Tras diez minutos de búsqueda aceptas la realidad de que, para empezar, tu capacidad de seguir rastros es bastante nula, para seguir, tu estado actual de debilidad te impide concentrarte adecuadamente en la tarea y, para terminar, aunque no estos dos hechos no fueran tan dolorosamente obvios, te seguiría resultando francamente difícil seguir las pisadas de la liviana Bedelia, ya ocultas en la nieve. Cuando estás a punto de darte por vencido, una voz a tus espaldas te saca de tu estado actual de concentración.
-¿Qué buscas?
El niño te dirige una mirada desconfiada. En comparación a ti parece una hormiga.
Los pensamientos que atesoraba Drunfo le habían hecho perder la noción del tiempo. Encontrase con aquel niño le había sorprendido en cierta manera.
-Estaba buscando un rastro, me parecía sospechoso. ¿Y tú, que haces aquí fuera niño?
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El niño se encoge de hombros. A pesar de lo imponente que resultas, debe de ser una de las pocas personas que no se han mostrado nerviosas en tu presencia. Quizás una muestra de inocencia y falta de instintos propia de la infancia.
-Observarte. A mí el que me parecía sospechoso eras tú.
Te mira a los ojos durante unos instantes, con una mezcla de curiosidad y recelo, como si estuviera intentando comprender un peligroso enigma que sólo el conoce.
Drunfo le retiene la mirada, intrigado. Finalmente le acompaña con una mano en la espalda.
-Vamos dentro de la sala común, no deberías salir aquí fuera tu solo.
Dag se aparta antes de que llegues a tocarle. Cuando te mira, notas cierto brillo en sus ojos.
-Tú... ¿Tú fuiste el que mataste a Halki, verdad?
Drunfo suelta un suspiro.
-Ese asunto ya ha quedado zanjado con la gente del pueblo. Además, eres muy pequeño para entenderlo. Vamos dentro anda chico.
-¡No soy pequeño!
A pesar de lo cómico de su comentario, teniendo en cuenta que tiene que alzar el cuello hasta casi descoyuntarse para mirarte, en su expresión no hay ni rastro de humor.
Drunfo suelta otro suspiro de resignación mientras mira al cielo.
-Muy bien muchacho -Dice mientras se pone de cuclillas para estar cara a cara con el niño - ¿Que es lo que buscas? ¿Que quieres?
-Que pidas perdón. Bede y su amiga os salvaron, y no lo habrían hecho si fuerais malos. Pero hicisteis algo malo. Y cuando alguien hace algo malo, pide perdón.
-Ya he pedido perdón muchacho.
Siguió mirandole a los ojos.
-Mentira. Te oí en el juicio. "No pienso pedir perdón". Eso dijiste.
Drunfo vuelve a suspirar.
-Mira, supongo que eran tus amigos. Asi que lo siento, chico.
Dag asiente y sonríe.
-Te perdono. Y ahora... ¿De qué era el rastro que buscabas? Quizás puedo ayudarte.
La inocencia de un niño, que vana cualidad que tan pronto le fue arrebatada a Drunfo, junto con su infancia, no le deja sino una sensacion de pena y nostalgia al mismo tiempo.
-Estaba buscando unas pisadas de dos personas, pero con la ventisca parece que ha desaparecido. ¿Tu ves algo?
Dag mira el suelo durante unos segundos.
-No. La ventisca lo habrá tapado.
Tirada oculta
Motivo: Rastreo Dag
Tirada: 1d100
Resultado: 60(-25)=35
Drunfo se vuelve a incorporar y vuelve a poner una mano sobre el hombro del chico.
-No pasa nada, venga chico vamos dentro, empiezo a dejar de sentir los dedos. Por cierto, ¿Como te llamas?
-Daggon. Pero todos me llaman Dag.
Mira hacia el bosque, pensativo.
-¿A quién buscabas?
- Encantado Dag. No buscaba a nadie en particular, es solo que me habia preocupado al ver ese rastro. Espero que no sea nada.
Dag se encoge de hombros.
-Vale. Te veo luego.
Acto seguido corre hacia el gran salón. Tras unos segundos, decides seguirle.