La sonrisa de Bedelia se apagó con rapidez hasta quedar completamente sería.
-Yo también espero no equivocarme...Ya no queda nada que podamos hacer aquí, así que buscaremos a Saga para salir. Creo que llegado el momento tendremos que proteger a Ahmel mientras se prepara, no sé hasta qué punto tendrá libertad de movimiento.
De repente, y de una manera tan brusca que les hizo chocar, Bedelia quedó clavada en el sitio y se giró hacia el norteño, todavía con aquella seriedad marcial incrustada en la cara.
-Thorir, confío en ti y te necesito de mi lado. No todo el mundo estará de acuerdo con lo que vamos a hacer, pero es absolutamente imprescindible que ese ritual se realice.
El rostro de Thorir se volvió serio e implacable, miró a los ojos de la sureña, -Tienes todo mi apoyo, te doy mi palabra- dijo el noble apoyando su mano en el hombro de Bedelia.
Bedelia sonrió y apoyó la mano en el hombro, encima de la de Thorir. A pesar de no llevar demasiado tiempo juntos sabía lo que significaba el honor y una promesa para aquel hombre, así que pudo respirar un poco más tranquila.
Asintiendo nuevamente reemprendió la marcha.
Sin añadir nada más Thorir se limitó a seguir a Bedelia en su camino.