salto, no se lo pensó dos veces, y espoleó al animal tan fuerte como pudo.
Huye. Corre, escapa tan rápido como puedas. Aléjate de tu hogar, de tu gente, de tus raíces. Descastado, desheredado, condenado a una vida de fugitivo, a protegerse de los que tiempo atrás combatieron codo con codo junto a ti. Mientras los gritos se oyen a tus espaldas, los últimos rayos de sol despliegan tu alargada sombra hacia el horizonte. Las palabras de tu padre todavía retumban en tu cabeza, como si, aún vivo, las siguiera susurrando a tu oído. El odio, la rabia, la indignación, la tristeza... Reprime esas emociones y corre. Pues has de vivir un día más. Para recordar lo perdido. Para reparar lo dañado. Por el honor, por la verdad, por la justicia. Traga tu humillación y corre, más rápido, a un futuro incierto. Lame tus heridas. Líbrate de la antigua carcasa, transfórmate, crece, conviértete en algo más fuerte, más grande, más puro. Reclama el poder desde las sombras, alejado de la sociedad. Endurécete ante los insultos, el rechazo, el peligro de tus pares. Como un lobo solitario, como un pez a contracorriente, como una hoja seca volando en el viento. Solitario. Superviviente. Fugitivo. Justiciero.
Paria.