Drunfo mira a Eskol de soslayo luego se dirige a Thaldein.
-No digo de colocar un puesto en el techo, simplemente alguien podría estar junto a cualquiera de los puestos ya montados asomado al tejado. No creo que sea necesario que alguien este encima del tejado para poder observarlo. Y no se si habeis pensado en colocar antorchas, es posible que se apaguen, pero en el caso del tejado se podrían colocar paneles protegiendo el fuego de las inclemencias del exterior y eso sin duda ayudaría, ya que solo interesa que ilumine el tejado, no sus alrededores. De este modo con una persona más fuera seria suficiente para dar la alarma y otearía el tejado sin correr ningún riesgo extra.
Thaldein niega con la cabeza.
-No resolvería el problema del frío. El tejado está alto. Incluso aunque la persona que vigile solo esté asomada, el resto de su cuerpo estaría a... ¿Dos, tres metros del suelo? -señala hacia un punto, más o menos, a mitad de la pared-. Es cierto que el viento solo le llegaría por un lado, pero le llegaría igualmente. Habría que construir otro puesto más, el doble de alto y el doble de protegido que los otros dos que ya tenemos. Los paneles de las antorchas también son complicados. Habría que fijarlos bien para que no cayeran por los fuertes vientos y la nieve, y asegurarse de que no exponen la llama más de lo necesario. Es muy probable que aun así, se apaguen igualmente, porque la ventisca es muy fuerte, y a poco que entre un poco de viento... No digo que sea imposible, pero hay que dedicarle tiempo. Y como ya se ha dicho, hoy ya no nos queda mucho más tiempo, si queremos terminar con la empalizada principal. Quizás mañana.
La gente parece nerviosa. Que Drunfo haya señalado de forma tan evidente un agujero en el plan, y que Thaldein y Eskol se hayan apresurado a reconocer que este hace aguas por muchos otros lugares, no parece ser un discurso muy motivador. La moral parece peligrosamente baja. Dándose cuenta, el depuesto jarl de Sultünge se cruza de brazos, pensativo.
-Mira, como bien ha dicho Thaldein, tenemos que ajustarnos a lo que tenemos. Y lo que tenemos es un plan de defensa relativamente bueno contra una posibilidad muy probable, y un montón de teorías alocadas sobre lo que esas cosas, de las cuales sabemos bien poco por desgracia, podrían hacer. Pero no son más que eso: teorías. Apuesto un dedo de mi mano a que no son tan inteligentes como para trazar una estrategia de ataque, ni tan fuertes como para romper una de las paredes laterales, ni tan sigilosas como para asaltarnos por el tejado. Así que vamos a...
Un grito le interrumpe.