Partida Rol por web

Estaba pasándolo muy bien, cotilleando y conociendo las maneras de mis compañeras, en el fondo, me recuerdan mucho a mi en casa, siendo yo una de las mas cotillas de mi casa (junto a Victor), aquí eramos unas cuantas cotillas y esto era mas divertido aún. 

No pude hacer mas que reír a carcajadas, al ver a la princesa, a la que ni si quiera conocía, salir de la habitación de los chicos tan roja como un tomate. Después vimos llegar a Arkan, al que tampoco conocía, pero estaba segura de que el no era el afortunado en recibir el beso de la princesa, así que esperamos en la puerta a ver que sucedía, y entonces, sucedió, Nizel abrió la puerta, estaba completamente aturdido por lo que le había pasado.

Espiamos detrás de la puerta mientras Nizel le contaba lo sucedido a su compañero, me aguanté la risa, pero estaba claro que el misterio ya estaba mas que resuelto. Miré a la princesa y sonreí pensando en la situación.

Cuando el asunto estaba resuelto, volví a la habitación sin hacer ruido, por no levantar sospechas de los muchachos. 

-Puh...vale...- miré con ojillos llorosos a Auriel mientras asentía con la cabeza a sus palabras. Todavía me dolía el corazoncito después del desprecio de Shauriel (Anko entrando en modo dramas). 

Pero después de todo, algo que sin duda recorría mis venas era el cotilleo. ¡Y tenía una curiosidad que me moría por saber a quién había besado la joven elfa! 

No pude evitar soltar un silbido mientras miraba con una sonrisilla a Eleanor. -Bien hecho- le guiñé un ojo y volví a sentarme a lo indio donde estaban las demás sentadas. 

-Me alegra verte más relajada- comenté al ver a la felina reírse de esa forma sin poder evitar esbozar una sonrisa al ver el buen ambiente que había. ¿O era el alcohol? Bah, qué más daba. Cogí otra botella y me eché otro trago. 

-¿Quién gira ahora?- ya iba notando cómo la bebida despejaba mi mente y hacía que me preocupara menos por las cosas. ¡Sería una gran noche, lo presentía! 

Eleanor mira tímida a Anko.

 Esto... ¿No me tocaba girar la botella?

 ¡Esh verdá! ¡Venga, prinshesha, tira!

La princesa hace girar la botella, la cual tras 2 o 3 vueltas (la hizo girar un poco flojo) se detiene apuntando a Anko.

 ¿Ahora qué venía...? Oh, sí... ¿verdad o reto?

 Shi eshcoge reto puede ir ella mishma a por lash chuchesh de Milene... jijijiji.

-¡Toma!- exclamé animada al ver que al fin me tocaba hacer alguna cosa.

-Mmmmmmhhhh...- miré de soslayo a Shariel mientras esbozaba una sonrisa cómplice. Estaba claro que quería chucherías de esas súper especiales... pero sola resultaba un poco aburrido. ¡Molaría más todas juntas! 

 -Venga va...- tragué saliva de forma dramática para prepararme para el -¡RETO! Pero antes necesitaré unas copas más... 

 ¡OH! - intenta tapar el chillido de sorpresa con las manos.

 Intentad hacer menos ruido, aquí intentamos intimar - se escucha desde la otra habitación, donde escucháis a Keyleth reírse en voz baja. Parece que se lo están pasando bomba escuchándoos - Calla, tonta, se darán cuenta de que estamos bromeando.

Eleanor agacha un poco la cabeza.

 Pues... esto... - se muerde el labio inferior, un poco nerviosa y dubitativa - Eeehm... lo que ha dicho Lady Shariel, ve a sustraer dulces a la maestra del gremio, y nos lo traéis aquí.

 ¡Eh, de lady no tengo ná, y menosh aún borrasha perdía! ¡Ah, y nada de pedírshelo a Milene, tienesh que mangarlosh!

-¡Sí señora!- dije mientras me ponía en pie con la mano en la cabeza a modo de saludo. -¡Ya podrías unirte al juego Key!- elevé aposta la voz para que me oyera. Si tanto nos estaban escuchando, podría unirse de verdad... ¡Pero solo chicas! 

-Bien...- cogí una gran bocanada de aire para sentir más confianza y... -¡voy!

Me puse a caminar por los pasillos con todo el sigilo del que era capaz, en la dirección que habíamos tomado para ir a la habitación de Sean, pero esta vez cambiando un poco la dirección, buscando la de Milene. ¿Estaría durmiendo? Conforme me acercaba, iba aminorando el paso y agudizando el oído. 

Reí en la habitación al escuchar el reto. "Dulces, si!" pensé, y me puse en pie sin decir nada. 

Seguí a Anko en sigilo, dejando un buen espacio entre ella y yo, no quería que nos descubrieran, pero si quería saber donde se encontraban esos dulces que dicen. 

Se quedó con las ganas de saber qué habría elegido la princesa, seguramente alguna cosa inocente, ya fuese verdad o reto, pero Shariel se había adelantado a proponiendo ella misma que se escogiese reto y cuál. Menuda estaba hecha! Había metido a Anko en un buen lío, incluso si no conseguía las chuches, porque la ira de Milene si se enteraba del plan sería demoledora. Auriel estaba convencida de que si la Maestra se hallase en la tesitura de tener que elegir entre obtener unas golosinas o salvar a sus discípulos de una paliza, primero iría a por los dulces sin importarle que los otros siguiesen cobrando, y luego probablemente se las comería y tal vez después, solo tal vez, si no le quedaba gusa de ir a por más, les echaría un cable.

Rió para sí misma al pensar en ésto. 

Anko salió de la habitación y Nacilë fue tras ella. Desde luego las felinas sabían ser sigilosas, no como ella. Recordó un encargo en el que Eloril le permitió acompañarle en un asunto bastante peliagudo pidiéndole que no hiciese ningún ruido. Era importante no hacerlo, y de veras lo intentó, pero montó una... impresionante. Así que no. No les acompañaría al piso superior porque seguro la fastidiaría. 

-Por curiosidad princesa, ¿se permite algún tipo de ayuda en este reto?

Eleanor va a responder pero se adelanta Shariel.

 ¡Nonono, nada de ayudash! Nadie me ayudó a consheguir esha firma, al contrario, she me pusho lo másh difíshil poshible... y piensho vengarme de éshta.

 ¡Se supone que decido yo! Bueno, igual una ayudita pequeña sí, pero pequeña. ¿Vale?

-De acuerdo -asintió a Eleanor.

Salió de la habitación y comenzó a andar por el pasillo hacia las escaleras, aunque no subiría al piso superior.

Tenía intención de repetir lo mismo que minutos antes: observar desde la biblioteca lo que ocurría en el piso superior. Sería un poco extraño si su antigua compañera se hallaba todavía allí, pero tampoco era nada importante. 

Pensaba situarse bajo la habitación de Milene y lanzar el mismo conjuro para poder observar si la Maestra se encontraba en sus aposentos o si por lo contrario, Anko tendría el camino libre.

Anko se cuela en la habitación de Milene, y tanto Rasheda como Nacilë la siguen a una distancia prudencial, mientras Auriel vuelve a ubicarse donde antes.

No tarda en montarse un escándalo y salir Anko a toda prisa con toda una bandeja de dulces, y tras ella va Milene, furiosa y disparando esquirlas de hielo a la felina, quien esquiva todos los proyectiles de chiripa. La persecución transcurre por toda la sede del gremio, despertando a todo el mundo, teniendo su fin en la sala común, frente a la barra de la taberna.

Al bajar veis cómo Milene observa triunfal a Anko, completamente congelada y tiritando mientras sigue resistiéndose a soltar la bandeja de dulces.

 Anko, Anko... has quebrantado la norma más sagrada del gremio - afirma esbozando una sonrisa psicótica - Tu castigo debe ser ejemplar... pero como tengo sueño lo voy a dejar pasar.

Y dicho esto le arrebata la bandeja a la felina y se marcha, mientras la última va descongelándose rápidamente. Stacey y Shariel no pueden evitar reírse mientras que Eleanor pone sobre los hombros de la felina una manta.

Y ya no le quedaba mucho más a aquella memorable noche, y poco después una tras otra irían retirándose a sus habitaciónes. ¿O no todas?