Partida Rol por web

Llegamos antes de lo pensado, realmente el trol parecía saber lo que se hacía, señalándome las hierbas que debía recoger mientras él iba a por otras, así nos ahorramos bastante tiempo. 

En cuanto pasamos a ver cómo se encuentra Bran no puedo evitar deprimirme un poco de nuevo, el aire pesado caía sobre mis hombros... aun así parezco decidida, asintiendo a las palabras del trol -sin problemas- me acerco hacia donde está Ebisu mientras le acerco algo de agua a la boca a Bran, sujetando con una mano la cabeza, levantándola levemente y con cuidado. 

Tras varios minutos, el trol termina de preparar el mejunje y lo aplica sobre las heridas de Bran.

 Ya está. Esto hará efecto y curará las heridas, pero puede que le queden cicatrices. Debe descansar.

Bran abre los ojos lentamente, unos ojos inexpresivos y vacíos, sin vida.

 Dayla... lo siento, te he fallado...

Tras esas palabras cargadas de tristeza, vuelve a quedarse dormido.

Sostenía la herida mientras el Troll preparaba el merjunge y luego observe como Anko le daba agua. Todo esto era demasiado irreal, nunca pense estar en la pocisión contraría esta vez. PEro luego de que el troll le pusiera el menjunge a Bran, sus ojos vacios miraban a nada mientras balbuceaba casi las mismas palabras que yo pronuncie cuando por primera vez Elaira me ataco por sorpresa y quede igual de herido. Recorde aquel momento en que por primera vez Elaira o a decir verdad su personalidad implantada me ataco y quede herido en el suelo, por una extraña razon no pudo matarme. Estaba Igual de desecho y a decir verdad si esa semielfa no me fuera ayudado no estaría aqui. La cuestion es que no tenía fuerza para nada y lo primero que hice al despertar fue atacar a aque llas personas que me ayudaron. Me preguntaba si lo mismo pasaría con Bran.

Yo en aquel momento deseaba morir. Odiaba a aquellos que me habían salvado, quizas porque Elaira era el motor para mi deseo de vivir más que el sueño que tenía, claro que ahora no me sentía así, pero Bran pensará lo mismo que mi yo pasado o quizas pensará en algo diferente. Pero temia por mi destino y el de Elaira, era una mezcla caprichosa de Felicidad y Desastre, si los dioses planeaban muchas cosas porque permitian que una de ella importante para sus creaciones no se cumplieran. Sin darme cuenta aquel odio hacia este mundo que habia remitido en gran manera habia empezado a florecer de nuevo. Es como si el destino no quisiera que alcanzaramos la felicidad y cuando realmente lo haciamos como que nos engañaba y nos quitaba esa felicidad para disfrutar aún más de nuestra desidia.

Al pensar en eso tomo lo que solía ser la representación de una vida el Crystal que solía ser Dayla y lo miro con detenimiento y me lo pongo sin pensar. Quería sentir lo que Bran sentía ponerme en sus zapatos tan solo un instante y lo hice. Era realmente espeluznante perder a un ser que amas qe siempre ha estado cerca de tu corazon literal y figurativamente. Después de todo entendi que Bran era más romantico de lo que parecía.

Me quite el Cristal que lo puse en la mano de Bran y la cerré. No se porque, pero mi voluntad dentro de mi se concentro haciendose como un diamante, si es el destino que nos había deparado los dioses a mi y Elaira, no me iria sin dar pelea. me levante del lado de Bran y mire a Anko con una expresión de Rabia y determinación imbatible.

- Quedate al lado de Bran, Anko... digo volteandome y al darle la espalda asomo de mi pecho el pergamino con la técnica. Ya no podia posponer más el entrenamiento, debia empezar ya. Sabia que no parecia el momento, por eso no le comente nada y empecé a marchar un poco más adentro del templo buscando un vado o lo que pudiera ser un jardin que solia haber en esos sitios donde el reflejo del sol o de la luna entrase para crear un espectaculo de belleza.

En esos momentos no era capaz más de asentir con la cabeza y hacer lo que me decían. Casi no era capaz de pensar nada por mí misma, de decidir nada, por lo que me quedé ahí, mirando a Bran, ahora con el cristal que era... o había sido Dayla en la mano. 

Tenía las orejas agachadas, demasiado abatida, demasiado... ¿por qué nos había atacado ese Ángel Caído?, ¿qué quería ese...Zero?, ¿por qué eramos incluso menos que un mosquito molesto para él? ... muchas preguntas rondaban mi mente, y ninguna parecía tener respuesta. Hasta ese trágico momento ni siquiera había sido consciente de que los ángeles existían realmente, aunque fuesen caídos. 

Estuvisteis varias horas cuidando de Bran, hasta que el mejunje empezó a hacer efecto y el estado físico del caballero mejoró un poco, lo suficiente para que su vida no peligrase.

Entonces el Trol Filósofo decide cargar con él para llevarlo hasta el camino, y ya está porque "no quiere causar disturbios ni sustos a la gente", por lo que os tocaría a vosotros cargar con él hasta el monasterio y de allí coger un carruaje rumbo de vuelta al gremio. En el monasterio os encontraríais con Alex y un ya calmado Deekin, quien no tarda en ponerse muy triste al conocer el destino fatal de Dayla.