Partida Rol por web

—Uy, sí, orgullosísimo —replico a Ethan, formando una mueca jocosa—. Tanto como para dejarlo pudrirse acá, diciendo que estaría mejor así. ¡Ni como puesta a prueba se hace eso! ¡Había otras formas de hacerse el sabio!

No quiero seguir rezongando, menos delante de un Nathan que necesita urgente comer algo y... ¿dormir? No sé si es dormir lo que precisa, tal vez sólo comer. En serio no me gusta verlo así de chupado.

—Ey, ¿tienes hambre? —Le pregunto, con dulzura—. ¿Tienes frío? ¿Sueño? ¿Necesitas abrigo? ¿Quieres que te prepare té?

¿Qué estoy diciendo? ¿Cómo voy a poder prepararle un té aquí? ¡Y dónde está Jules! ¡Quiero irme de acá ya!

—Key, se supone que soy yo la que habla de más. No necesitas lamentar nada. ¿Por qué no aprovechas y dedicas el cien por ciento a tu juramento paladinoso? ¿No era eso otra cosa que querías? Tampoco creas que eres la única que no consigue todo lo que quiere. Una vez me case con él, mis días de combate y aventuras habrán terminado. Es cierto que se viene otra etapa incluso más bonita, pero... Es difícil decir adiós a las espadas, al menos por un tiempo. Tú encárgate de eso por mí. Vive un montón de aventuras y cada año, cuando celebremos nuestros cumpleaños, nos visitarás en el Retiro para contárnoslas. Y quién sabe, puede que en alguno de esos periplos conozcas a tu príncipe encantador.

Me gustaría llamarle Naomi en tu honor —vuelvo a ver a Uwyn buscando aprobación antes de seguir con Noelee—, puede que sea suficientemente distinto para que me lo perdone.

—¡Anda, como la novia de Pyros!— comenta Saya, divertida.

Eimi se interesa por Lianne, quien está despidiéndose de su difunto marido con un beso cargado de anhelo.

—El día que muera espero que Estigia me ofrezca trabajar a tu lado, mi amor. Hasta entonces viviré con la cabeza bien alta— promete la felina.

—Espero con ansias el día que te reúnas conmigo, Lia— responde Frank con una sonrisa, y ambos vuelven a besarse.

Igual de emotiva es la despedida de Damian y su hermana Hannah, quienes se abrazan. Ésta se gira hacia Saya.

—Cuida de mi hermano y que tengáis hijos fuertes, sanos y valerosos.

—Uy, sí, orgullosísimo —replico a Ethan, formando una mueca jocosa—. Tanto como para dejarlo pudrirse acá, diciendo que estaría mejor así. ¡Ni como puesta a prueba se hace eso! ¡Había otras formas de hacerse el sabio!

 Ethan suelta un suspiro.

—Supongo que me merezco ese reproche. Entiéndeme que prefiriera mantenerlo conmigo a dejarlo en manos de una mujer que aparentemente no sabía nada de mi hijo, y más sabiendo que ha sufrido mucho en la vida. Me precipité al juzgarte, señorita, y me disculpo por ello.

—Haya paz, estoy seguro de que mi padre tendría buenas intenciones— interviene Nathan.

Miyu se interesa por Nathan, quien le responde con una sonrisa.

—Gracias, cariño, pero estoy tan cansado que no tengo hambre.

—Key, se supone que soy yo la que habla de más. No necesitas lamentar nada. ¿Por qué no aprovechas y dedicas el cien por ciento a tu juramento paladinoso? ¿No era eso otra cosa que querías? Tampoco creas que eres la única que no consigue todo lo que quiere. Una vez me case con él, mis días de combate y aventuras habrán terminado. Es cierto que se viene otra etapa incluso más bonita, pero... Es difícil decir adiós a las espadas, al menos por un tiempo. Tú encárgate de eso por mí. Vive un montón de aventuras y cada año, cuando celebremos nuestros cumpleaños, nos visitarás en el Retiro para contárnoslas.

Keyleth esboza una sonrisa y abraza a Miyu.

—Tranquila, seré la espada y el escudo que cubra tu ausencia. No te fallaré, amiga mía.

Y quién sabe, puede que en alguno de esos periplos conozcas a tu príncipe encantador.

Ante ese comentario Keyleth se limita a sonreír. Sabe perfectamente que no podrá sacar a Nathan de su corazón pero no ve necesario volver a mencionarlo. Y tampoco lo ve necesario.

¿Es una despedida?

—Más bien un "hasta que el editor me dé un respiro"— ríe discretamente Creati.

Os disponéis a marcharos, y os llevaréis a Proyectil de vuelta por petición de Estigia. Antes de que os marchéis la Guardiana del Purgatorio os dirige unas últimas palabras.

—Antes de que os marchéis tengo una advertencia que haceros: una parte de las almas que tenía Urske se han desperdigado por el plano mortal, y pueden causar problemas a medio o largo plazo. Debéis estar atentos y ocuparos de ellas en cuanto sea posible.

Lianne muestra interés en la advertencia.

—Yo me ocuparé de vigilar, encontrar y expulsar esas almas. Supongo que necesitaré formación para tratar con ellas, espero poder contar con vuestra ayuda, Saya.

—Mi abuelo puede adiestrarte en su templo, está donde vuestro marido viajaba como mercader ambulante. Te indicaré en el mapa por dónde se encuentra.

—Yo también ayudaré con ese asunto. Trabajaré con Lianne— se ofrece Keyleth.

—Bueno, yo he cumplido con la advertencia. Proyectil, bonito, intenta no causarles demasiados problemas.

Proyectil ladra alegremente como respuesta a las palabras de su dueña original.

Jules procede con el ritual de retorno y tras un fogonazo de luz regresasteis al plano mortal, en el salón del gremio.

Los días siguientes empieza a volver todo a la normalidad poco a poco. Todo excepto Nathan, quien con su extrema debilidad apenas puede moverse y su apetito es bien escaso. Os empieza a preocupar su estado de salud, pues está al límite.

Una semana después de regresar del Purgatorio Miyu se levanta para atender a Nathan, pero no lo encuentra en su habitación. Por un momento se preocupa y va a buscarlo en la enfermería pero no está allí. Baja corriendo hasta el salón principal para preguntar a los demás aventureros y ve en una mesa una montaña de platos sucios, y a alguien comiendo sin parar mientras los demás observan incrédulos la escena. Cuando Miyu se acerca escucha al que está comiendo hablar mostrando un cuenco vacío.

—¡Otro plato, Berner, que aún tengo hambre!— exclama Nathan, quien empieza a verse más saludable.

A Nathan le llevaría una semana más alcanzar un peso saludable y ganar algo de fuerza, pero aún está lejos de alcanzar la fuerza que llegó a tener. Necesitará varios meses para alcanzar su mejor estado de forma.

Un mes después llegó la despedida de los chicos de la otra línea temporal. Guiados por Sanae, quien resultó ser hija de Eimi y Uwyn al igual que su hermano Lloyd, los chicos iban a viajar a una línea temporal en la que encajarían perfectamente. Lo único que dijo Sanae sobre ese mundo paralelo es que los equivalentes a ellos desaparecieron para siempre en extrañas circunstancias, y que el viajar hacia allí reequilibraría esa línea temporal.

La despedida fue muy dura, y hubo muchas lágrimas. Lo más triste es que Eloril no pudo estar presente ya que estaba en plena Guerra de Sangre en los Planos Infernales, junto a Farran y Megara. El athariense no pudo despedirse de sus hijos, aunque sí estuvo presente la madre de éstos. Auriel asistió desde la Ciudadela Arcana al enterarse de su partida y fue expresamente para despedirse de sus hijos de otra línea temporal.

Una vez se marcharon los chicos, la maga elfa se retiró sin decir una sola palabra.