-¡Quítame las manos de encima, idiota! ¡Estáis cometiendo un terrible error!
Ahmel se libra del agarre de Will justo cuando este se encuentra ya fuera de la cabaña.
-¡Tengo razón, y lo sabéis! ¡Nos condenaréis a todos!
Will entra en la casa y se gira para dirigirle una sonrisa congelada.
-Quizás, pero que se le va a hacer. Ya sabes, "cabezonería femenina".
Acto seguido le cierra la puerta en las narices. Ahmel sigue gritando cosas desde fuera, pero ninguna le escucháis. Will te dirige una sonrisa.
-Creo que casi lloro cuando has dicho que se fuera.
La mano de Saga aflojó el agarre de su daga. Había estado a un segundo de clavar el arma sobre la mesa en un despliegue agresivo con intención de amedrentarle demostrando de lo que era capaz de hacer. Pero Will se había adelantado, manejando al tipo con un despliegue de elegancia que a ella le empezaba a fallar por falta de paciencia.
No tenía duda alguna de que iba a emprender acciones. Y tampoco le cabía duda alguna de que habría quien la defendiera.
-Yo también. Espero que esto nos salve el culo a todos porque sino, no habrá merecido la pena semejante suplicio. -Le sonrió antes de volver a sus páginas y añadió-. Qué bien te ha quedado la despedida.
Estuve a punto de dejarte las instrucciones en notas, pero le ha quedado tan guay que me callo xD #teamwill
-Tengo otras dos o tres si le apetece volver a dar la brasa.
Por suerte, parece que Ahmel no está dispuesto a permanecer mucho tiempo en la ventisca, porque pronto su voz se deja de oír. Se habrá hartado y habrá decidido volver a la sala común, a quejarse a Ashe o algo.
Mientras, tus ojos vuelan por entre las páginas de tu libro. Ahmel se ha llevado el suyo, pero no lo necesitas: Todas las respuestas están ahí, frente a ti. No tardas mucho en encontrarlo: "Estudio sobre las estructuras narrativas de la tradición épica en los Yermos: El rito del círculo cerrado". ¡Sabías que lo habías visto en algún lugar! Según lo vas leyendo, sin embargo, nuevas preguntas aparecen en tu cabeza. En el centro de la página, un diagrama dibujado:
Poco a poco, entiendes. El círculo. Una serie de clichés que se repiten en multitud de leyendas a lo largo de toda la tradición escalda. La entrada explica los componentes comunes de la estructura, que solo define algunos parámetros generales sin centrarse en los detalles, los cuales varían de historia en historia hasta el punto en el que el parecido entre algunas de ellas sería completamente invisible para todo aquel que no supiera donde mirar.
Para empezar, un enemigo. Una fuerza oscura, un obstáculo principal que los protagonistas de la historia deben superar. El epicentro de la historia, la razón del conflicto, el origen de la leyenda. Alrededor de dicha fuerza, diez entidades. Personajes o elementos que encajan en roles predefinidos, cada uno diferente y esencial. Los únicos con la capacidad de alterar la catástrofe, los únicos que pueden alterar lo inevitable. Sus acciones, su misma presencia, dicta el desarrollo y el desenlace del relato. A su alrededor gravitan otra serie de elementos y estímulos, que les hacen reaccionar e influyen en sus decisiones, pero que en última instancia no son más que decorado. El papel que toma cada rol difiere en las distintas historias, pero hay patrones que suelen repetirse. Sin embargo, la única constante en todos los relatos es la intervención, de un modo u otro, de todos los actores.
De los diez.
De lo contrario, el desenlace es siempre trágico. El círculo debe cerrarse.
En cuanto a los papeles en sí, cada palabra está escrita en Arkes antiguo... Pero quizás pudieras traducirlas.
No voy a decir nada más, aviso. El resto es cosa tuya ;)
Todo encajaba. ¡Tenía sentido! Desde la mención de Will hasta la extraña congregación de forasteros que sin sentido alguno habían terminado allí. Claro que Saga no llegó a esa conclusión de seguido.
Empezó leyendo y anotando, igual que cuando era niña y se había propuesto ser la mejor cuentahistorias del pueblo, y después de la frontera y, poco después, de todos los Yermos. El sueño no había durado mucho, ya no recordaba por qué -quizá por la volatilidad de la atención de un infante-. Pero las ganas, la pasión por todo aquello seguía latente manifestándose de formas diferentes a lo largo de su vida. En aquel momento resplandecía como un sol veraniego sobre la nieve.
Poco a poco el mundo a su alrededor empezó a disolverse, como si no existiese nada más que ella y aquellas páginas y el secreto que ocultaban. Will podía escucharla murmurar, ir de historia a historia en busca de conexiones y patrones. Traducir los nombres, darles sentido, significado. Tiras de los hilos correctos hasta que la certeza fue absoluta.
Posó el lápiz de grafito con lentitud, alzando la mirada hacia Will en un momento de absoluta certeza y paz. Encajaba.
-Will. Will, lo tengo.
Y no sabía si sonreír o llorar, o gritar o cantar. Pero lo que sí hizo tras unos segundos de desconcierto fue levantarse de golpe, cerrar el libro y agarrar sus cosas.
-Vamos. Hay que decírselo a Ashe; no hay tiempo que perder.