El gigante asintió y alzó el trozo de comida que tenia en la mano, contestando de esta manera a Bedelia. No cabía duda que esas dos mujeres se habían jugado mucho por unos simples norteños, y fugitivo o no, el honor le obligaba a estar en deuda con ellas.
Thorir asintió y se llevó el puño al pecho en señal de respeto. -Tranquilas, aquí estaremos-