-Te lo prometo. ¿Acaso no has tenido seis meses de felicidad en sus brazos, niña? ¿No lo has visto igual que recordabas? Puedo dártelo otra vez, sí. Cuando sea de nuevo joven, podrás tener cuantos Gilhems quieras. Y un castillo para vosotros dos en cualquier lugar, a salvo. Para siempre.
-No quiero cientos -dijo lanzando el amuleto al aire y recogiéndolo al vuelo-. Solo quiero uno.
Axelle miró fijamente al a vieja y deslizó la cadena del amuleto por su cabeza. Su cuerpo cambió de nuevo y en un instante volvió a verse estilizada y en forma.
-Júralo, júralo por esta criatura -dijo frotándose el vientre plano.
Axelle miró a la bruja por última vez con desconfianza y se internó en la espesura.