-Puede -se gira en dirección a una de las casas-. Se fue por allí.
Saga miró en la dirección que indicaba. Era ciertamente extraña la forma en la que había reaparecido Will, de la nada, pero... ¿Cuánta gente podía terminar en aquel pueblo perdido de la mano de dios en tan extrañas circunstancias?
-¿Puedes seguirme? Quizá... Siga en los alrededores. Es una insensatez alejarse demasiado.
Jorik no responde nada, pero camina hasta situarse a tu lado. Si es que caminar es la palabra correcta, pues sus pies no llegan a posarse el todo en el suelo. Mientras camináis en la dirección que ha señalado, en cierto momento se cruz con Will, atravesándola sin apenas inmutarse. Tu amiga se estremece, mirando a su alrededor con nerviosismo.
-¿Adónde vamos, Saga?
Vas a responderla, pero es entonces cuando adviertes algo en el suelo. Apenas visible, un extraño rastro de escarcha. Sería prácticamente invisible entre la nieve si no fuera por el extraño brillo que desprende. Al seguirlo con la mirada, descubres que acaba en una casa cercana. Un extraño patrón helado, igualmente brillante, decora la puerta por fuera, como una muda advertencia.
Y aunque no parece exactamente idéntico al aura profana que rodea a la bestia, su seña de identidad se intuye con claridad.
-Necesito que vayas a buscar a Bedelia, la sureña. Y a Ashe. Hay... Alguien estuvo aquí de madrugada, en esa casa.
En realidad es todo una excusa para juntar a mi harén.
Will te mira, extrañada, probablemente preguntándose por qué no vienes. Sin embargo, asiente en silencio.
-Ten cuidado. Hay algo que no me gusta...
Luego va a por las dos.
Pues a esperar, a menos que quieras charlar con Jorik (que es un gran charlador donde los haya)
Saga se quedó sola y por un segundo tuvo la urgencia de correr detrás de Will y... ¿Y qué? No lo tenía muy claro pero el miedo a que no volviese -un miedo absurdo, por otro lado, ya que sólo iba a buscar a Bedelia y a Ashe- casi le robó la cordura por un instante.
Miró a Jorik. Después se volvió hacia la puerta, pasando los dedos por la escarcha en un gesto en el que más bien parecía estar acariciando el aire. Parecía tan real y a la vez...
-Jorik, -comentó en alto, observando su figura traslúcida en la esquina de su mirada-. ¿Has visto a otros fantasmas además de Einar?
Se refería, por supuesto, a uno en concreto.
Tras unos segundos, Jorik responde con voz distante.
-No.
Asintió brevemente, para sí en realidad. No tenía muy claro qué había ocurrido o cómo, y ni una remota idea de por qué. Podía perfectamente haber desaparecido para siempre y no notaría la diferencia, pero esperaba que en algún lugar, en un rincón remoto de aquel espectro paralelo, siguiese con vida.
-Tengo un hermano -añadió-. Tenía. Es como tú y lleva... Más de diez años vagando al otro lado. También lo mató la bestia.
-Diez años -repite Jorik, frunciendo el ceño-. Sin ser reclamado.
Baja la mirada hasta sus manos, observando el resplandor verdoso que las recubre con curiosidad.
-¿Por qué negar lo inevitable?
-Los dioses le guardaron otro destino. Es gracias a él que he llegado tan lejos, y ayer... Ayer nos salvó de la bestia.
-... ¿Cómo?
Como para explicar su confusión, acto seguido se acerca a un árbol y lo atraviesa con su brazo, sin producir cambio alguno en este. Acto seguido te dirige una mirada interrogativa.
Se encogió de hombros, interrogante.
- No lo sé. Empezó a levantar avalanchas de nieve. Nunca había hecho eso antes.
-... Hay manera, pues. De actuar en el mundo.
No sabes si su expresión es preocupante o prometedora. Al menos ya no parece tan apático.
- Complicada, imagino, pero la hay.
Tuvo la sensación de haber dicho algo que no debía; Jorik no parecía haber sido el tipo de persona que se preocupaba por otros demasiado. Aunque, para ser justos, Andrel siempre había sido un metomentodo y luego había resultado totalmente diferente. Claro que también había estado en la edad de ser un impertinente...
Volvió el rostro hacia la cabaña del Jarl, escondiendo los brazos bajo la capa mientras se balanceaba ligeramente para repeler el frío. Will estaba tardando horrores.
-Sé que está por aquí... Por si le ves. Quizá te pueda explicar cosas que yo no puedo.
-Quizás.
Jorik no dice nada más.
Cuando quieras cerramos esta escena